Fassi, presidente de Talleres, explotó contra Andrés Merlos y Chiqui Tapia
“Merlos tendrá que hacerse cargo de los actos que cometió", señaló Andrés Fassi.
El pase a los cuartos de final de Boca en la Copa Argentina trascendió en polémicas. No solo durante el encuentro, sino en el después. Es que Andrés Fassi y Andrés Merlos se cruzaron fuertemente en la zona de vestuarios y, luego de las insólitas declaraciones del árbitro del partido, el presidente de Talleres rompió el silencio, primero en los medios, y luego en una extensa conferencia de prensa en la que brindó con detalles su versión de los hechos. El telón de fondo es la resistencia de Chiqui Tapia y otros directivos a la transformación de los clubes en sociedades anónimas, y a que ese cambio empuje una renovación en la AFA.
“Merlos tendrá que hacerse cargo de los actos que cometió. Por supuesto que en el vestuario se constató que no había ningún arma, y obvio que fue una mentira total del señor Merlos. Y no existieron guardaespaldas. Tengo 62 años y jamás tuve guardaespaldas, vigilante, chofer, nada. Merlos se dio cuenta de la brutalidad que hizo y rápidamente empezó a operar en distintos medios que había un arma. En el lugar había 10 o 12 policías, imagínense si hubiesen visto un arma”, soltó Fassi respondiendo a la acusación de juez.
En la sala de conferencias de Talleres, Fassi comenzó aclarando lo perjudicado que fue su club por haber jugado en Fecha FIFA cuando tenían siete jugadores convocados a selecciones, en un contexto donde ya ni la “T” ni Boca se encontraban en competencia internacional, y cargó también contra una parte menor del arbitraje argentino. “Son solamente cuatro o cinco árbitros serviles o abanderados que lamentablemente empañan ese 85% de arbitraje honesto”, disparó.
Tampoco es casual que, en su descargo, Fassi haya dicho: “Me entusiasma que venga un Presidente (Milei) y hable de terminar la corrupción”. El mensaje está claro. Nada asegura un cambio en nuestro fútbol. Pero el escándalo Merlos-Fassi dejó a la vista algunos “monstruos” que hace rato habitan la AFA y que serán difíciles de volver a ocultar.