entrevista

Maricel Álvarez: “Trabajé mucho en colaboración con las directoras”

La talentosa actriz vuelve al cine argentino con un protagónico fuerte en el que demuestra su talento.

La llegada del hijo, premiada en varios festivales, de Cecilia Pivato y Valeria Atán, ya está en los cines y hablamos con una de sus protagonistas, Maricel Álvarez, para saber detalles de su rol.

—Contame un poco ¿cómo fue crear este personaje? ¿Fue difícil componerla?

—Por suerte no fue una tarea que haya realizado en soledad. Trabajé mucho en colaboración con las directoras. Antes del comienzo del rodaje hicimos una lectura muy exhaustiva del guion. El guion ya era un material literario precioso. Entendía la complejidad del material, por supuesto, y ellas fueron muy generosas conmigo porque un mes previo, al comienzo del rodaje, tuvimos una serie de encuentros en donde pudimos agotar una primera tanda de preguntas, de dudas, de inquietudes. Nos ocupamos bien de no proveernos de todas las respuestas, entendiendo que también durante el rodaje íbamos a poder iluminar ciertas zonas que quedaban como en un lugar ambiguo, o que era mejor no desentrañar de antemano, como para no adelantarse y para ver cómo era este recorrido. El recorrido hablo del arco emocional que atraviesa el personaje y qué modificaciones se iban a ir sucediendo a lo largo de este viaje. Entonces ese fue un periodo muy rico, muy rico de trabajo. Trabajo intelectual que a la vez también moviliza mucho en el orden también de lo emocional. Y sobre todo una preparación para lo que se venía, que también iba a ser, ya sabíamos, presuponíamos, un trabajo extenuante a nivel físico también porque mi personaje es el personaje protagónico de la película, yo iba a estar rodando prácticamente todos los días. Durante este mes y medio eso produce un agotamiento que también puede ser muy provechoso en términos creativos, hay que aprovechar, hay que sacar provecho de ese cansancio porque a veces cuando uno baja sus defensas y el cansancio irrumpe, también de alguna manera se abren espacios expresivos que son imprevisibles, sorpresivos. Y están como corridos de lo que uno habitualmente hace. Durante el rodaje también trabajé en estrecha colaboración con las directoras pero también aproveché la potencia y la fuerza de mis compañeros y compañeras de elenco porque uno puede ir muy preparado, y yo soy una actriz que se prepara mucho para el trabajo, pero a la vez también habilitar espacios para que el otro me modifique, me conmueva, me contamine, es muy importante.

—Te ha tocado en el cine argentino justamente representar personajes que nos hacen pensar, en mi amiga del parque. Era una madre corridísima, una madre corridísima de toda norma…

—Tenés razón, desde un tono muy distinto, porque mi amiga del parque tiene otro tono como película, también brillantemente dirigida por Ana Katz, con una lucidez en torno a la cuestión, porque la atraviesa personalmente, pero además también porque ella está como muy clara en estos temas, obvia, por lo tanto también me propuso hacer una madre corrida de toda normalidad, muy políticamente incorrecta te diría, y muy divertida para interpretar. Porque es muy impune, como un personaje muy impune, y que pone muy por delante su deseo, su deseo de vivir. Echa por tierra también todos los mandatos que le imponen a las madres, como cierta responsabilidad, además de sobriedad, responsabilidad. Ese deber ser, ella rompe con ese deber ser, de manera también muy disruptiva, también una colaboración preciosa, Julieta Zylberberg a nivel creativo, a la vez que lleno de cuidados, por lo tanto, espacios y ambientes de trabajo en donde se podía desplegar y exponer ciertas zonas.

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