¿Dónde quedó el Lobo imparable del inicio?
Gimnasia está golpeado anímicamente y dejó de ser aquel equipo sólido y ganador de las primeras fechas. Incluso, ni siquiera aparece en ascenso.
Después de 17 fechas, este combinado que se armó para ser campeón y devolverle el lugar que se merece en Primera división a la institución salió de los tres puestos de ascenso, pero, peor aún, perdió el espíritu ganador con el que había arrancado allá por agosto.
Gimnasia va cerrando el año de la manera menos pensada, porque con la caída de ayer acumuló su quinto encuentro sin victorias y el cuarto sin convertir un gol. Además, el desarrollo mostró un elenco con pocas ideas en ofensiva y lejos de tener el ritmo que había propuesto en el inicio de torneo.
En las primeras fechas había tenido una identidad, manteniendo la solidez defensiva y lastimando los arcos contrarios, sea con jugadas generadas o a través de pelotas paradas. Sin embargo, el estilo de juego se fue perdiendo y cada vez le encontraron mejor la vuelta para cortarle un funcionamiento que no mostraba un fútbol vistoso, pero sí rendidor y ganador.
Luego llegó el tradicional bajón anímico que padecen los equipos en campeonatos tan largos como este. Pero esa racha adversa continúa, porque en estas últimas cinco fechas, a excepción del primer tiempo contra Instituto, no logró imponer la jerarquía individual que tiene por sobre los demás adversarios.
Los conflictos internos quedarán como aprendizaje, como también los castigos que sufrieron algunos experimentados, que debieron dejar el equipo titular por bajo rendimiento.
Pedro se vio obligado a meter más juveniles, que se contagiaron del mal pasar y no están teniendo buenas actuaciones, aunque la actitud por momentos sea la de salir a ganar.
Este cuadro perdió la esencia vencedora, como también el orden y la paciencia, porque el triunfo se ha transformado en una necesidad, a tal punto que hoy quedó detrás de Rosario Central y ni siquiera aparece entre los tres primeros de la tabla (está quinto) para ascender.
Gimnasia ya espera que termine el año, aunque sería un gran paso acabar con una victoria contra Deportivo Merlo que le devuelva la confianza a los jugadores, porque, más allá del estilo de juego, hoy en día se prioriza volver a sumar de a tres. Después habrá tiempo para acomodar cuestiones deportivas...
La figura: Fernando Monetti (6)
El Mono fue uno de los puntos más altos en un equipo de flojo rendimiento. El arquero albiazul aportó seguridad en el primer tiempo, mostrando actitud y motivación, además de contener algunos intentos aislados de los jugadores adversarios.
En el complemento, Monetti tapó un cabezazo tremendo de Valentini, pero después no tuvo responsabilidad en los goles. Incluso, su presencia fue vital para evitar que la caída fuera aún mayor cuando el Lobo estaba jugado en ataque y dejaba espacios en el fondo.
El destacado: Osvaldo Barsottini (6)
El sacrificio que entrega Pucho siempre es detacable. El primer marcador central de Gimnasia volvió a tener una tarea regular, intentando sacar del área a Coniglio, al que se le facilitó la tarea alejado del arco. Después se acomodó bien con Blengio y despejaron el peligro hasta que pudieron.
En tanto, cortó en un par de ocasiones los ataques de Central para generar avances con la pelota en los pies y hasta descargando y yendo a buscar el arco contrario.
Pelotazo en contra: Facundo Pereyra (3)
Flojísima labor del mediapunta tripero, que no pudo entrar en ningún momento en el funcionamiento de juego, pero a quien tampoco le hicieron llegar la pelota. Deambuló por la zona ofensiva, aunque ni siquiera pudo aportar presión o armar alguna contra.
Estuvo impreciso cuando recibió o intentó dominar los pases y equivocó en las pocas intenciones que tuvo.
En el segundo tiempo se recostó por izquierda con las variantes hasta que Troglio decidió reemplazarlo por Jonathan Chaves. El Mago terminó desapareciendo en Rosario.