La bella y la bestia
Estudiantes mostró su peor cara y, en la misma semana que había puesto de rodillas al campeón argentino, cayó contra Belgrano en Córdoba
La bella enamora. La bestia asusta. La bella es frescura, entusiasmo, innovación. La bestia improvisa, es torpe, previsible, atolondrada. La bella tiene sueños. La bestia los apaga. Estudiantes fue bello ante Boca y bestia ante Belgrano. Ilusionó en el comienzo de la semana y defraudó en el final de la misma. Fue el sol y la sombra. El amanecer y la noche. Y ahora se metió solo en un laberinto cuya salida no es otra que la clasificación a los cuartos de final de la Copa, cuando el martes enfrente a Gremio en Porto Alegre. De lo contrario no tiene sentido haberse vestido de bestia y dejar su mejor traje guardado en La Plata, cuidando jugadores para viajar a Brasil.
Ayer, a diferencia de lo que había ocurrido contra Boca, el equipo no tuvo actitud en la mitad de la cancha. Mostró una defensa desordenada y apenas un poco de jerarquía en los últimos metros con las intervenciones de Pavone, y en el fondo con las atajadas de Mariano Andújar. Parte de aquel bello Estudiantes que puso de rodillas a Boca lo vio desde el banco de suplentes. Y nada puedo hacer cuando ingresó en acción en Parque Alberdi.
Noguera, que contra el Xeneize había rendido jugando de lateral, ayer hizo agua de central. Campi sintió la ausencia de Schunke y Evangelista estuvo desconectado con todo lo que estaba pasando.
En la mitad de la cancha, tanto Laba como Estévez jugaron tres niveles menos que Zuqui, quien por momentos tuvo que ponerse el equipo al hombre ante la falta de un creador de juego como Lucas Rodríguez.
Lattanzio se consumió en la pelea con los defensores del Pirata y Albertengo sigue sin poder alcanzar su mejor nivel. Un cóctel tentador para Belgrano, que necesitaba los puntos como un perro hambriento y flaco que olfateaba un tacho de basura en búsqueda de un hueso sin carne. En ese contexto se desarrolló el partido: el equipo local buscando y empujando. Estudiantes tratando de encontrar sociedades que nunca aparecieron en la cancha.
Belgrano fue bello ante su gente. Estudiantes fue la bestia lejos de La Plata.
El Pirata encontró su tesoro a los 21 minutos del partido, cuando Balboa cosechó una asistencia por la derecha ante la estéril marca de Evangelista. Lo mostró, lo cuidó y lo escondió hasta el final del primer tiempo.
Andújar se encargó de dejar al Pincha con vida, con intervenciones que confirman el buen momento que está atravesando debajo de los tres palos. Apenas una media vuelta de Pavone y un intento de cabezazo del mismo Tanque hacían suponer que la historia podía tener otro final en el segundo tiempo. Pero no fue así.
El Pincha arrancó con otra decisión: se paró en territorio enemigo, aunque sin cambios desde el banco de suplentes. Insinuó y acomodó las piezas parando a Lattanzio más adelantado. Pero no le alcanzó. Belgrano no perdonó otro descuido de la retaguardia y Suárez definió cruzado dentro del área luego de dejar en el camino a Noguera, con la misma facilidad que Messi lo había hecho con Boateng en la semifinal de la Champions del 2015.
Benítez cambió tarde y tiró por la borda la estrategia se cuidar soldados para la batalla de Porto Alegre.
Mando a la cancha a Rodríguez, Pellegrini y Lugüercio que lograron inclinar la cancha a favor, sin que esto alcance para torcer el rumbo que había tomado el barco que llevaba al Pirata cordobés del comandante Bernardi a la victoria. Ni siquiera una definición en contra de Olivares, que Albertengo se pudo atribuir, le iba a alcanzar a Estudiantes para venirse de Córdoba con algo en las manos.
La bella se cambió y se vistió para salir a bailar cuarteto y arrancar el fin de semana tomando fernet con cola. La bestia se volvió a La Plata hundida en la sombra de una nueva derrota de visitante.