En diálogo exclusivo con diario Hoy

Celso Piña, el rebelde del acordeón

Días antes de su presentación en La Plata, el referente de la música popular de México se expresó sobre su notable trayectoria artística 

Durante su adolescencia, Celso Piña aprendió a tocar el acordeón mientras escuchaba las clásicas canciones de los exponentes de la música azteca. 

Con el transcurso del tiempo, Piña se enamoró de la cumbia y el vallenato. Así comenzó a trabajar con estos ritmos, logrando que se instalaran como géneros tradicionales en México. De esta manera, se convirtió en el pionero y mayor exponente de la música colombiana en su país de origen.

Desde hace 37 años, Celso continúa vigente en los escenarios y su labor artística no para de crecer gracias a sus impulsos de renovar las melodías fusionándolas con otros ritmos como el hip-hop, el rock, boleros y ska. Esta innovación experimental le dio un sello propio a su música y le valió el mote de “el rebelde del acordeón”. 

En una entrevista íntima con diario Hoy, el artista habló sobre sus inicios y adelantó algunos detalles de lo que será su presentación el 30 de marzo, a las 21, en el Teatro Sala Ópera de La Plata 

—¿Cómo fue tu primer contacto con la música? 

—En mi casa, desde muy chico, oía las melodías de José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Pedro Infante, Antonio Aguilar y muchos grandes músicos. Después comencé, junto con mis hermanos y amigos a escuchar rock en inglés y español, como los Beatles, los Rolling Stones y Ted Nugent, entre otros.  

Con el correr de los años, descubrí el vallenato, que venía desde Colombia y se tocaba en bailes, fiestas y encuentros familiares. Me gusta escuchar el folclore mexicano y de otros países. Es muy interesante cómo se expresan los músicos del mundo entero. 

—¿Por qué te apodaron como el rebelde del acordeón?

—Fue cuando comencé a tocar música colombiana. En ese momento había mucha gente que trataba de desanimarme e insistí hasta que el género musical cobró vida en México. Con el transcurso del tiempo, fueron surgiendo más grupos que tocaban estas melodías. Un día, durante un concierto, uno de los organizadores me dio una lista con las canciones que quería que tocara. Con todo mi respeto, arrugué el papel en la palma de mi mano y le aclaré que solo tocaba lo que el público me pedía. Esta persona dijo: “Ah, eres muy rebelde”, y de ahí surgió mi apodo. 

—¿Qué sensaciones tenés cuando llevás tu música hacia otros lugares?, ¿cómo te preparás para tu visita a la Argentina?

—Mucha alegría, un sentimiento de logro y orgullo muy grande. A veces tengo miedo y curiosidad por saber cómo reaccionarán las personas,  pero siempre tuvimos buenas experiencias. Incluso en China, África y otros lugares donde la cultura es diferente, nos recibieron de maravilla y terminaron todos bailando. 

Por otra parte, es la segunda ocasión que visitamos Argentina y estoy honrado de poder mostrarle a los argentinos lo que hacemos en Monterrey. Así que espero que vayan a vernos, bailen, gocen y disfruten como la vez anterior. 

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