¡Ajmo Hrvatska! (Vamos Croacia)

Mientras un país concentra sus fuerzas para el último partido, en la tierra berissense de los inmigrantes situamos a varios croatas, repletos de historias dignas de ser contadas

Jonatan Wethers DZelalija nació en Berisso, 1984. De niño lo fascinaba jugar a la pelota y empezaba a ver la Copa Mundial de Francia y a los primeros ídolos, entre ellos, le gustaba parecerse a Suker, un “nueve” de Croacia. Hoy es el papá de dos nenes muy chicos, sigue con la emoción de entonces y proyecta en su amado Santino (de 7 años), que en definitiva recién puede estar “entendiendo” lo que es ser bisnieto de croatas en estas horas. Detrás del apellido DZelaija hay una vida batalladora: la de Ana (la abuela, que en croata se escribe baka), que tiene  varios tíos nacidos en aquel país y, más allá de ganar, empatar o perder, son unidos, tal como lo muestra la foto que cedieron a diario Hoy -retrato de las Fiestas de 2017.

“En la casa de mi abuela, Croacia es Croacia. No imagino lo que hubiese pasado si la final era con Argentna, hasta podría haber discusiones”, dice papá Jonatan, que aún no viajó a Pakovo Selo, el pueblo de donde llegaron -en 1961- Ana (hoy 85), la figura recordada de José (abuelo, fallecido durante el primer año en nuestro país), su mamá y tres tíos. Jony adora a Ana, sabe de sus luchas para pasar a ser jefa de hogar, cuando con 28 años obligatoriamente salió a trabajar sola, apenas conociendo el idioma.

En lo de los DZelalija (sí, doble mayúscula) no se habla de la guerra. Prefieren charlar solo de lo bueno, o soñar en voz alta como lo hacen desde que entró esa bola en el arco inglés. Fue en ese instante que justo Jonatan se había ido de la casa de la monumental mujer croata de 85 años. Había ido a retirar del cole a Santino,  para abrazarse, cuando dijeron el 2-1 por la radio.