Adolescente murió de un tiro en la espalda, después de protagonizar un raid
Tenía 16 años. Junto a otros tres, en dos motos, asaltaron –al menos- un restaurante en 17 y 69 y una heladería en 17 y 65. Luego lo dejaron tirado en la puerta del hospital de Niños
Una moto roja frenó de golpe en la puerta del hospital de Niños. Eran las 00.30 de la destemplada y fría madrugada de ayer. Desde la guardia observaron que el conductor empujaba algo, antes de arrancar para desa-parecer rápido. Los testigos supusieron de qué se trataba, pero lo confirmaron unos segundos después, frente al cuerpo ensangrentado de un adolescente que no aparentaba tener más de 15 años. Tenía, en realidad, 16, y un tiro que le perforó la espalda y quedó dentro suyo, matándolo en un par de horas. Se llamaba Vladimir Matías Garay y su propio padre, Samuel, reconoció que tenía “frondosos antecedentes penales y entradas en la comisaría Octava, además de estar bajo proceso en una Fiscalía del Joven”, explicaron fuentes policiales. Contó también que su hijo tenía una Honda Twister roja de 250 cc., dato con el que los investigadores fueron reconstruyendo lo que pudo pasar horas antes, hasta el momento en que Vladimir terminó en la puerta del hospital.
Policías de la comisaría Quinta y del gabinete de Homicidios de la DDI La Plata establecieron que a última hora del sábado cuatro sujetos en dos motos –una roja- habían protagonizado un raíd en la zona de aquella seccional. Algunas versiones sostenían que la banda arrancó asaltando un almacén de la calle 75, aunque esto no fue confirmado oficialmente. Sí que el grupo en cuestión irrumpió en un restaurante llamado “Morales”, en 17 y 69, cuando allí estaban los encargados y unos seis comensales a los que despojaron de dinero, pertenencias y hasta un cuchillo, antes de escapar efectuando un par de disparos que no lastimaron a nadie.
Un par de minutos después los mismos muchachos reaparecieron en escena, esta vez en una heladería de 17 y 65, sitio en el que repitieron la maniobra. Según testigos, en plena fuga también tiraron aquí dos balazos, aunque –en base a la teoría oficial- la manipulación del arma sí se cobró entonces una víctima: Vladimir.
“Suponemos que quien tenía el arma viajaba como acompañante de Garay y que al ‘acerrojar’ el arma (después de un primer disparo la corredera elimina la vaina y acomoda un nuevo cartucho), con el impulso del arranque de la moto accionó el gatillo accidentalmente”, explicó un investigador. Refuerza esta teoría el hecho de que el tiro fue de abajo hacia arriba.
Los hombres al mando de Juan Ibarra entrevistaron a las víctimas del restaurante y de la heladería, mientras que los peritos de la Policía Científica levantaron vainas y plomos en ambas escenas, para su cotejo: todos son de 9 milímetros. Una de las balas la recuperó el dueño de la heladería, José Luis, dentro de su camioneta.
Un cuchillo, tres celulares y 1790 pesos en los bolsillos
Entre las pertenencias de Vladimir Garay los policías encontraron, de acuerdo al reporte oficial, 1790 pesos; un cuchillo de mango de metal de 20 centímetros de largo; un teléfono celular marca Alcatel; un Blackberry de la empresa Movistar; un celular Nokia modelo 710; y una billetera negra con una foto carnet de una mujer. El adolescente ingresó al hospital vestido con un pantalón de color gris con las tres tiras blancas de Adidas; un par de zapatillas del mismo color y marca; un pulóver y una campera inflable Nike, ambos grises. Los uniformados estaban relevando cada elemento en un informe, cuando de repente sonó el teléfono Alcatel. Uno de los oficiales lo atendió y la mujer que habló del otro lado informó que ese móvil era de Vladimir Garay. Después, simplemente cortó. A instancias del fiscal Marcelo Martini, los detectives de la DDI La Plata fueron a las escenas de ambos robos para tratar de cruzar la información que tenían con las de las víctimas. Uno de los empleados del restaurante recordó que uno de los ladrones usaba prendas como las del adolescente fallecido, reconoció que el cuchillo secuestrado había sido sustraído un rato antes del local, mientras que uno de los comensales aseguró que el Blacberry y el Nokia eran suyos.
El cuerpo del adolescente fallecido fue trasladado a la morgue para ser sometido a la operación de autopsia. Esperan cotejar el proyectil que lo mató con los levantados en los comercios.
Testimonios de las víctimas: “Me disparó a matar”
“Parecían drogados, o borrachos”, recordó uno de los empleados del restaurante Morales, agregando que “alguien nos dijo que antes de entrar acá habían robado otros dos locales”. Esta versión circuló fuerte, aunque no pudo ser confirmada por las fuentes oficiales ya que “no hay registros de denuncias de otros hechos similares”, aseguró un jefe policial.
Después de la locura, en el restaurante intentaban ayer recuperar la rutina. Algo parecido pasaba a cinco cuadras de allí, en la heladería de 17 y 65. Su dueño, José Luis, relató que los delincuentes ingresaron cuando él y su hijo estaban a punto de retirarse del comercio. “Ya habíamos cerrado la caja y yo salí con la plata. Me subí a la camioneta, cuando llegaron en las motos. Desde donde estaba veía lo que pasaba y cuando salieron, uno de ellos me apuntó a la cabeza, me apuntó a matar y yo arranqué”. La bala atravesó la chapa de la camioneta (foto) y, de milagro, no hirió al comerciante, quien llegó a escuchar una segunda detonación.
Para descartar cualquier posibilidad de que el menor hubiera sido baleado por una de sus víctimas, los investigadores revisaron los locales –sin encontrar armas- y practicaron análisis de dermotest a los damnificados para establecer si alguno hizo disparos. No obstante, y como ya se dijo, la hipótesis más firme es que Vladimir fue asesinado accidentalmente por el que viajaba como acompañante de su moto, o, como segunda posibilidad, que alguien lo haya baleado después del raid. Esto también es poco probable por la hora en la que fue dejado frente al hospital de Niños. El caso se caratuló “robo calificado y homicidio”.