“Le pido a Quiroga y a Martínez que digan la verdad”

El padre de Micaela, la nena de 11 años asesinada junto a su madre, su abuela y una amiga de ésta, contó a los jueces que hizo una investigación personal y dio con un sospechoso

A sala llena, de público, de cámaras, de fotógrafos; y de total incertidumbre. Dos acusados. Uno culpa al otro. Cuatro asesinatos. Aberrantes, despiadados. A puñal, cuerpo a cuerpo. Decenas de cuchilladas. Cuatro mujeres. Tres adultas y una nena de apenas 11 años desparramadas sobre los charcos de su propia sangre. 

La primera jornada contó con el testimonio de Daniel Galle, el padre de Micaela (11), la niña asesinada junto a su madre Bárbara Santos (29), su abuela Susana de Bárttole (63) y una amiga de ésta, Marisol Pereyra (35). 

Por ese crimen cometido en noviembre de 2011 en un PH de calle 28, 41 y 42, Galle le contó a los jueces que hizo una investigación propia que lo llevó a Javier “La Hiena” Quiroga, uno de los dos sospechosos que ayer comenzaron a ser juzgados por el cuádruple crimen. 

“Enterarme que un vecino escuchó el último grito de ella, cómo la masacraron, cómo la degollaron, fue terrible para mí. Estuve hecho mierda durante quince días. Después, al ver que no había avances en la causa, me puse la remera de Mica, y empecé a investigar por mi cuenta”, remarcó Galle. 

También contó que su investigación personal le permitió encontrar a una mujer que le señaló que Quiroga había intervenido en el hecho y como dato le aportó que tenía un golpe en una mano. 

Galle dijo que no podía hablar más porque tenía “temor”. “Esto es un tema mafioso, quiero seguir investigando”, dijo. Y con respecto a su relación con el otro imputado Osvaldo “Karateca” Martínez,  ex novio de su ex pareja Bárbara, Galle señaló que no tenía ningún vínculo ya que sólo lo veía cuando iba a buscar a su hija y en una ocasión en un hospital. 

“Le pido por favor a Martínez y a Quiroga que digan la verdad”, resaltó el testigo. Luego recordó que su hija vivía con su ex mujer y que la última vez que la vio personalmente a la niña “estaba contenta” porque “había salido bien de una operación”. 

Relató que la noche de la masacre él había ido a un recital, por lo que se enteró del hecho al día siguiente, cuando fue despertado por su madre, quien le dijo que por televisión se veía la casa de su nieta. 

“Me fui de inmediato a la casa de Bárbara. Cuando llegué estaba todo vallado. Me pararon a la entrada, no me dejaron pasar y yo les decía a los policías que era el padre de la nena que estaba ahí adentro”, contó. 

Ya quebrado por el llanto, Galle rememoró el momento en que les dijo a los efectivos que su hija estaba allí, pero le respondieron que “no tenía que pasar, que las cuatro habían sido asesinadas”. 

“Me sacaron, ya descompuesto por el dolor, me llevaron a una ambulancia, junto con mi mamá, y eso es todo lo que pude ver”, relató. 

“Mica tenía una vida por delante, era mi compañera –puntualizó–, mi vida cambió desde que ella murió.  Le gustaba el hockey, jugaba en el colegio San Cayetano. Yo conocía a sus profesoras, a sus amiguitas. Por eso, el día que la enterré le tiré (en la tumba) el palo de hockey y juré que llegaría a la verdad hoy, mañana, o algún día”, concluyó. 

Los lineamientos de la acusación

La primera audiencia comenzó con los lineamientos acusatorios del fiscal Alvaro Garganta contra Quiroga (35) y Martínez (30), quienes luego dieron sus datos personales a los jueces Ernesto Domenech, Andrés Vitali y Santiago Paolini, del Tribunal en lo Criminal III de La Plata.

El cuádruple crimen fue cometido el 27 de noviembre de 2011 en el departamento número 5 de la calle 28 número 467.

Al arribar al lugar, los policías hallaron en el living el cuerpo de Santos, quien estaba desnuda ya que había sido sorprendida por su asesino cuando se duchaba, y en la cocina encontraron los cadáveres de Pereyra y De Barttole, mientras que la nena estaba asesinada en uno de los dormitorios. 

En una de las manos de la niña había un celular, con el que ella intentó hacer al menos dos llamadas a familiares pidiendo auxilio. 

Martínez llegó al juicio en libertad, mientras que Quiroga -quien había realizado unos trabajos de albañilería en la vivienda donde ocurrió el hecho y conocía a sus moradores- se encuentra detenido en la Unidad  9 de La Plata. 

La principal hipótesis de la fiscalía es que Martínez mató a Bárbara por su “carácter celoso y posesivo” y que con el fin de lograr su impunidad asesinó a las restantes mujeres junto a Quiroga, cuyo ADN se halló en la escena del crimen y bajo las uñas de Pereyra y De Bárttole. 

El debate pasó a un cuarto intermedio hasta hoy las 10:00 en los Tribunales de  8, entre 56 y 57.

“Para mí (Quiroga) fue a buscar dinero y se descontroló”

Como en pocos juicios, éste cuenta con un acusado con enorme dosis de adhesión de la opinión pública con respecto a su inocencia. Se trata de Osvaldo “Karateca” Martínez quien ayer aseguró que es “inocente” y que está siendo juzgado por un “capricho” del fiscal álvaro Garganta. “Estoy tranquilo, con la verdad en la mano, espero que la verdad salga a la luz”, afirmó. Su relato fue ante los medios. Aún no le tocó declarar ante el tribunal.

“Soy inocente como el primer día, y quedó demostrado a través de pruebas científicas. Quiroga es el responsable de los crímenes y está mintiendo al incriminarme –añadió Martínez–, el peritaje dijo que Quiroga entró, para mí fue a buscar algo, dinero o no sé qué y se le descontroló la situación”, sostuvo. 

“El ADN (de Quiroga) está regado por todos lados, en las armas que utilizó y debajo de las uñas de las chicas”, refrendó. 

Martínez precisó que la noche en que se produjeron los crímenes estuvo en su casa y acusó al remisero Marcelo Tagliaferro, que lo ubicó en la escena del crimen, de ser “un mentiroso”, al asegurar que fue él quien recibió a Marisol Pereyra, otra de las víctimas, cuando ésta llegó a la casa de Santos. 

También Martínez cuestionó la investigación. “El fiscal Garganta debe pensar que yo soy inocente, pero no se puede retractar porque queda en evidencia adelante de todo el sistema judicial”, indicó. 

Además agregó que “algo que no se hizo hincapié es en el tema de las antenas (de celulares), es una medida probatoria que hizo mi familia de manera particular, ese resultado fue el que a mí me dejó en libertad”. 

Sobre los mensajes de texto que lo incriminarían en los homicidios, dijo que “hubieron un montón”, pero “obviamente lo que hizo la fiscalía fue utilizar los que le convenía”. 

“Estoy acá por el capricho de un fiscal”, se quejó Martínez, quien dijo que está “soportando no sólo ser acusado sino estar al lado del que fue el asesino” de su novia. Sobre los familiares de Bárbara que asisten al juicio, pidió que “el dolor que ellos sienten no los vuelva ciegos” porque “hay que culpar al que es el culpable”. 

Extrema tensión

En un apartado de la declaración de Galle, el defensor Julio Beley (que asiste a Martínez) indagó sobre el vínculo que mantenía el testigo con Micaela. Galle dijo que tiene otra hija con la que tiene poco vínculo. En esa línea el letrado adelantó que citará como testigo a la madre de la niña para que aporte detalles de la relación entre padre y niña, entre otros aspectos.

Galle responsabilizó a Beley por la seguridad de la mujer y de la niña. El abogado pidió copia de la declaración del testigo para denunciarlo en la fiscalía en turno.

“Sabemos que hay jueces corruptos”

Herminia López Arvid y Miguel Pereyra, madre de Martínez y padre de Marisol, respectivamente, también testimoniaron sobre el caso. La mujer narró todo el sufrimiento familiar tras las dos detenciones de su hijo y no ahorró críticas hacia el fiscal.

“No generalizamos pero después de lo ocurrido sabemos que hay jueces corruptos”, disparó López Arvid. Y denunció públicamente que durante el primero de los allanamientos a la casa de su hijo “le robaron dinero de una billetera en la que ahorraba para sus vacaciones, esa causa se está investigando en la fiscalía seis del doctor (Marcelo) Romero”.

Miguel Pereyra lloró varias veces. Dijo que para “la familia es como que cayó una bomba”. Recordó que sus nietas se quedaron sin su madre. “Este dolor en la familia no se va a borrar, esas criaturas no van a ver más a su mamá”. 

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