Escándalo de prostitución y droga sacude a gobernador K
Sergio Urribarri quedó en el medio de la polémica luego de que la monja Martha Pelloni denunciara la Trata de Blanca en Entre Ríos. Su hijo Mauro, involucrado en un caso de prostitución y droga que causa revuelo en tierra mesopotámica
La provincia de Entre Ríos suele ser conocida como la tierra del mate y el carnaval, pero en los últimos tiempos también ha sido noticia por hechos para nada agradables, como son la Trata de Blanca y la droga.
En el día de ayer, la monja Martha Pelloni, la misma que en los años ’90 supo ser reconocida por su labor en la lucha por conocer la verdad en la muerte de María Soledad Morales en la Catamarca de los Saadi, denunció una red de tráfico de personas en territorio de Sergio Urribarri.
La denuncia de Pelloni subraya el caso de una chica de 16 años que fue rescatada de las redes de esta mafia en la ciudad de Concordia, y que contó que en la misma “están implicados el hijo del gobernador (Mauro Urribarri), el senador (Enrique Cresto) y el jefe del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf)”.
Este hecho, que sacude a la política entrerriana, por estar involucrado el hijo del mandatario, quien este año aspira a ser candidato en Concordia, tiene a mal traer a uno de los hombres que aspira a pelear por la presidencia dentro del Frente para la Victoria.
Según los dichos de Pelloni, Mauro Urribarri sería la persona que lleva adelante el “regenteo” de prostíbulos. "El gobernador es el que está encubriendo porque tiene todo el poder en sus manos. Es terrible esta historia, la chica está escondida, está amenazada ella y la madre. Mientras tanto, no hubo reacción del gobernador, nada, nada”, señaló la monja.
El mandatario entrerriano, que habla en sus discursos de la lucha por la verdad y la Justicia, parece haberse quedado mudo ante la denuncia efectuada por Pelloni, y habría ordenado a todo el gobierno provincial no emitir palabra sobre el tema, esperando que el tiempo lo salve del vilipendio popular.
Hijos del poder
Los hijos del poder son un caso que siempre causa polémica en nuestro país, sobre todo por creerse inmunes al accionar de la Justicia y sentirse dueños de ser capaces de hacer lo que quieran sin tener nunca responsabilidad sobre sus actos.
Mauro Urribari, ya había sido con anterioridad nombrado en un caso de droga que causó conmoción en Entre Ríos. Cuentan que antes de las elecciones del 2013, el hijo del mandatario iba conduciendo su auto en cercanías de Gualeguaychú en compañía del senador Enrique Cresto, y habría sido encontrado en posesión de 20 kilos de cocaína.
Urribarri y Cresto, ahora enemigos políticos que pelean la intendencia de Concordia, en esos tiempos eran muy cercanos y compartían múltiples actividades. Desde Gendarmería señalaron que Mauro habría sido demorado pero no incomunicado, aprovechando la ocasión para llamar a su padre, quien habría dado vuelta la causa y salvado a su hijo del escarnio público que hubiera significado dicha maniobra.
Diversos medios provinciales le atribuyen incluso una supuesta participación en el caso al todopoderoso Sergio Berni, quien habría actuado como nexo entre Gendarmería y el mandatario provincial para tratar de hacer “zafar” al hijo del poder de las consecuencias judiciales que le habría traído el caso.
La historia que se mantuvo meses oculta por las presiones ejercidas por el poder, es la comidilla del poder político local, y sale a la luz ahora por el conocimiento nacional que le dio la hermana Martha Pelloni a un caso que amenaza con romper por los aires la paz política entrerriana.
Un delito que no para de crecer
La Trata de Blanca envuelve anualmente a miles de víctimas del tráfico y comercio sexual, en uno de los hechos alarmantes de la Argentina de hoy, plagada de los peores vicios mundiales, que crece sin que se haga políticas desde el Estado para el control y persecución de un delito tan vil y deleznable.
Las estadísticas sobre la trata de blanca en la Argentina no son muy confiables para los organismos internacionales que se dedican a la investigación de este aberrante delito, pero según lo que muestran estas, se refleja que al año desaparecen en nuestro país alrededor de 600 mujeres víctimas de este delito.
El modus operandi es siempre el mismo. Sea por "entregadores" o por "inteligencia" propia, "marcan" a la chica que les interesa para someterla a explotación sexual. Luego, en un operativo comando la "levantan" en un vehículo y de inmediato, por medio de la violencia la hacen tomar conciencia de su flamante condición de esclava. Para facilitar el traslado, se valen de somníferos u otras drogas. Cuando la víctima recobra su lucidez ya está en manos de regentes de prostíbulos donde de inmediato la obligan a comenzar a "trabajar".
Pasado teñido de blanco
En agosto del año pasado, la política entrerriana se veía sacudida por la noticia de que el chofer del gobernador Sergio Urribarri, Marcelo Alejandro Acosta, era detenido en la provincia de Santa Fe con 20 kilogramos de cocaína ocultos en su vehículo.
Luego del hecho, diversas fuentes de Gendarmería, se encargaron de afirmar que Acosta sería un emisario de la banda de Los Lagartos, con sólidos vínculos con la banda rosarina Los Monos, y que a través de allí se hacía un tráfico de estupefacientes en todo el litoral argentino.
Distintos personajes ligados a Urribarri, remarcaron en su momento que Acosta era el chofer de mayor confianza que tenía el gobernador dentro de la flota de choferes, y que era quien mayormente lo conducía de un punto a otro de la provincia. El suceso llamó la atención por la magnitud de la droga encontrada y por las cercanías con el poder del principal involucrado, quien tenía acceso a altos lugares del poder entrerriano y manejarse con una arbitrariedad más grande que la normal.
La conmoción por el hecho fue tan grande, que obligó a que el gobernador decidiera peritar todos los autos que había manejado Acosta en el gobierno y se dictaminara que no hubiera ningún tipo de rastro de droga en ellos.
