Babasónicos: un viaje perfecto a su mundo íntimo

Con un Coliseo Podestá colmado, la banda liderada por Adrián Dárgelos enamoró al público platense con una propuesta visual y sonora estéticamente impecable. Se posiciona entre los shows del año

Un Impuesto de fe, ese disco grabado en vivo en el DF mexicano el año pasado, Babasónicos demuestra una vez más estar a la altura de las mejores bandas de la Argentina. Inquietos desde su nacimiento, hace 25 años, siempre logran estar un paso más allá. Cuando parecía que no podían inventar nada nuevo, miraron hacia adentro y encontraron una nueva manera de homenajear a toda su ecléctica carrera.

Este nuevo espectáculo que están presentando en todo el país, que agotó entradas en sus dos fechas en la ciudad, muestra que Adrián Dárgelos se conviritó en el frontman número uno del país. Es un show hecho para que se luzca de principio a fin. La banda lo acepta y trabaja para ello. Como dijo Panza, el baterista, en una entrevista a exclusiva con diario Hoy: “Había una premisa en este disco, una especie de sustracción del sonido, de tocar lo menos posible, tocar lo mínimo e indispensable para que se conduzca a sí mismo”. Y ese camino conduce al cantante y su voz, que va desde potente a celestial cada vez que haga falta. 

Como todo líder positivo, Adrián hace brillar al resto. Sobre todo a su hermano, Diego Uma, que toca más de una decena de instrumentos entre guitarras, xilofón, saxo, flauta traversa y elementos varios de percusión. 

Mariano Roger hace sonar sus guitarras mucho menos que en los discos y en las versiones originales de los temas. Pero no es una decisión de sacar por sacar, sino que, al usar mucho más guitarras limpias y acústicas, ningún acorde tiene desperdicio. 

La parte coral es clave, y párrafo aparte merece Carca, quien es amigo de la banda desde hace más de dos décadas, y está ocupando con muchísimo respeto el lugar tan grande que dejó el fallecido bajista Gabo Manelli, miembro fundador y fundamental de la banda. El músico, que recientemente participó como actor en Kryptonita, se ensambló perfecto.

Hubo puntos altos durante todo el recital, pero cerca del cierre, con el popurrí de Zumba, Yoli, Viva Satana y La roncha, consiguieron llevar al público de viaje por el lejano oeste, por el gen spaghetti western que comparten las canciones. 

Sin dudas, la banda está en uno de los mejores momentos de su carrera. Los platenses, agradecidos.

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