La detención de Ibar Pérez Corradi
Cayó el “cerebro” del Triple Crimen y tiembla La Morsa
Ibar Pérez Corradi, presunto autor intelectual del Triple Crimen de General Rodríguez, fue detenido en Brasil, en la zona de la Triple Frontera, tras permanecer prófugo 49 meses. Aníbal Fernández y otros exfuncionarios K podrían quedar implicados
Luego de permanecer más de cuatro años prófugo de la Justicia argentina, Ibar Pérez Corradi, señalado como instigador del Triple Crimen de General Rodríguez en el marco de la causa de la mafia de la efedrina, fue detenido ayer en la ciudad brasileña de Foz de Iguazú, y ahora podría implicar a varios exfuncionarios kirchneristas, entre ellos al exjefe de Gabinete, Aníbal “La Morsa” Fernández. Es más, se estima que quedarían complicados los exsecretarios de Néstor y Cristina Kirchner, los hermanos Máximo y Miguel Zacarías.
Pérez Corradi apareció pelado, con más kilos y barba candado, tenía una identidad falsa, había intentado borrarse las huellas dactilares y, al verse sorprendido por los policías, no presentó resistencia. El arresto fue concretado en la zona de la Triple Frontera y luego trasladado a Asunción, Paraguay, donde hoy será indagado por el delito tipificado como falsificación de documentos de identidad.
La ministra de Seguridad Patricia Bullrich reveló que las autoridades de Paraguay comenzarán "de manera inmediata el proceso de extradición" de Ibar Pérez Corradi para ser sometido a la Justicia argentina.
El abogado paraguayo de Pérez Corradi, Carlos Rodríguez, confirmó que su defendido se hacía pasar por "José Fernández", una identidad argentina que justificaba con "un DNI falso".
Además, el exprófugo enfrentará un proceso por adulterar documentos de identidad, ya que habría pagado a una red de policías para obtener cédula y pasaporte a nombre de Walter Miguel Ortega Molinas, quien falleció el 24 de noviembre de 2002 en un accidente de tránsito en la ciudad de Fernando de la Mora.
Por otra parte, el abogado Carlos Broitman, un histórico defensor de narcotraficantes, entre ellos al colombiano Henry López de Jesús Londoño (alias “Mi Sangre”), quien representa a Pérez Corradi en Argentina, advirtió que su cliente “puede involucrar a gente y puede desinvolucrar a gente” con sus declaraciones a la Justicia.”Mi cliente es un blanco”, dijo el abogado al ser consultado sobre si existe peligro de que Pérez Corradi fuera asesinado por encargo de personas a las que “podría involucrar” cuando declare en la causa del Triple Crimen y del tráfico de efedrina.
En el país enfrenta varios procesos
Pérez Corradi estaba prófugo desde hacía más de cuatro años acusado de ordenar en 2008 los asesinatos de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, en la causa por la que cumplen condena a prisión perpetua los hermanos Martín y Cristian Lanatta y los hermanos Víctor y Marcelo Schillaci.
Los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci se fugaron el 27 de diciembre del penal de General Alvear y protagonizaron un raid delictivo entre Buenos Aires y Santa Fe, hasta que finalmente fueron detenidos en la localidad santafesina de Cayastá.
La causa por las irregularidades en la venta de medicamentos en la que Pérez Corradi está procesado por encubrimiento de lavado de dinero se encuentra en manos del juez federal Sebastián Casanello, mientras la la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado instruye el expediente por la extradición del financista a Estados Unidos. En tanto, la causa madre por el Triple Crimen sigue en manos de la jueza federal María Romilda Servini de Cubría.
Fue hallado culpable de encargar tres crímenes
El prófugo más buscado de la Argentina, Ibar Pérez Corradi, fue hallado culpable de ser el autor intelectual del triple homicidio, ya que según estableció la Justicia, fue él quien contrató a los hermanos Cristian y Martín Lanatta y a Víctor y Marcelo Schillaci para que cumplieran con el encargo.
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de Mercedes estableció que Pérez Corradi ordenó el asesinato porque Forza, Ferrón y Bina competían con él en el tráfico de efedrina, un precursor químico que en la Argentina aún era legal. Ambas bandas aprovecharon la laguna legal para venderla a bandas narco que la utilizaban para la elaboración de de drogas sintéticas de alta valuación en los países de primer mundo.
Se calcula que en esa época compraban el kilo de efedrina a laboratorios chinos e indios a 50 dólares el kilo y luego la revendían a los narcotraficantes (en su mayoría mexicanos) a 4.500. El negocio fue tal que la importación del precursor químico se multiplicó casi por once en sólo tres años, pasando de dos toneladas anuales a más de veinte.
Entre 2004 y 2007 los laboratorios que pidieron permiso para importarla al país pasaron de 1.000 a 6.000. Pero nadie en la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) dio el alerta.
La inacción ante semejante mercado hace creer a los investigadores que existió algún tipo de connivencia política que permitió el tráfico de efedrina. Sobre todo porque muchos laboratorios fueron aportantes para la primera campaña presidencial de Cristina Kirchner.