entrevista

Camila Plaate: “Belén me atraviesa como mujer, como madre, como Tucumana, como trabajadora”

La talentosa actriz vive un gran momento con premios, cine, serie y obra de teatro que desembarca en Buenos Aires.

Camila Plaate está recién llegada a Buenos Aires, donde este jueves, viernes y sábado se presenta en Planta Inclán con Que pase algo (Título en proceso, y presenta en Flow y El Nueve, Tafí Viejo Verdor sin tiempo. La reciente ganadora de la Concha de Plata a la mejor interpretación de reparto en San Sebastián por su rol en Belén, de Prime Video, habla con Hoy en exclusiva.

—¿Cómo estás viviendo toda esta revolución de Belén?

—Es muy conmovedor, muy emocionante, la verdad. Salen de los cines y la gente se quiere abrazar. Escuchar llantos en la sala, aplausos en el medio de la peli, es sorprendente. Hace mucho que no me pasaba eso en el cine, más allá de estar en la peli. Me parece que hay algo de eso, que es mover el avispero un poco y traer fuerzas y memoria en este momento de la actualidad que estamos atravesando todas, todos. Es bien conmovedor, la verdad. Y estoy atravesada. Terminando de decantar toda la info.

—Acabas de recibir el premio a la mejor interpretación de reparto en el Festival de San Sebastián, la película ya está en las salas, pero contame cuándo te dijeron, vas a ser Belén. ¿Qué pasó ahí?

—Mira, todo es como algo que suena retroactivo, pero de verdad que esto nos atraviesa, y de verdad que me atraviesa como mujer, como madre, como Tucumana, como trabajadora. Entonces, en principio es conectarse más que con mi carrera y profesión de actriz, es ser atravesada con las partes reales de la historia, de los hechos, y que es un cotidiano día a día. Entonces, siempre fue muy sensible. Cuando quedé seleccionada no fue una alegría, así como obviamente fue una sorpresa y un agradecimiento, pero al mismo tiempo se me revolvió todo, entre bronca, enojo, llanto, angustia. No sé si era literalmente así positivo lo que me sucedió, o completamente. Siempre fueron dos polos lo que se vivió y lo que se trabajó también desde la actuación. Una vulnerabilidad y una fragilidad, al mismo tiempo que una fuerza y un coraje, fue también, al mismo tiempo de todos esos sentimientos, fue una responsabilidad inmediatamente entender lo grande de lo que estábamos hablando, de la historia. Entonces, siempre agarraba como dos lugares, hasta el día de ahora, todo el tiempo voy a trabajar con dos caras de este proyecto, que es la realidad y el trabajo de mi equipo para lograr hacer una película. Fue muy fuerte, fue muy fuerte cuando me lo dijeron.

—Estuviste trabajando con Dolores Fonzi, con Julieta Cardinali, con Laura Paredes, pero también con muchos compañeros con los que venís transitando tu carrera. Digo, esta mixtura que logró esta película de poder, además, filmarse en Tucumán, ¿cómo se vivió eso un poco también?

—Eso está bueno de la peli, porque genera ciertos puentes para compartir cultura, en diferentes partes, se hizo parte en Buenos Aires, en Tucumán, había mucha gente de Tucumán, mucha gente de Buenos Aires, de Salta, del Sur, eran de muchos lugares del país y se armaba con muchos campos culturales. Más allá de la historia y el caso Belén, es compartir un montón de otras cosas más del cotidiano que cada uno vive en su provincia y en este contexto que nos viene a todos, nada, pechando medio para el mismo lugar. Hacer todas las partes de las marchas, el exterior, la mayoría se hicieron acá en Tucumán y no sé, imagínate lo que era, porque es revivir y ponerse todo un nuevo, con esa piel que está llena de electricidad, de energía, de un montón de procesos que se atravesó para lograr lo que se logró. Entonces, todo el tiempo estamos siendo atravesadas por esa realidad, terminábamos algunas tomas y era lo más normal que hagamos un corte y estén la mayoría del equipo llorando, recordando sucesos, todas pasamos por alguna violencia o por una situación de aborto terrible, siempre se estuvo presente la parte y que, más allá de la película, creo que se lo tiene presente. Yo hoy paso por la plaza donde se grabó la parte de las marchas, cuando ya la liberan. Es una plaza que yo iba a tomar del colectivo y que era lo normal del grupo, era más cerca de 14 años que estén acosando a la parada del colectivo un señor. Y después es una plaza que se convirtió de batalla, de lucha, se hizo de mujeres que habitaban, y viendo cómo los procesos van, de batalla, de lucha, van limpiando el paradigma, el paisaje, habilitando la libertad, la expresividad, las voces. Todo eso que se grabó ahí fue así y eso va de la mano de un gran sentimiento, de una gran conducción.

Noticias Relacionadas