El platense Nicolás Ayr, un campeón del silencio en el Cristal de Perú

La ciudad, donde tantos hermanos del Perú conviven y llevan adelante sus vidas con el esfuerzo como bandera, tiene en estas horas en pleno reposo a un futbolista de los guerreros, de los que un día emigran porque aquí la fortuna no llamó a sus puertas.

Se trata de Nicolás Ayr, surgido en la cantera Pincha, que los 30 años vivió esta temporada su primer título a nivel profesional en suelo peruano. Vistiendo los colores del Sporting Cristal (la mítica Celeste, con la que el próximo 2013 jugará la Copa Libertadores) fue una de las figuras del equipo -en los próximos días se podrá ver un reportaje en la edición impresa-.

Con su hijo y su mujer (a quien conoció cuando estuvo jugando en Colombia), el “Ruso” siente en lo profundo de su alma la emoción de haber llegado a la meta propuesta, que era terminar en el primer lugar y volver a su país con eso que tanto añora un argentino cuando se va: el reconocimiento.

A principios de mes Ayr se quebró en llanto cuando dieron la vuelta olímpica ante 50 mil almas, exhibiendo la bandera Argentina, cuando ingresó en ese momento su padre, Alejandro, que tantos esfuerzos hizo cuando la carrera se había truncado por un manejo poco claro de un representante. “No te olvidás más”, dijeron padre e hijo en esta Nochebuena, rememorando aquel abrazarlo en el estadio Nacional de Lima.

Por supuesto que los llamados fueron un poco más de las anteriores fiestas cuando el lungo defensor volvía luego de lucharla, por ejemplo, en Paraguay o Colombia. Uno de los que felicitó en estas horas al flamante campeón es “Gonzalito”, el primero de sus técnicos en el Centro de Fomento “19 de Noviembre”, de Los Hornos, el segundo equipo de su infancia luego de haber llegado en pañales a El Ciclón de Berisso.

En Estudiantes apareció en las divisiones juveniles, bien temprano, siendo campeón en Quinta división (aquella clase 82 con Roberto Russo, Damonte, Luguercio, Pavone, entre otros).
El 3 de enero ya debe volver porque es la fecha donde el Cristal inicia la pretemporada, en el Rimax, un lugar como el Country de Estudiantes donde se formó, pero “un poco mas chico” (cuatro de canchas, una de sintético grande, la concencentración con sauna y sala de videos).