Otra pesada denuncia contra La Morsa

El legislador porteño Gustavo Vera, estrecho amigo del Papa Francisco, denunció que “Aníbal Fernández y (el espía) Stiuso se disputaban el negocio de la droga” 

El escándalo por las supuestas conexiones con el narcotráfico del candidato a gobernador y jefe de gabinete, Aníbal Fernández, ayer sumó un nuevo capítulo a partir de una denuncia pública realizada por el legislador porteño Gustavo Vera, titular de la ONG La Alameda y estrecho amigo del Papa Francisco.

Concretamente, en declaraciones radiales, Vera sostuvo que tanto La Morsa como el ex espía de la SIDE, Antonio Jaime Stiuso, se disputaban el negocio de la droga. Cabe recordar que la presidenta Cristina Kirchner denunció durante su exposición en la asamblea de la ONU que el gobierno norteamericano protege al espía, quien se encuentra fuera del país. La intención K es que Stiuso declare en la causa que se sigue por la irregularidades en la causa AMIA, en lo que constituye un pase de factura ya que el ex espía, durante  más de una década, se habría dedicado a realizar el trabajo sucio para el kirchnerismo. Concretamente, está sospechado de ser el autor de distintas teorías conspirativas, y de pinchar ilegalmente teléfonos a críticos y opositores.

Como titular de La Alameda, Vera realizó pesadas denuncias por la red de talleres clandestinos que funcionan en la Capital Federal y, además, puso al descubierto las cocinas de cocaína de máxima pureza que existen en la Villa 1.11.14 y que, según afirmó oportunamente, son custodiadas por un ejército de más de 300 sicarios.   Según Vera, “Aníbal Fernández es más peligroso que Stiuso; se disputaban el negocio de la droga”.  Y agregó: “Mucho antes que fuera el triple crimen, y estas denuncias que implican a Aníbal, nosotros ya denunciábamos que Fernández era clave en la estructura de recaudación mafiosa y de vinculación del Estado con el crimen organizado; manejaba tres palancas del Estado a través de las cuales creció el crimen organizado; las fuerzas de seguridad; las comisarías porteñas estructuraron mapas del delito para pasar la gorra; recaudar para ellos, para la Justicia y la política”. 

“La penetración del narcotráfico fue sencilla. El modelo de la Federal lo replicaron casi todas las fuerzas de seguridad del país. Néstor Valleca (ex jefe de la Federal) en esto fue letal; apartó a todo comisario honesto o a quien pusiera algún reparo a esto. Por eso Bergoglio (el papa Francisco) hizo lo que nunca había hecho; en su despacho se sacó la foto de protección, con Nancy Miño, porque ella reveló cómo funcionaba esto. La segunda palanca era la Dirección de Migraciones, que estaba dirigida por un hombre de Quilmes; un incondicional de Aníbal que fue denunciado por el tipo de mayor grado de antigüedad en Migraciones: estaba desactivando los mecanismos para controlar. La tercer palanca era la Inspección General de Justicia a cargo de Marcelo Mamberti, otro incondicional de Aníbal, que empezó a habilitar sociedades anónimas de todo tipo; que podían lavar dinero sin consecuencia penal”, remarcó Vera.

Nancy Miño realizaba tareas de inteligencia en la división policial de combate contra la trata de mujeres para prostitución. Y denunció en la Justicia que los responsables del área recaudaban dinero de los responsables de ese delito. Como consecuencia de su denuncia fue exonerada de la fuerza, pero cuando el caso tuvo exposición pública en el gobierno no tuvieron otra alternativa que reincorporarla.