Alerta máxima

El agua contaminada mantiene en vilo a la región

Vecinos consumiendo agua de red no potable sin saberlo. Ciudadanos que se enferman sin conocer que la causa de su malestar está en su canilla. Deterioro paulatino de grifería y artefactos. Pago de un servicio que no funciona. Desprotección estatal y denuncias que se acumulan

Los efectos por el consumo del agua contaminada, que desde hace dos años vienen denunciando vecinos de Villa Castells y algunos barrios de Gonnet, también se registraron en Berazategui, a media hora de nuestra ciudad, donde la Justicia comprobó que el agua ofrecida por el servicio municipal no es apta para el consumo humano. También se certificó que la muerte de dos nenes por gastroenterocolitis en abril estuvo relacionada con el consumo del líquido.

En nuestra región, la desidia de la empresa prestataria del servicio de agua potable, ABSA, se manifiesta en forma de hipertensión, cálculos renales, dermatitis, y problemas urinarios. Es que el líquido que consumen miles de vecinos sería, desde hace mucho tiempo, no potable.

Sin embargo,fue hace poco que los habitantes de la zona lo confirmaron, cuando en septiembre el titular del Juzgado de Faltas Nº 2 de La Plata, Dante Rusconi, hizo lugar al pedido de una damnificada y ordenó analizar el líquido que ABSA brindaba mientras cobraba sus facturas con aumento: los exámenes determinaron que presentaba cloruro y el triple del máximo permitido de sólidos.

El juez emitió, como paliativo, una medida cautelar obligando a la prestataria a darles agua envasada a los vecinos afectados y unificó la primera causa iniciada por una particular con la de un grupo de frentistas de la zona de la República de los Niños. 

Ante las evidencias, y pese a que decidió apelar el fallo de Rusconi, la firma prestataria reconoció que el agua suministrada en esa zona no es potable y que la solución definitiva sería la construcción de un acueducto que lleve “agua superficial”. Ese proyecto, según ABSA, tendría un costo aproximado de 88 millones de pesos solo para el primer tramo que llega hasta Gonnet. No se contemplaría Villa Elisa ni City Bell donde, según los denunciantes, la contaminación estaría al caer. 

En rigor, lejos de ser un caso aislado, las denuncias se acumulan en la Justicia. “Lo que se suma ahora es que el señor dice que, la semana pasada, él mandó a analizar su agua de pozo, de perforación de su casa. Acá hay mucha gente que tiene perforaciones privadas que utiliza para las piletas. El resultado fue la presencia de una bacteria. Hasta el momento sabíamos que el agua no era potable debido a cloruro y a sólidos. Pero con lo que aportó este hombre, la napa, a la altura de su casa, presenta contaminación bacteriana, punto que ahora se sumará a la causa”, dijeron a diario Hoy los vecinos reunidos en la entrada de Villa Castells.

Uno de los frentistas, que dialogó con este medio, agregó: “Después de aquella reunión del 3 de octubre, en la que ABSA fijó un plazo de quince días para dar una respuesta concreta, convocaron a una reunión para el 17 y cuando llegamos no había nadie. Ningún representante de la empresa, ni de la Provincia. Ellos explicaron que están mezclando con agua que proviene de otro lado para disminuir los valores de sodio, pero me parece un artilugio matemático bastante mezquino: acá hay un problema de fondo. Se necesitan obras de carácter estructural y dejar los parches”.

Por su parte, otra de las vecinas destacó: “Es un promedio de mil pesos que estuvimos pagando hasta el fallo. En la reunión de mañana (por hoy) queremos que nos digan cuándo vamos a tener agua potable. Por otro lado está el tema de las cañerías: ellos mismos están diciendo que nos están dando agua mezclada de distintos pozos para tratar de que sea potable. No confiamos en esa solución”.

Cabe destacar que hoy a las 19, en las instalaciones de la delegación de Gonnet, habrá una convocatoria realizada por los vecinos a la gobernadora María Eugenia Vidal, al intendente Julio Garro y a los seis diputados provinciales de la región para poder encontrar una soución al problema.

Mariano, uno de los damnificados, afirma que tanto él como varios de sus vecinos están padeciendo los mismos problemas de salud, y no duda en responsabilizar al agua que se suministra en la zona. Problemas de riñones con cálculos renales y dificultades urinarias serían algunas de las patologías que más se repiten. “Muchos de los inconvenientes de salud que genera esta agua no son a corto plazo. En mi caso empecé con problemas renales hace un año y medio”, relató el frentista a diario Hoy. 

Todo indica que la polémica recién comienza.

TESTIMONIOS

Pablo (41):

“Los servicios acá son caros y hay mucha gente que no está informada. Entonces lo que esperamos es ver tiempos concretos de obra de la empresa y pretendemos que alguien se ponga en el lugar del vecino: el agua que tenemos, no se puede tomar. Queremos un Estado que se haga cargo de lo que le compete: garantizarnos la provisión de un servicio que es un derecho humano inalienable. Es tan simple como que de nuestra canilla salga agua que podamos tomar; ni más ni menos que tener el servicio por el que pagamos”.

Carlos (32):

“El objetivo de la reunión es que nos presenten el plan de obras y los plazos para saber cuándo vamos a tener agua potable. Ya hubo demasiadas dilaciones y nosotros seguimos sin poder utilizar el agua que sale de nuestras canillas más que para lavar ropa y bañarnos. Que no haya ido nadie a la reunión del 17 de octubre, fecha avalada por ellos, es una falta total de respeto, así que no aguantamos otra respuesta que no sean las obras y los plazos”.

Mariano (36):

“Tanta desinformación  hace que la gente no tome conciencia real de lo que está pasando. En primer lugar, el agua que tenemos acá de red es de pozo. Así que, si algún vecino cree que por tener un pozo propio va a solucionar el problema y tener agua potable, está equivocado, porque está tomando agua que tiene los mismos problemas o tal vez peores, que el agua de red. Y aquellos vecinos que crean que porque el agua es transparente se puede consumir, también están equivocados, al igual que quienes crean que hirviéndola la pueden consumir”.

Andrea (38):

“Lo que pedimos es tener agua potable ya. Pagamos impuestos muy caros por el servicio y no tenemos cloacas. El pozo que hicieron en Camino General Belgrano, frente a la República de los Niños, por ejemplo, no sabemos si tiene agua potable. Tenemos conocimiento de que todos los pozos están contaminados, entonces nos preguntamos qué haría que ese pozo no lo esté. No confiamos siquiera en el agua de los bidones”.

Carlos (75):

“Mi esposa sufría de presión baja y desde hace seis meses se convirtió en hipertensa. Yo tengo dermatitis. Este es un problema gravísimo que está afectando la salud de todos los habitantes de La Plata y no vemos en el horizonte ningún tipo de soluciones. Yo quiero saber quién se va a hacer cargo de solucionarlo, si la empresa, la Provincia o quién, porque no podemos esperar cinco o diez años para que lo solucionen. Nosotros estamos pensando en mudarnos”.

Riesgo e ineficiencia estructural

En La Plata, vecinos, concejales y hasta el propio Municipio reconocen el riesgo al que los estaría exponiendo ABSA, cuya ineficiencia estructural excede a zonas puntuales como Villa Castells y otros barrios de Gonnet, y se muestra en canillas, cañerías y cuerpos de los usuarios, que cada semana recurren a los hospitales a atenderse distintas afecciones relacionadas con la ingesta de agua.

La prestataria es parte demandada en todas las instancias judiciales. Entre las causas más resonantes, un grupo de vecinos de Tolosa y Ringuelet le iniciaron un juicio colectivo con el patrocinio de la Facultad de Derecho de la UNLP por cobrar el servicio de tratamiento de residuos teniendo una planta potabilizadora que no funciona como tal, con el consecuente envío de residuos cloacales sin tratar al arroyo El Gato. Esta causa actualmente está en la Corte Suprema.

Hay otro expediente por la obsolescencia de la planta potabilizadora de Punta Lara, y la Defensoría ciudadana de La Plata, a cargo de Monserrat La Palma, abrió un caso por los aumentos indebidos del año 2012. A esto se suman las causas que tramita el juez Rusconi.

La amenaza del arroyo El Gato

Para los vecinos de Villa Castells y otros barrios de Gonnet no pasa desapercibido que, muy cerca de donde sale el agua que llega a sus canillas, está el arroyo El Gato, que recibe todo el sistema de residuos cloacales de la región sin tratamiento alguno, ya que la planta potabilizadora, cuyo funcionamiento ABSA debería garantizar, es prácticamente inexistente.

“Ese es el problema principal del sistema cloacal, que no tiene una planta de tratamiento, y todo es arrojado directamente al Gato”, dicen. Al tiempo que advierten: “El tema de las cloacas nos preo­cupa porque, tarde o temprano, va a contaminar más el agua que salga de los pozos de toda esta zona”.

Para los frentistas, “no es casualidad que la semana pasada clausuraran la papelera que estaba vertiendo directamente los desechos al arroyo, y la mayoría de las industrias que están sobre la cuenca arrojan directamente todo ahí sin ningún tratamiento”.

El caso Berazategui: una triste réplica 

Envenenamiento. Ese es el destino que temen los consumidores de ABSA en la región. Y el miedo los traslada a menos de 100 kilómetros, a Berazategui, donde la Justicia comprobó que el servicio municipal de agua no la torna apta para consumo humano. De hecho, su ingesta habría sido la fuente principal del brote de gastroenterocolitis que en abril pasado afectó -según cifras oficiales- a 1.200 vecinos, entre los que fallecieron dos menores.

Por presunto “envenenamiento”, justamente el juez federal Luis Armella imputó al intendente de esa comuna, Juan Patricio Mussi.

Tal como reveló Hoy, del expediente se desprende que el suministro presenta “bajo nivel o ausencia de cloro”, además de altos niveles de bacterias y sustancias tóxicas que hacen “no potable” al agua y colocan a la población en riesgo de padecer “infección urinaria, diarrea, gastroenteritis, meningitis”. En tanto, por la presencia de arsénico, la hace pasible de sufrir “cáncer”.

Pero lo más grave de la situación es que, tal como informamos desde estas páginas, la comuna berazateguense estaba al tanto de que el agua “estaba contaminada y/o no era potable”. Así surgió de registros y estadísticas que van de 2011 a 2016, hallados durante la investigación judicial, pero que el gobierno de Mussi ocultó bajo siete llaves.

Frente a la pasividad del “Baroncito” (según identifican los detractores al menor de los Mussi), el viernes la diputada nacional de la CC-ARI, Elisa Carrió, le solicitó a la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, que intervenga “con urgencia” el suministro de agua potable en Berazategui, “por el riesgo real que se cierne sobre los habitantes, quienes mediante el consumo del agua suministrada por las autoridades de la Municipalidad están siendo víctimas silenciosas de niveles progresivos de contaminación física, con consecuencias imprevisibles”.

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