¡Afiladísima…!
A poco más de cinco meses del Mundial, la Selección fue una orquesta sinfónica y en la capital de Inglaterra destronó al campeón de Europa. Cuando pocos creían en Lionel Scaloni, el equipo estiró el invicto a 32 partidos y se afirma como uno de los candidatos en la próxima cita mundialista.
Que arranque ya el Mundial. Que los cinco meses y medio que separan este presente del inicio de la Copa del Mundo se consuman lo más rápido posible. La Selección Argentina está afiladísima, y en la Finalísima frente al campeón de Europa defendió con altura el fútbol sudamericano.
Este equipo de Scaloni (al que muchos criticaron y hace un año hasta pedían su salida para que asumiera Gallardo) se sacó de encima ayer al mejor equipo de Europa y desterró cualquier comentario negativo en cuanto al nivel de los adversarios que venía enfrentando en Sudamérica.
El año pasado le ganó a Brasil en su tierra. Y ayer, en pleno estadio de Wembley y ante miles de ingleses que no tardaron en hacer notar su favoritismo por Italia, dejó en el camino a otra histórica potencia.
Lejos de aplacarse ni ceder el protagonismo, Argentina fue superior a su rival de principio a fin. En los primeros minutos manejó la pelota, coordinó las acciones y buscó en las subidas de Di María, el aplomo de Martínez y frescura de Messi quebrar al gigante arquero italiano.
Si bien los italianos se encargaron de contener al mejor del mundo durante los primeros 10 minutos, cuando se abrieron espacios, el capitán argentino se encargó de marcar la diferencia. Tanto fue así que la supremacía albiceleste se vio reflejada en una definición de Lautaro Martínez tras un desborde del rosarino, en una frenética jugada que terminó con el Toro mandando la pelota al fondo de la red.
Los italianos apenas reaccionaron y se adelantaron en la cancha, pero nunca complicaron al siempre seguro Dibu Martínez. La defensa argentina no mostró fisuras y el mediocampo no escatimó esfuerzos para citar, presionar y meter fuerte la pierna cuando fue necesario. En ese contexto, la Selección salió favorecida por la preparación que recibió del Profe Luis Martín.
En ese contexto, una definición de Di María por encima del arquero sentenció las ilusiones del equipo italiano e impulsó al seleccionado nacional al podio de los candidatos a pelear el Mundial.
En la parte final todo fue una orquesta sinfónica
Italia intentó acortar caminos, pegó más de la cuenta y Argentina se agrandó. Con seguridad en el manejo de la pelota, Messi aguantó las patadas, mostró siempre el balón y provocó el descontrol de los defensores italianos.
Argentina cerró su obra con una tercera y última definición que no hizo otra cosa más que acrecentar la ilusión de cara a lo que ocurrirá a partir del 21 de noviembre. Está “afiladísima” a menos de medio año del Mundial y no hay nadie que no pueda celebrar este presente del equipo.