Entrevista exclusiva

Carlos Belloso: “No hay nada mejor que el caos controlado”

El lunes el actor vuelve a la pantalla chica con Vigilantes, una serie original que transmitirá la señal TBS, en la que encarna en tono de comedia a un siniestro y bipolar personaje. En una distendida charla con diario Hoy el creador de personajes como Willy y el Vasquito nos adelanta todo sobre este ambicioso proyecto

Este lunes, la señal TBS Very Funny lanzará una producción original que devolverá a la pantalla chica al gran Carlos Belloso. El actor encarnará a un oscuro jefe que trabaja para Panopticus, una entidad dedicada al control y el espionaje. Lombardi (Belloso) un hombre con tendencia bipolar, tendrá a cargo a dos postulantes: Daniel de Vicenzi y Ernesto Moguilevsky, dos hombres con un pasado inquietante que estarán caracterizados por los actores Hernán Jiménez y Ramiro Archain. La tarea de estos individuos será chequear el comportamiento de los empleados de una empresa de taxis, a través de la instalación de cámaras ocultas en sus autos, pero lo que desconocen es que ellos mismos son una suerte de conejillos de indias del Proyecto Vigilante.

La serie, escrita por Andrés Rappaport y Alejandro Turner en base a una idea de Raúl Gonzalo,  cuenta con la dirección de Gustavo Luppi. La trama se apoya en la teoría de Foucault que sostiene que vivimos en una sociedad de control, en la que somos observados de manera permanente. En diálogo exclusivo con este medio, Belloso nos adelantó todo sobre esta ambiciosa comedia, que tendrá trece capítulos y que fue subsidiada por el Incaa.

—¿Qué podés adelantarnos de Vigilantes?

—La trama tiene que ver con cómo vivimos como sociedad, no es ningún juicio, es reflexionar sobre la forma en que vivimos, el futuro ya llegó y estamos siendo observados todo el tiempo. Obviamente la serie toca este tema de forma muy desopilante, es una sitcom, algo que me encanta ya que tiene mucha tradición argentina, es lo más parecido al teatro que puede ofrecer la televisión y justamente esta forma a mí me posibilita actuar de una manera muy absurda. Me divertí mucho con Hernán Jiménez y Ramiro Archain que son dos genios de la comedia, con Lucía Maciel también. Ellos posibilitaron ese mundo, en esas oficinas donde todo es apariencia, porque el proyecto, que consiste en espiar, controlar y tomar notas de lo que hacen los taxistas, ya de por sí es sórdido, y al mismo tiempo se esconde algo mucho más aberrante que no voy a contar ahora. Es algo que oculta el programa que se va a transmitir los lunes a las 23 por TBS.

Mi personaje es el de un jefe, potenciado y bastante bipolar. Puede estar acariciándote con una mano y con la otra tener una barreta de hierro, además ya consultó en Google cómo usarla. Es un ida y vuelta en el humor en donde el absurdo está implícito en esa forma. Que dos aspirantes a un puesto tengan que competir  hace bastante siniestro el asunto y que les haya tocado un jefe de estas características potencia todo. 

Aunque no me inspiré en ningún jefe en particular, quizás me guié como los militares en el tema de las jerarquías. Tuvimos jefes así, esto es un documental (risas). 

—¿Qué es lo que te atrajo del proyecto?

—Me dieron el guión y me encantó de inmediato. Estaba muy bien escrito, y bueno, a mí me gusta actuar cualquier género y tema. Por ejemplo Tumberos estaba del otro lado, era un preso, pero al mismo tiempo tenía algo, describía la sociedad carcelaria pero también tenía ese filo de comedia pura. Mucha gente que veía Tumberos también se reía.

Lo corporal siempre me tira, si me puedo subir a la parrilla de luces y hacer una pirueta, lo hago. Esta comedia te posibilita esto, el despliegue físico.

—¿Cómo es para vos transitar entre los diferentes tonos de la comicidad?

—Creo que tiene que ver con una actuación que debe despertar risas, carcajadas, pero también tiene que encubrir como algo subterráneo y más oscuro. Esta comedia es ideal para eso. 

—¿Te imaginabas que el proyecto iba a terminar en una pantalla de cable?

—Sí, como me imaginaba también que podía terminar en un canal de aire. Me pareció genial que terminara en TBS porque es una señal que es exclusiva de comedia y eso está muy bueno. Es una gran oportunidad.

—¿Te gustaría realizar una segunda temporada?

—-Me encantaría, porque la pasamos muy bien con el elenco y con el director que era la cabeza de eso que había que llevar a cabo. La haría porque es trabajo pero también porque la pasé muy bien, hubo mucha diversión y eso creo, se traduce a pantalla.

—La serie tiene como un espíritu de caos controlado…

—No hay nada mejor que el caos controlado, porque te permite un nivel de verdad que hay que hacer creíble, pero a la vez te permite ir por zonas que se empiezan a justificar por el hecho de ser contradictorias. ¿Quién no tuvo un jefe que no planteó ideas contradictorias o que sabe menos que vos pero tiene esa categoría y lo hace completamente absurdo? Ob­via­mente si nos tocara un jefe normal, las cosas serían mejores, pero a veces te toca un jefe como Lombardi.

La serie tiene mucha referencia a la realidad en la que vivimos y también reminiscencias a grandes referentes como Mesa de noticias, o a las sitcoms de Osvaldo Miranda, como La Nena. Yo me crié viendo eso. Era todo realmente teatral, porque se hacían en vivo. Un formato televisivo que tiene que ver con lo teatral me encanta; además trabajar con un director como Gustavo Luppi que está siempre pendiente de lo que necesitás.

—Hoy por hoy todo es control…

—Totalmente, si no decíselo a Muscari que no puede estar en una fiesta tranquilo que lo graban. Antes nosotros teníamos una moral en donde podíamos cuestionar el tema de la sociedad vigilada, pero ahora hay pocas cosas que se pueden hacer, a lo sumo no tener Facebook o esas cosas, aunque siempre hay un ojo que te observa. Ahora todo el mundo acepta eso y aprovecha el momento de fama, como la gente que va al programa de Rial. Es algo muy absurdo. A esta altura lo tomamos como algo habitual. El futuro ya llegó, dijo el Indio. Moralmente estamos restringidos. Yo creo que desde el lugar público uno tiene que estar un poco medido, si soy filmado tengo que pensar en lo que digo, porque puede dañar. 

Un todoterreno

Belloso, sencillo al hablar pero profundo en sus reflexiones, comenzó el camino de la actuación luego de pasar por una etapa depresiva siendo muy joven. El actor fue un combatiente de Malvinas y aquello hizo mella en su persona. “Cuando volví tenía 18 años, me quedé un año desconectado, en una cama, con síntomas fuertes de depresión”, reconoció el actor tiempo atrás. 

Hoy, con más de 30 años de profesión, Belloso es un todoterreno. Cual camaleón, el intérprete puede pasar de una novela costumbrista a un drama carcelario hasta interpretar a un represor o a un heterosexual al que todos toman por gay arriba de las tablas.

Sin dudas, en la pantalla chica el actor nos hizo emocionar y dejó para la posteridad a grandes personajes que tocaron el corazón de los televidentes. ¿Quién podrá olvidar a “Willy”, el capo de un pabellón de la unidad carcelaria de Caseros que dio vida en la miniserie Tumberos? 

O al tierno personaje de El Vasquito, el ayudante de Osvaldo Laport en la novela Campeones de la vida, un papel que pudo repetir hace algunas semanas en Bailando por un sueño.

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