entrevista

Darío Sztajnszrajber: “Después de presenciar este espectáculo algo se mueve”

En diálogo con Hoy, el filósofo presentó el show que dará en la ciudad de las diagonales.

Durante una entrevista con este multimedio, Darío Sztajnszrajber presentó Fi­losofía para este fin del mundo, la obra que lo trae a La Plata. De esta manera, la cita obligada se concentra en la función que dará este jueves 18 de agosto a las 20:30 en el Teatro Municipal Coliseo Podestá, ubicado en la calle 10 entre 46 y 47.

—¿Cuál es la propuesta para esta ocasión? ¿Bajo qué circunstancias se unieron con Soledad Barruti para dar inicio a esta obra?

—Lo que hacemos en esta ocasión con Sole Barruti es Filosofía para este fin del mundo, que es un diálogo performático a partir de un disparador que es el colapso ambiental. La idea de un planeta sobreexplotado y de una cultura que se relaciona con la vida en términos de productividad, generando entonces una separación entre el ser humano y el resto de la naturaleza como de confrontación y de dominio. Recordando que los seres humanos somos no solo parte de la naturaleza, sino que somos naturaleza, somos cuerpo, carne, somos materia, somos energía.  

—¿Qué preguntas subyacen en la escena? ¿Cuáles son las incógnitas que sacan de debajo de la alfombra?

—Las distintas investigaciones periodísticas que fue haciendo Sole Barruti, que comenzaron en una deconstrucción del sistema alimentario y después fueron como desplegándose hacia investigaciones hacia el ámbito de la ecología. A mí me sirven de disparador para hacer toda una serie de reflexiones filosóficas, en los formatos en los que a mí me gusta hacer filosofía, que digamos es, combinando mitos, provocaciones, humor, emoción, buscando sobre todo digamos, una perspectiva inusual, diferente de la mirada del sentido común que en general, entiende al mundo como si fuese algo a su disposición, a la naturaleza como si fuera un reservorio de recursos para nuestra expansión y comodidad.

Por sobre todo, construye un habitar soberbio en la realidad en la que vivimos, entonces la idea de filosofía para este fin del mundo es preguntarnos con Sole: ¿cuán inminente está ese colapso? La incidencia del ser humano sobre la Tierra es cada vez más dañina y parecería haber pasado un punto de no retorno.  

—¿Cómo continúan tras esta ­problemática? ¿Qué matices fueron encontrando?

—Una vez puesto en claro este diagnóstico, nos hacemos la pregunta de qué hacemos frente a esto. ¿Cuál sería la oportunidad que tenemos sobre un fin del mundo tan avanzado? Y ahí aparecen sobre el final una serie de especulaciones y de modulaciones que buscan salirse del escepticismo más craso y apostar todavía a una posibilidad de conectar con el mundo desde otro lugar.  

La combinación entre nosotros, es la combinación entre el dato y el relato. La subjetividad de Sole, que está trabajando hace rato estas temáticas, y la perplejidad en mi caso de una filosofía, que a mí me gusta siempre hacer en términos de deconstrucción y de apertura al otro. En este caso me permite desarmar formas de vivir en el mundo que parecen incuestionables y que tienen que ver desde lo que comemos hasta lo que deseamos, entonces esa desconstrucción es hipernecesaria y tiene que ver con lo que yo vengo trabajando, y la apertura al otro. De repente te vas dando cuenta de que con lo animal, que es el ejemplo más emblemático de seres vivos no humanos, tenemos una relación muy cosificada, entonces perdemos dimensión de su otredad y nos vemos imposibilitados a su encuentro.

Bueno, todas estas temáticas se dan en un diálogo muy fluido, muy pedagógico, muy gracioso también, muy emotivo también, del que nadie puede salir indemne. Después de presenciar este espectáculo algo se mueve, algo se transforma, algo se mueve, esa es la idea. 

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