Cuando una familia futbolera cumple el sueño del gran viaje

El técnico de la Reserva de Gimnasia, excapitán de San Carlos y odontólogo, Leandro Martini, pasó unos días increíbles en Rusia junto a su papá y su hermano. El rubio ya volvió al trabajo en Abasto

Por Juan Pablo Ferrari

Cobertura exclusiva en Rusia

Sí, nada como estar en familia. Pero si se trata de estar en un Mundial, la cosa es adrenalítica, única. Un hombre que se hizo grande poco a poco en el fútbol de la región es Leandro Damián Martini, el caso del odontólogo que brilló en dos ascensos con Villa San Carlos usando la camiseta número 10 y siempre ligado a Gimnasia, por afecto o por la nueva profesión de DT. 

Martini llegó a Rusia junto a su papá, su hermano, su tío y unos amigos. Se hospedó en Moscú, conoció la plaza Roja, vieron el debut Argentina-Islandia y de allí a Nizhny Nóvgorod para alentar y sufrir ante Croacia. Cumplió el sueño que alguna vez tuvo como todo jugador profesional, de vivir un Mundial desde adentro, por más que haya sido aquí como aficionado, en una platea rodeado de familiares y amigos. También saldó esa vieja deuda que tienen todos los futboleros desde chicos: ver un Mundial junto a su papá, don Roberto Martini, su hermano Mariano y su tío Gustavo. La postal en el ingreso al estadio de Nizhny refleja la felicidad de esta familia que no pierde la esperanza, aunque Leandro tuvo que volver a Abasto para incorporarse (lo hizo ayer) al compromiso con Gimnasia. 

Como ellos, también estuvieron presentes otros extriperos, caso Emiliano Méndez y Lucas Castro, amigos del empresario Franchini, quienes viajaron con varios fanáticos. 

Así se vive: de las frías diagonales platenses hasta las colinas y paisajes de Rusia, unidos por el sueño de que Argentina pueda volver a ser una potencia. La esperanza es lo último que se pierde.