Un papelón de la embajada argentina en las calles de Brasilia
Literalmente, la embajada argentina en Brasil tiene las baterías bajas. Ayer, en la puerta de la catedral de Brasilia (un monumento imponente que refleja el poderío económico de esta zona del país vecino), un móvil de la embajada argentina que procuraba brindar información y ayuda a los compatriotas no pudo arrancar su motor.
“Nos quedamos sin batería y tenemos que empujar”, confesó uno de los funcionarios que trabaja a la par del embajador Luis María Kreckler, quien no se hizo presente en el lugar.
La escena causó una sorpresiva reacción de los argentinos que estaban recorriendo el lugar y no dejaron de avergonzarse por la pobre imagen de la camioneta y los empleados empujando como en un scrum de rugby.
El Clásico presenció la escena y, al buscar una explicación sobre el papelón argentino en la capital de Brasil, la respuesta fue tajante. “Esto no pasa seguido. Hay que cargar la batería y listo”, se excusó un allegado al embajador mientras sus compañeros buscaban darle arranque a la máquina, que no lograría pasar la VTV en la provincia de Buenos Aires por tener la batería fundida.
Al igual que ocurrió en Belo Horizonte y en San Pablo, la embajada argentina en Brasil tiene oficinas consulares que sólo atienden de lunes a viernes de 9 a 16. Sin embargo ayer, con la excusa del partido entre Brasil y Colombia, la oficina cerró a las 14 y el móvil salió a recorrer las calles sin imaginarse que se quedaría sin arranque.
En total, en Brasilia hay cerca de 300 argentinos con residencia fija, y otros 1.500 viviendo en las ciudades del interior del Estado.
Según el cálculo realizado, se esperan que esta tarde haya entre 10 mil y 15 argentinos más en la cancha, que van a esperar que al equipo del profesor Sabella no se le terminen las baterías como a los móviles de la embajada…
