El croata y el “francés” que patean en Castells

Un físico cuántico que adoptó la ciudad al llegar de Croacia con 15 años y un ex futbolista de Gimnasia que jugó en Francia, dieron su impresión sobre la vida, el fútbol y el Mundial mientras siguen jugando sus propias finales cada sábado en un picado de veteranos

El fútbol es… “diversión”, dijo el croata. “Salud, amigos”, afirmó el argentino que supo jugar en Nantes y en Córsega,  fútbol francés que conoce como la palma de su mano. Dos tipos que juegan el “tercer tiempo” de la vida, que tratan todo lo posible de vivir serenos y buscar la felicidad en cosas simples, cuidándose de muchas cosas, pero no dejando de jugar al fútbol, por más que ya estén en la categoría del Sub-80. Acudieron puntual a la cita con Hoy, tal como lo hacen cada sábado desde hace 15 años, cuando juegan ¡90 minutos! en una quinta de 13 y 485, en Villa Castells. Francisco Krmpotic es un físico que formó a varios investigadores científicos. Juan Nazareno Risso es un ex futbolista que jugó en la Selección.

Francisco es nacido en Croacia el 7 de febrero de 1938. Está lleno de vivencias pero no habla mucho a no ser que le pregunten. La Segunda Guerra Mundial la vivió en su ciudad natal Zagreb, donde “las bombas caían cerca y uno se escondía en sótanos que se conectaban unos con otros y se usaban para guardar carbón o leña que era nuestra calefacción en invierno. Y las paredes de los edificios también tenían agujeros para pasar de uno a otro, por si había un derrumbe. Así que cuando comenzaba la sirena todos ibamos a los sótanos”. No le molesta hablar del espanto, aún cuando esperaba charlar de su país, desde hace 9 días subcampeón mundial.

Juan Risso llegará a las 76 primaveras el 3 de setiembre. Nació en 1942, en La Plata. El suyo es uno de los pocos casos platenses que con la carrerita del fútbol pudo pasar a Europa y hacerlo en el cotizado fútbol galo, los actuales campeones del mundo. “Me compró el Nantes con 22 años, después de haber jugado las olimpíadas de Tokio con la Argentina. Creo que fui de cabeza a esa selección cuando me vio jugar el técnico Duchini y dijo ‘este Risso juega como mi mejor amigo’”, relató el padre de cuatro hijos, que el mes pasado recibió invitación de sus amigos del otro club donde jugó: el Ajaccio (de la isla de Córsega). “Decidí no ir esta vez, pese a que te pagan el viaje y una estadía de tres días. Me perdí de ver los festejos de campeón”.

Pero los sábados Risso no se pierde una cita, donde conoció al croata, al jockey Luis Triviño, y otras personas que saben cultivar amigos y cautivar con café y torta como hace don Mario Vaca después de jugar los picados.

Los jubilados, de diversas profesiones, saludaron al ex francés Risso y al croata Krmpotic por el especialísimo cotejo del 8 de julio en Rusia. En esos días fueron escuchados más que otras tardes: “Pensar que cuando terminó la guerra, enfrente de mi casa estaba el colegio con una canchita en la que se amontonaron los cañones y jeeps rotos. Ahí iba de pibe a jugar al fútbol, y le sacábamos la pólvora a las balas. Cuando quise probarme en el Dinamo, algo me hizo decidir por los estudios y elegí La Plata, Argentina”. Aquí donde hoy tiene a sus tesoros, hijos y nietos, más valiosos que la copa.