Claudia Puyó, la voz rebelde del rock nacional
Hizo historia junto a una generación de grandes artistas, pero nunca dejó el under. En esta nota, la cantante habla de sus comienzos, su experiencia durante la Dictadura y el amor por Spinetta
Con una voz mucho más dulce que su carácter, Claudia Puyó plantó bandera sobre los escenarios cuando el rock nacional representaba esa energía colectiva de rebelión y juventud. Se enfrentó al público y a sus miedos a los 15 años, tocó en una iglesia durante la Dictadura, cantó con Mercedes Sosa, vivió de cerca la mística ricotera y se enamoró perdidamente de la música de Luis Alberto Spinetta.
Pero en su larga carrera, también peleó cuando tuvo que pelear, aunque quien estuviera enfrente fuera Fito Páez. El músico se atrevió a decirle que tenía que bajar “unos seis kilitos”, y ella le respondió que a Aretha Franklin nunca le pedirían eso.
Así de frontal y genuina es esta mujer, una de las más importantes de nuestro rock, que no tiene problemas en sincerarse y decir: “Me conocen más por haber tocado con otros artistas que por mi propia música”.
En una charla íntima con diario Hoy, hizo un repaso de su historia y reveló algunos de sus proyectos. Recordó que escuchaba música clásica a los 5 años, y conoció la magia de la viola a los 12, ante la indiferencia de sus padres. Así comenzó todo.
—¿Contaste con apoyo familiar?
—No, soy totalmente autodidacta. Fue raro, porque no me apoyaban ni me dejaban de apoyar, tuve que hacer mi camino sola. No me daban pelota.
—¿Cómo fue subir a un escenario por primera vez?
—Me subí a uno cuando tenía 15 años, y la sensación fue maravillosa. Tuve que concentrarme mucho en un punto e intentar no darme cuenta de que la gente estaba ahí. Ahora, al contrario, me divierto mucho hablando con el público mientras actúo.
—Sos una artista que atravesó la Dictadura Militar, ¿cómo la viviste?
—Fue muy loco. En 1976 tocaba con el hijo de un pastor evangelista en su iglesia, en plena calle Corrientes. Pero tocábamos canciones de Daniel Viglietti y Silvio Rodríguez. Nunca nadie nos vino a buscar, pero era todo muy surrealista. Nosotros estábamos en el altar de la iglesia, y la gente que pasaba, nos escuchaba de la calle e iba entrando.
Esa época fue muy difícil. Incluso, a Los Redondos los conocí en ese tiempo, donde estaba prohibido escuchar su música, y alrededor de ellos se generó como una revolución.
—¿Cuál era tu relación con Luis Alberto Spinetta?
—Con Luis fue como un sueño, él me regaló una canción cuando tenía 23 años, pero nunca compartí escenario, algo que me duele, porque es el músico al que más amo en el mundo, en la galaxia, es un amor intergaláctico. Fue el músico más grande que tuvimos, en el rock fue único, además de una gran persona.
—¿En qué proyectos trabajás hoy?
—Ahora estoy trabajando en un próximo álbum. Yo soy independiente, junto el dinero para poder sacar mi disco. Me encanta lo artesanal, trabajar con amigos. Soy un poco under, tengo esa perspectiva. La gente me conoce más por haber tocado con otras personas que por mi propia música.
