Ministerio de Seguridad: precarización, edificio en ruinas y trabajadores entre alimañas

Trabajadores de la cartera bonaerense denunciaron a este medio que las condiciones en las que se encuentran “dejan en evidencia que no se toma a la seguridad con seriedad”. Los empleados estatales deben trabajar entre ratas y alacranes venenosos

El secretario general de la Comisión Interna del gremio Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) del Ministerio de Seguridad, Kobunco Araujo, realizó graves denuncias contra las autoridades provinciales con respecto de las condiciones de trabajo dentro de la cartera. Los empleados, enmarcados en la Ley 10.430 que rige para el personal de la administración pública, reclaman aumento salarial y mejoras de condiciones laborales, principalmente edilicias. 

“Desde que asumió esta nueva gestión hemos dado todos los pasos correspondientes para mantener el diálogo, sin embargo obtuvimos cero respuestas”, resaltó Araujo. Al mismo tiempo, aseguró que “nos han convertido en invisibles. Al ser una ínfima parte de los 93.000 efectivos de la Provincia no somos tenidos en cuenta en absoluto”.

El sindicalista contó que hay alrededor de 500 empleados repartidos en las diferentes dependencias de la Provincia, en algunos casos con casi 20 años de antigüedad, y cobran entre $12.000 y $13.000. En ese sentido, Araujo comparó estos salarios con los de un efectivo policial administrativo con un año de servicio, que cobra entre $16.000 y $17.000.

Según las últimas mediciones del Indec, una familia tipo necesita $12.489 para cubrir las necesidades básicas: alimentación, vestimenta y vivienda. En este marco, el sueldo de los empleados del Ministerio de Seguridad provincial, presidido por Cristian Ritondo, pone a los trabajadores sobre la línea de pobreza y, a su vez, los deja sin respuestas por parte de los funcionares, que multiplican casi 10 veces su salario.

Entre ratas y alacranes

Durante los primeros días de mayo se realizaron tareas de fumigación en algunas oficinas de la sede del Ministerio, ubicada en calle 2 entre 51 y 53. Después de eso, comenzaron a aparecer en el edificio roedores y hasta un alacrán venenoso, el cual fue capturado por los trabajadores, tal como lo confirmó Zoonosis La Plata. Como si todo esto fuera poco, cuando llueve las oficinas se convierten en cataratas y los empleados deben resignarse a continuar sus labores en esas condiciones.

“Al trabajador no se lo trata como a un ser humano porque, además de tener que conseguir un trabajo adicional para intentar llegar a fin de mes, lo cual hace que disminuyamos nuestra atención por estar cansados por la doble tarea, nos encontramos con una infraestructura edilicia deplorable”, contó Araujo, y agregó: “Tenemos que pagarnos el agua potable de nuestro pequeño bolsillo. Estamos trabajando en lugares húmedos, con techos que se llueven, paredes electrocutadas, alimañas, y todo eso deja en evidencia que no se toma el tema de la seguridad con la seriedad y el respeto que se merece. Somos invisibles”. 

Por otro lado, el gremialista agregó que, cuando se habla de Seguridad, el Ministerio no debería enfocarse solamente en “lo que se ve”, sino que existen otras áreas como Personas Desaparecidas, Defensa Civil o Guardavidas, que cumplen funciones indispensables. “Todos componemos la seguridad”, finalizó Araujo.