entrevista

Carlos Belloso: “Estamos viviendo una especie de ficción mientras el plan de miseria va por abajo”

El talentoso intérprete tiene un rol clave en una nueva producción que desanda los caminos de un artista atormentado por el presente.

En su vuelta al cine con Vladimir, protagonizada por Daniel Aráoz y dirigida por Martín Riwnyj, el talentoso actor Carlos Belloso interpreta a un villano de esos a los que nos tiene acostumbrados. La excusa del estreno de la película sirvió para hablar de muchas cosas, entre ellas su mirada sobre el acuciante momento político, social y cultural.

—¿Cómo es para vos volver al cine?

—Un placer enorme. El cine para mí tiene esta impronta de la inmortalidad. La serie después la podés ver, qué sé yo, ahora están en contacto con el cine en un punto, pero la película tiene esa calidad de que es algo que yo me imagino que lo pueden llegar a tirar al espacio y que un extraterrestre la puede ver tranquilamente. El cine para mí siempre, desde chico, es todo. Yo me alimenté así. Mis padres me arrojaban al cine para que no fastidie tanto, y me veía continuado las películas desde el mediodía hasta las ocho de la noche. Yo vivía en el cine, las spaghetti western las vi todas, Sergio Leone, Giuliano Gemma, el personaje de Ringo, todo. Veo una película y no puedo dejar que mi imaginario vaya allá, a ese lugar donde empezó todo.

—¿Y qué te pasa cuando vos te ves en la pantalla?

—Yo me divierto conmigo, porque, digo, el cine es otra cosa, puede ser que pasen una escena y me acuerdo de qué es lo que estuve trabajando en ella, qué es lo que estuve pensando, qué mecanismo activé para eso. Porque yo sigo trabajando mi oficio; si me veo, me veo para estudiarme a mí mismo, para en un punto ser mejor, para actuar mejor, pero también recordar qué es lo que activé ahí y qué es lo que estaba pensando en la película. Esta película, por ejemplo, lo que tiene es que es un mundo, que si bien fue varias veces modificado el texto con nosotros, los actores, es un mundo de correspondencia perfecto de la pintura. Hay zonas del thriller que están totalmente respetadas en el guion, como una especie de crescendo en la cabeza del protagonista. Entonces, también cómo uno funciona dentro de ese mundo que tiene que traducir el director, eso también me interesa.

Porque no todos los directores son iguales y cuando estudio, como hice, para satisfacer las necesidades del director, también crezco en eso porque sé que con determinados directores tengo que hacer determinado trabajo. Y siempre trabajo porque me apasiona a mí la actuación y siempre estoy tramando, siempre estoy escribiendo. No solamente de teatro, que es lo que más escribo, teatro, sino este dispositivo de representación donde pueda llegar a meter mi conocimiento y una cierta magia, porque si uno está iluminado y con algo de magia, la verdad, para qué uno se sube al escenario o hace una película.

El cine a mí siempre me pareció desde el lado del actor, porque desde luego el director o el productor realmente es muy difícil para mí, porque realmente es un trabajo titánico y a uno se le va en los días, por eso pongo mucho y subrayo mucho el tema de la actuación, porque es lo que domino, es lo que me interesa y es lo que sigo trabajando. A ver, en teatro me muevo un poquito mejor, en teatro me muevo como más pez en el agua. Yo dirijo y puedo ayudar a producir porque tengo una productora de teatro donde puedo llegar a producir obras de teatro. Ahora, el cine para mí es titánico, como lo que habíamos hablado antes, el director tiene en la cabeza miles de rubros, en cambio, el teatro es como más artesanal, lo veo así. Yo puedo acceder a eso y aparte que empecé así, en teatro, y eso me hace mover mejor.

—Volvemos a encontrarte en un personaje de villano que a vos te sienta muy bien, ¿te gusta jugar en este tipo de roles?

—Sí, yo creo, porque recién alguien me dijo: “Cada vez que hacés de malo me encanta”. Porque, en realidad, el concepto que yo tengo de los malos es que es un ser humano. Si vos ves a un malo que es ser humano, ahí decís: “Uy, bueno”.

—La banalidad del mal...

—Claro, es humano, y en donde nosotros enjuiciamos también a nosotros mismos. Este es el exponente también de un ser humano, y me interesan siempre los conceptos, porque como vos lo trajiste, filosóficos, para ver los mecanismos de la maldad dentro de un personaje puntual en una película.

—¿Cómo es para un actor estrenar y ver qué está pasando con la ­cultura y los ataques que está ­recibiendo?

—Sabemos que estamos viviendo una especie de ficción tramada, no solamente por los que quieren ganar la batalla cultural, la fuerza de presión como son los hermanos Milei y este séquito, digamos, que integró al vocero presidencial, mientras el plan de miseria va por abajo y el saqueo con Caputo, Sturzenegger, etc. Y es muy evidente esa fuerza de seguridad, totalmente reprimiendo una queja evidente que tiene el pueblo a medidas crueles, provocadoras de esa batalla cultural. Mientras, como siempre, el DNU sigue su acción, nadie hace nada, paralizan al Congreso, porque lo paralizan, si bien con gente que adhiere a esa política de plan de miseria y también una oposición que le dieron tres o cuatro golpes y la dejaron nocaut. También hay miedo, y más allá de que uno pueda estar cercano, de que un presidente te diga “zurdo de mierda”, y soy gente de bien, no soy un orco del mal. ¿A dónde me están metiendo? Esa es la batalla cultural que quieren imponer, pero, digo, todo sirve para que en el sustrato se estén llevando todo y para distraer.

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