Policía Federal se tiroteó con tres ladrones que quisieron asaltarlo: uno terminó muerto

En 2011 se fugó del penal de Junín. Con dos más abordaron al agente que, vestido de civil y en una moto, repartía citaciones en 9, 90 y 91. Otro cayó herido. Y el tercero logró escapar

Todavía no eran las 8.30 de la mañana, cuando a Sergio lo despabilaron unas cuatro explosiones secas, seguidas del insistente ladrido de su perra. Se asomó a la ventana de su casa de 9 entre 90 y 91, desde donde vio pasar a dos pibes en una moto. Se los veía apurados. Fijó un poco más la vista y observó a otros dos hombres: uno estaba de pie. El otro, tirado de espaldas sobre  la sangre que absorvía el pasto de la vereda. 

Ese fue el relato de uno de los vecinos de la cuadra donde tres delincuentes abordaron ayer con fines de robo a un Policía Federal, lo que desencadenó un tiroteo que acabó con uno de los ladrones muerto y otro herido. Este último fue detenido un rato después, cuando intentaba escapar oculto entre unas bolsas, dentro de un carro. El tercer implicado en el hecho se dio a la fuga. 

El joven abatido tenía 26 años y estaba prófugo desde 2011, cuando se prófugo de la cárcel de Junín en la que purgaba condena por un homicidio y robo calificado, informaron fuentes oficiales. Un dato más: cayó muerto enfrente de la casa donde vivía el teniente primero Alberto Ramos, asesinado por motochorros el 4 de mayo pasado (justo un mes antes), cuando quiso frustrar un asalto a un supermercado chino en el barrio San Carlos (ver página 18)

Como ya se anticipó, esta historia arrancó alrededor de las 8.15 de la mañana, cuando un cabo de la Policía Federal que presta servicios como citador en la delegación local de esa fuerza -y al que este medio sólo identificará como R.C- llegó a 9 entre 90 y 91 para entregar una citación. Estaba vestido de civil y en su moto Honda de 250 cc.

De acuerdo a lo que contó después, en ese momento aparecieron tres hombres en otra moto, quienes encañonándolo con un revólver le ordenaron a los gritos que les entregara el vehículo y la mochila en la que tenía sus pertenencias, además de las citaciones que debía entregar. 

R.C tenía dos opciones: les daba lo que pedían, a riesgo de que descubrieran su condición de policía, o sacaba su arma y se identificaba. Ambas cosas lo colocaban en una situación complicada, pero optó por esta última.  

Según declaró, al desenfundar su 9 milímetros reglamentaria se desató un tiroteo que terminó cuando uno de los ladrones recibió un disparo que le perforó la axila derecha, salió por el brazo izquierdo y lo mató en el acto. Fue oficialmente identificado como  Franco Emiliano Argüello Canavesio, de 26 años y con frondosos antecedentes (ver aparte).

Los otros dos escaparon en la moto, uno de ellos herido. Un rato después un joven de 27 años, Oscar Maroni, fue aprehendido en inmediaciones de 95 y 129, escondido dentro de un carro. Tenía un tiro en una pierna.

Entre las bolsas de un carro, con un balazo en la pierna

Franco Emiliano Argüello Canavesio era oriundo de la localidad de América, pero actualmente vivía con su mujer y sus dos hijos en La Plata. Fuentes oficiales informaron que tenía pedido de captura desde el 30 de noviembre de 2011, cuando escapó de la Unidad nª 16 de Junín (de mediana seguridad), con una condena por homicidio y robo calificado. Registraba otro antecedente por robo en La Plata, donde cumplió una “probation”.

Había ingresado al sistema penitenciario bonaerense en diciembre de 2008, era evangelista y un acérrimo amante de las motos.

En cuanto al joven Oscar Maroni, fuentes del caso explicaron que lo identificaron poco después de que a la escena arribaran los policías del destacamento Aeropuerto, la distrital Villa Elvira y el gabinete de Homicidios de la DDI La Plata, “en base al aporte de testigos”.

Con el dato de que podía estar oculto en dos domicilios ubicados en las zonas de 95 y 129 y 602 y 118, hacia allí se dirigieron, montando una guardia encubierta en inmediaciones de ambas casas. En el terreno de la primera vieron que había un carro tirado a caballo, en el que un sujeto cargaba unas bolsas. Después de seguirlo una cuadra, lo interceptaron. Debajo de los bultos estaba Maroni, con el fémur fracturado de un balazo. Lo trasladaron en calidad de aprehendido a un hospital, donde se recupera.

Todo el trabajo fue coordinado desde la escena por la fiscal Ana Medina, en contacto permanente con la jueza Marcela Garmendia. 

Al policía se le notificó de la apertura de una causa por “homicidio y tentativa de homicidio”, sin medida restrictiva de su libertad.

Otros dos casos similares en menos de cuatro meses

El mortal tiroteo de ayer a la mañana registra dos antecedentes cercanos y parecidos. El primero fue el 15 de febrero de este año, cuando un policía bonaerense que volvía de prestar servicios en Quilmes mató a un adolescente de 17 años que intentaba robarle la moto a otro efectivo que iba de civil.  

Diez días después, otro policía que estaba franco de servicio fue interceptado por dos delincuentes cuando paró su Honda Twister en el semáforo de 7 y 80. Ellos también iban en moto y el que viajaba como acompañante bajó de un salto, para pararse al lado de la víctima y encañonarla.

El policía le entregó su moto, pero cuando huía, según la versión del agente, el ladrón volvió a apuntarle, él sacó su arma reglamentaria y disparó. El joven cayó y falleció casi en el acto. 

Allanamientos y peritajes

Tras la captura de Oscar Maroni, se allanaron las dos viviendas donde fueron a buscarlo, secuestrándose una moto, prendas con manchas que serían de sangre y otros elementos de interés. Ahora buscan al tercer cómplice prófugo, aún no identificado. 

No se hallaron armas de fuego, ni en la escena ni en los domicilios. En el sitio donde ocurrió el tiroteo se levantaron dos vainas servidas calibre 9 milímetros. “Los ladrones usaron un revólver”, aseguró un jefe policial. El cuerpo de Franco Emiliano Argüello Canavesio fue sometido ayer a autopsia y entregado a su familia. En la foto, su mujer.