Lázaro Baez

Turbios negociados del testaferro K

Los negocios de Lázaro Báez en territorio bonaerense en la mira. Confirman la sociedad con la empresa platense Ecodyma, acusada de haber puesto helicópteros a favor de Boudou, adelantada por Hoy. El escándalo con el terraplén costero en Berisso

El empresario kirchnerista Lázaro Báez, sinónimo de impunidad a lo largo de la mal llamada década ganada, recibió en los últimos 12 años más de 8.000 millones de pesos en concepto de obra pública, convirtiéndose en uno de los mayores beneficiarios del dinero oficial.

Su nave insignia, Austral Construcciones, fue la destinataria central de los fondos públicos, en muchos casos consignados a obras que jamás se realizaron o totalmente inútiles, y que han servido para dar muestra del proceder corrupto que ha tenido la administración kirchnerista a lo largo de los años, beneficiando a los capitalistas amigos.

Justamente Austral Construcciones, en sociedad con la firma platense Ecodyma S.A., recibió un contrato por 239,1 millones de pesos para la adecuación de una sección del cauce del Río Salado al sur de General Belgrano en la provincia de Buenos Aires. Esta obra está en la mira de la Justicia por las implicancias que tuvo Eco-dyma con otros resonantes casos de corrupción y por la estrecha relación que la une con el multiprocesado vicepresidente Amado Boudou.

La empresa asociada a Báez, está acusada de haber proporcionado a Boudou un helicóptero de su propiedad para que este se pudiera trasladar durante la campaña electoral del año 2011 en la ciudad balnearia de Necochea, en momentos en que Ecodyma funcionaba como contratista del Estado y peleaba por quedarse con concesiones millonarias en la zona costera bonaerense.

Accionar putrefacto

En el universo judicial suele decirse que la nafta que alimenta la llama de la corrupción es el dinero, y que entre los corruptos es normal aliarse para conseguir contratos que los provean de obras millonarias. Ecodyma tiene su sede en la calle 44 entre 140 y 141 de La Plata, y es comandada por Marcelo Scaramellini, quien posee un estrecho vínculo con el testaferro K.

En diálogo con Hoy, el concejal de la UCR de la ciudad de Necochea, Alberto Esnaola, denunciante en la causa que se vincula a Boudou con Ecodyma, aseguró que “la empresa y  Báez tuvieron expectativas para hacer negocios dentro del Puerto Quequén, con una empresa que lavó 65 millones de dólares que sacó Báez de la Argentina y que finalmente los repatrió, en todo un acontecer oscuro y fuera de la ley”.

Para el edil necochense, “Boudou está directamente relacionado con intereses económicos de la empresa Ecodyma, que puso a disposición de él bienes como un helicóptero con el contexto de buscar ganar contratos con el Estado, como eran los que había con el Puerto Quequén”.

“Los beneficiarios de la obra pública han sido aliados del kirchnerismo y del vicepresidente, tal como ocurre con Báez y Ecodyma, mostrando a las claras el desconcepto que se tiene sobre cuál es el rol que tiene el Estado y quienes detentan cargos y la relación con la cosa pública”, sentenció Esnaola.

El terraplén de la discordia

Pero no sólo en el escándalo que compromete al vicepresidente Amado Boudou está involucrado Ecodyma, sino también en las cuestionadas obras que se realizan para la construcción del terraplén costero de Berisso, del cual sería su principal beneficiaria, con fondos públicos que superan con creces los 66 millones de pesos.

Según expertos consultados por Hoy, el terraplén costero en la capital del inmigrante presentaría variadas irregularidades, entre ellas fallas en la infraestructura y modificaciones en la traza original de la obra. A eso se le suma que a una  presupuestada en un comienzo en poco más de 60 millones, las autoridades habrían desembolsado ya más de 200 millones de pesos, una cifra escandalosamente superior.

El terraplén se encuentra a una altura superior que el resto de la ciudad. En ese sentido, para que este sistema funcione adecuadamente se requiere de un sistema de drenaje mucho más importante del que existe hoy; además el mismo tiene apenas cinco estaciones de bombeo con escasa capacidad de escurrimiento y las alcantarillas son de dimensiones reducidas.

Son muchas las voces que se alzan aduciendo que la mayoría de las obras hídricas efectuadas habrían servido sólo para facturar costos extras al municipio y no solucionaron casi nada los problemas de los berissenses, que tal como se vivió hace pocos días, ante una tormenta fuerte, vuelven a inundarse.