entrevista
Andrea Frigerio: “Siempre hay que hablar”
La actriz brilla en una película que revisa el pasado reciente desde un punto de vista que hasta ahora nunca se había llevado al cine y comparte cartel con su hija.
En su primer protagónico en el cine, Andrea Frigerio logra transmitir vibrantes emociones en Una jirafa en el balcón, de Diego Yaker. Para saber más de su trabajo en la propuesta y próximos proyectos, hablamos con Frigerio.
—¿Cómo fue imaginarse a Lidia con tanto adentro?
—Termina siendo toda una cuestión en el cuerpo, en la manera despojada, es el rostro de la amargura, es un espectro, porque eso es lo que pasa cuando uno quiere tapar el sol con las manos. Uno no quiere dejar que su emoción y su historia queden sobre la mesa. Eso pasa siempre. Yo auspicio siempre el hablar en mi familia, en lo personal, desde muy chica, siempre hay que hablar, hay que ver si no te gusta lo que dice el otro, llegar a un acuerdo, siempre llegar a un acuerdo, que no tiene que ver con aceptar lo que dice el otro. Uno puede estar en desacuerdo, pero siempre con la idea de dejar que las cosas fluyan. Es como el río, es como si le pones un dique al río, después en un momento explota por algún lado.
—Y Lidia explotó, pero ¿cómo fue imaginarla? Porque más allá de que vos tenías toda esta información, podía ser otra Lidia, y es esta Lidia la que nosotros vamos acompañando y conociendo de a poco la información también…
—Una es la Lidia de esa primera escena, con las empanadas, repartiendo, ganándose el mango como puede, sin decir nada también…
—Porque hay veces que le pagan dos pesos, pero no dice nada…
—Y ese es un personaje que se creó ella. Eso es justamente la cáscara que se hizo para que todo lo que tiene adentro quede bien resguardado y tapado. Como la casa de Tucumán, ¿viste? Está bien pintadita, llena de revoque, divina, pero adentro, Dios mío, lo que tienen esas paredes. Yo creo que el único momento luminoso que tiene Lidia es en su juventud, que es el personaje que hace Fini (su hija). Ahí todos sus ideales, su cosa de izquierda de vamos a cambiar el mundo, todos los chicos que quieren ser Che Guevara y esa cosa romántica de líder que va a cambiar el mundo. Y tiene todo por delante. Después la vida y todo lo que le pasa a Lidia a nivel personal, a nivel de amor y de desamor, de engaño y desengaño, de encontrarse con el factor humano. Interpela también a todos en un punto, porque la delación, uno, hoy yo acá con vos, sentados tomando agua, pues, yo jamás delataría a un compañero, jamás, y menos si tengo una relación amorosa, pero ahora te quiero ver con la picana en cualquier parte del cuerpo, si vos te quedas callado o mandas al frente. Entonces se encontró con eso, se encontró con el factor humano Lidia. Ella tenía una estructura muy rígida, te das cuenta que es una mujer rígida, una mujer que no pudo evolucionar con el tiempo hasta que no le quedó otra y se enfrentó con la hija y ahí cuando se enfrentó con la hija, tiene que poner toda la carne al asador. No le queda otra.
—¿Y fue difícil para vos? Porque nosotros te hemos visto muchas veces, pero acá estás casi toda la película, debe ser un esfuerzo también...
—Sí, porque Lidia es la que lleva la historia. En el único momento que no estoy yo, está Fini. Lleva toda la historia, es una protagonista absoluta. A mí me encantó hacer esa persona, me sentí muy cómoda haciéndolo, me llevé muy bien con el director porque tenía muy claro lo que quería, fue preciso. Además de ser preciso, me escuchaba mucho a mí, yo le decía esto no lo siento, hazlo de otra manera, a ver, probemos. Fue muy bueno porque además Lidia, a mí no me gusta juzgar a mis personajes, no me gusta ponerme en un rol como de juez. Más vale, soy como la abogada de los personajes míos, me gusta defenderlos a muerte, pero siento que sí, Lidia está en las antípodas, incluso hasta en la actitud física, en esa cosa casi te diría media masculina, es de verdad de armas tomar ella. Ha sido y sigue siendo, te das cuenta que lo tiene adentro. Le ponen un arma y enseguida recuerda. Me pedían más, me pedían una cosa bastante más Monster, la referencia era a Charlize Theron en Monster y yo decía, no, yo voy a ser un poquito más chiquito, más chiquito, porque me parece que en la mirada y en la forma de hablar está bastante retratado todo.
—Por momentos estás irreconocible, ¿dudaste? Nosotros estamos acostumbrados a verte espléndida siempre…
—No, este maquillaje, vestuario y pelo impresionante, que me pedían permiso, me decían, ¿te parece? Dale, tranquila. Vos firmás esto, vos tenés que estar orgullosa de tu trabajo. No me escuches a mí, si yo te digo poner, vos tenés que estar orgullosa, yo confío en tu trabajo y bueno, es un trabajo importante. No me ahorraron ni una sola arruga.