Espinoza: la soberbia de la mentira


El jefe comunal de La Matanza busca ser gobernador de la provincia, y para eso no tiene empacho en construir toda una farsa alrededor de su gestión en un municipio donde lo único que ha aumentado ha sido la pobreza, la miseria, la droga, la delincuencia y la falta de trabajo

Fernando Espinoza, intendente de La Matanza, se encuentra en plena campaña política en su intención de reemplazar a Daniel Scioli en el sillón de Dardo Rocha, de allí que no tenga pruritos a la hora de destacar logros de su gestión en la comuna del conurbano bonaerense, que lejos están de congraciarse con la verdad.

Uno de los caballitos de batalla que levanta el alcalde kirchnerista, es el de supuestamente haber “reindustrializado” a una ciudad que “estaba en la quiebra” tras el paso “desalentador del neoliberalismo en los años ‘90”, y que con la llegada de Néstor Kirchner al poder se puso en pie nuevamente.

Quien conoce a Espinoza de esos años, remarca que durante toda la era menemista no hizo más que apoyar las decisiones del riojano y que lejos estuvo de efectuarles críticas a su accionar, y que fue además uno de los más conspicuos defensores de Eduardo Duhalde en la provincia de Buenos Aires.

El actual presidente del PJ bonaerense, que se ha convertido con el correr de los años en un sello de goma que no representa a nadie, parece no reconocer una realidad que estalla ante la vista de cualquier persona que recorra las calles de la populosa ciudad bonaerense.

La imagen que tiene aquel que pisa La Matanza, es la promiscuidad arrasada por la miseria, la falta de oportunidades, de escasez de trabajo digno que sirva para el crecimiento personal y familiar, de un aumento colosal de la fabricación y consumo de drogas, donde el juego hace estragos entre la población, con un aumento exponencial de la prostitución y con un nivel alarmante de inseguridad que no para de crecer con el correr de las semanas.

La Matanza supo ser hace unas décadas atrás un lugar estratégico de la producción nacional, con una industrialización creciente, donde las oportunidades sobraban, y que tras el paso de Martínez de Hoz durante la última dictadura militar, no se pudo recuperar y volver a ser aquello que alguna vez supo llegar a ser, un emporio industrial con grandes masas de trabajadores.

Hoy, más allá de alguna empresa metalúrgica ligada a los amigos del poder, la producción nacional no se ha fijado en este distrito del conurbano bonaerense, que sufre con creces la dejadez y las falsas bondades de la mal llamada década ganada.

Todo esto sin embargo no sirvió para que ayer a la noche en un programa periodístico de cable, el intendente se mostrara confiado en sus posibilidades de llegar a la gobernación, y en asegurar muy suelto de cuerpo que “Julián Domínguez es uno de los candidatos oficiales, pero yo voy a ser el próximo mandatario provincial”.

Otro de los retratos que quedan marcados en las retinas de los que visitan La Matanza, es el amplio predominio del clientelismo político como forma de conseguir sumar voluntades al proyecto político del alcalde local, La falta de trabajo genuino, elevó el nivel clientelar, que se ve con un crecimiento cuantitativo de las villas miserias que sumerge a miles de argentinos a lo más inhumano de la pobreza y la miseria, sin advertir condiciones al corto plazo para poder salir de ella.

El deficiente estado educativo de la ciudad, con escuelas que se caen a pedazos y que han tenido que desdoblar las aulas para atender a sus alumnos, haciendo que algunos grados concurran ciertos días de la semana y otros grados tengan que ir otros días, ha llevado al máximo una situación de inequidad difícil de explicar con palabras.

Ante todo este marco, la oposición se encuentra perdida, guardando un silencio por demás llamativo no advirtiendo a la sociedad sobre el monstruo social en que se ha convertido La Matanza, con un modelo político que en caso de replicarse a nivel provincial, puede hacer naufragar al principal distrito político de la Argentina.

Espinoza, que se siente un “soldado de Cristina” como ha remarcado en varias entrevistas, asevera que la Jefa de Estado puede ser candidata a todo porque va a ser ella la que conduzca este proceso político más allá de los nombres circunstanciales que puedan estar al frente del mismo, descartando a Daniel Scioli como una opción sería de poder al kirchnerismo.

La altanería de la falsedad esgrimida por el alcalde matancero, pone a la política bonaerense en un serio apriete, ya que si este oscuro personaje puede acceder a lo más alto del poder provincial, deja en evidencia la poca instrucción y calidad política que reina en la clase dirigente argentina.