Carlos Belloso, de luchar en la Guerra de Malvinas a ser uno de los grandes actores argentinos

El intérprete, que estrenará en enero la obra El test, defendió el aeropuerto de Río Gallegos de los británicos y aún da pelea para ser reconocido como excombatiente. En una charla íntima con este diario, habló sobre su actualidad actoral y sus inicios en el medio

Hubo una época en los hogares argentinos en la que la familia se sentaba a cenar y veía novelas costumbristas, divertidas y emocionantes. En esas historias aparecían personajes que traspasaban la pantalla y se convertían en uno más, por el cariño que generaban. Gracias a Campeones de la vida y al “Vasquito”, Carlos Belloso se hizo un lugar en el corazón de los televidentes y cimentó una carrera que a partir de ahí lo colocó entre los mejores intérpretes del país. 

A sus 54 años, el oriundo de Munro actualmente se centra en el teatro y el próximo 12 de enero estrenará El test en el Multiteatro de la avenida Corrientes. En una charla con diario Hoy, Belloso habló de sus inicios en el Parakultural, de su servicio al país en la Guerra de Malvinas, por la que aún no lo reconocen como excombatiente, y del conflicto en el cine nacional.

—¿Cómo te llevás con la fama? 

—Si bien no tengo bajo perfil, no me gusta la farándula, me gusta trabajar e irme a mi casa con mi familia. No soy de los que van a canales para pelearse, para ser conocidos o para que no se olviden de ellos. Sí, por ejemplo accedí a ir a ShowMatch ya que la propuesta llegó por intermedio de Osvaldo (Laport, su compañero de elenco en Campeones). Yo lo felicité porque estaba haciendo algo nuevo y tratando de competir, y él me convocó para que participara del trío de salsa. Entonces dije “voy a ser coherente con mi palabra y ayudarlo”. Fue bárbaro, me gustó hacerlo, conocí el programa por dentro y como no estaba peleado con nadie no sufrí casi nada. Llevé a mi hija y a una amiga de ella que la pasaron muy bien. Fue pintoresco, pero no lo haría otra vez.

—¿Te considerás autodidacta?

—Soy egresado de la Escuela Municipal de Arte Dramático y no sé por qué anda circulando que soy autodidacta, eso es mentira. Yo estudié, también colaboré en tesis y trabajé. El mayor laboratorio fue el Parakultural (el centro artístico), donde después de estudiar iba a mostrar lo que había aprendido. En el Conservatorio me rechazaron, pero por unos profesores que eran unos ineptos, porque yo tenía entusiasmo y tenía ganas de hacer cosas, y hacía los trabajos muy bien, pero los profesores que me tomaron el examen estaban viendo otra cosa.

—¿A quién conociste en el Parakultural?

—Compartí escenario con Alejandro Urdapilleta, con Humberto Tortonese, con Batato, con grupos de música. Conocí a Luca Prodan, no fui amigo de él pero nos hemos cruzado más de una vez y hemos charlado varias noches. El sábado previo a su muerte estuve con él y hablamos. Siempre tengo el recuerdo de que era una persona talentosa pero amable, que se podía charlar, muy social. 

—¿Cómo es  El test, la obra que preparás?

—La obra es con Viviana Saccone, Jorge Suárez y María Subiri, con la dirección de Daniel Veronese. Es entretenida, pero al mismo tiempo de una intriga permanente porque poco a poco un test se impone en la discusión, primero como un juego y luego como una realidad. Allí se terminan sacando los trapitos al sol de cada uno, y funciona como una película policial. Estoy en pleno ensayo, faltan cosas por descubrir, pero creo que es una mirada hacia nosotros. ¿Qué es lo que pasa con la necesidad de dinero?, ¿Qué es lo que pasa cuando te ofrecen mucha plata por algo? Se empieza a reflexionar en muchos sentidos sobre el mercado y sobre uno como objeto de consumo y como parte indispensable de ese mercado. 

—¿Cómo fue tu paso por Malvinas?

—Fui soldado artillero en la guerra, estuve defendiendo con un cañón antiaéreo el aeropuerto de Río Gallegos. Cuando se terminó la guerra no se me reconoció. Por un decreto de Cavallo se desplazó el teatro de operaciones a 200 millas marinas, y entonces quedó todo el litoral marítimo sin reconocimiento y sin pensión. Hay una guerra que existió, que estuvo en las islas, en la plataforma marítima, pero también hubo 17 bajas en el continente y con 18 años yo estuve ahí, defendiendo el aeropuerto, sin desertar ni huir. Así que quiero que se me reconozca, esa es mi posición y es mi reclamo permanente.

—¿Qué opinión tenés del conflicto en el Incaa?

—No estoy muy enterado de eso, sé que había recursos anteriormente que no se sabía de dónde venían. Lo mismo con los proyectos de planeamiento que tampoco se sabía bien quién los manejaba. Eso fue manipulado por el gobierno anterior, pero también puedo decir que en este Gobierno se van para el otro lado. Con esa excusa se corta todo y no hay tanto trabajo como en años anteriores. Siempre se está viendo y objetando algo. En la dirigencia política son unos impresentables, todos, los de esta gestión y los de la anterior. Ojalá alguien piense en el pueblo, una vez.

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