Ariel Casco: “Todo lo lindo de los 90 quedó en la memoria de la gente”

En diálogo con este multimedio, el líder de la mítica banda de la movida tropical Commanche recorrió el éxito vivido, la despedida de la vorágine mediática y su actualidad como solista.

A mediados de los 90, la movida tropical argentina entraba en su época dorada gracias a las interpretaciones de varias formaciones musicales. Las conformaban esbeltos muchachos pelilargos, con ropas ajustadas, prendas de cuero con flecos, de muchos colores y botas texanas. Además tenían el bronceado más naranja posible y unos divertidos lentes de contacto que simulaban ojos claros.

En este sentido, el look que hoy es considerado kitsch, más allá de que las modas siempre vuelven, fueron un éxito en su época. Eran imitados por esa generación y admirados por turbas de muchachas que gritaban, se desmayaban y corrían a los brazos de los galanes cumbieros.

Entre los más resonantes estaban Volcán (liderado por Roberto Edgar), Sombras (con Daniel Agostini), Los Chakales, Peluche, Poca plata, Luz mala y Commanche. Este último el grupo estaba integrado por Ariel Casco, Juan Manuel Fornasari, Daniel Guardia, Franco Arroyo y Marcelo Peralta. Crearon canciones que fueron adoptadas por las hinchadas de fútbol como Como te lo digo y No me digas adiós, tonadas que están impresas en el colectivo imaginario.

Otra característica distintiva de estas bandas eran las coreografías que armaron para cada tema, que eran fundamentales cuando se presentaban primero en el programa A pleno sábado, que aún está vigente, y luego en las intensas giras por las bailantas del gran Buenos Aires o el interior del país.

Durante una charla íntima con Ariel Casco, repasamos la época dorada, la debacle, el resurgimiento de la moda “noventosa” y su actual presente laboral.

—A inicios de los 90 proliferaba el primer mandato menemista. Allí surgieron con Commanche para brillar y trascender fronteras…
—Nos fue bien desde los inicios, éramos muy jóvenes y queríamos hacer música. Jamás imaginamos todo lo que sucedería. En 1998 llegamos a estar invitados para cerrar el Festival de Viña del Mar, allí en el mismo escenario donde también tocaron los Backstreet Boys. Fue una experiencia maravillosa.

—También sucedía que las jóvenes lloraban, los perseguían y querían tenerlos cerca. ¿Cómo vivieron este punto de la fama? ¿De qué manera se relacionaban con las seguidoras en una época en que solo existían las cartas y el teléfono de línea?
—Eran muy demostrativas. Sucedía una euforia total, hacían mover la camioneta cuando salíamos de los eventos. Con el afán de agarrarnos, nos tiraban del pelo, de las chaquetas. Nos daban un amor furioso. Además, tuvimos la suerte de poder persistir por varios años, en comparación con otros artistas que no se proyectan, sino que viven más el día a día.

Melodías y bailes para todas las clases sociales

 

a explosión de la música tropical atravesó clases y generaciones. Muchos de los éxitos perduran en la memoria colectiva. No me digas adiós, Cómo te lo digo, y por supuesto, Tonta, son hits que no pueden faltar en cualquier fiesta que se jacte de ser divertida. Sin embargo, la fama y la juventud, en su momento, atrajeron también las discordias con las productoras exigentes que solo querían la fortuna de los chicos o mostraban signos de explotación laboral. Es por ello que la mayoría de las formaciones comenzaron a poner un punto final para así recuperarse, pensar en sus expectativas a futuro y llevar a cabo proyectos por fuera de la cumbia.

Así y todo, la permanencia de estas melodías es tan potente que recientemente los integrantes de Commanche fueron convocados por una empresa de telefonía celular para promocionar servicios. Diario Hoy quiso saber más sobre la separación y consultó al respecto.

—Tras este boom arrasador, decidieron hacerse a un lado para continuar por diferentes caminos, ¿por qué tomaron esa decisión?
—Con respecto a la separación, se debió a un cansancio entre los integrantes. Veníamos en caída, no estábamos conformes con el manejo de la productora, hubo exceso de trabajo y el estrés que trae todo eso. Dejé pasar el tiempo para asimilar todo lo vivido y, tras unas malas inversiones, empecé de nuevo. Por unos años estuve tranquilo en mi casa. Estudié música, porque antes no tenía tiempo. Inicié mi carrera como solista en shows, eventos y fiestas privadas, también grabé algunas cosas. Amplié mi repertorio incluyendo canciones de salsa, merengue, baladas y tango. Con la llegada de la cumbia villera, se reflejó lo que era el país entonces. Creo que lo que construimos junto a mis colegas se bajó. Todo lo lindo de los 90 quedó en la memoria de la gente; luego el camino se hizo difícil para otros artistas, más con la llegada de la cumbia villera. En ese momento me alejé del género e incursioné en otros ritmos. De igual forma la música es universal y cada uno elige qué escuchar en cada momento de su vida.

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