Entrevista Exclusiva
“Donde siento que se abreva lo mejor de mí no es un proyecto sino una banda: Las Armas Bs. As.”
En diálogo con este multimedio, Ramiro “Míster” García Morete se expresó sobre su recorrido artístico y los modos de producción imperantes.
Curioso e inquieto, Ramiro García Morete compone e innova como solista, pero también integra la banda de rock and roll llamada Las Armas Bs. As.
Durante una charla íntima con este multimedio, el buen muchacho dio cuenta del camino andado.
Asimismo, reflexionó sobre las producciones vigentes en este momento donde la vida tal como la conocíamos sufrió un freno y ahora sucede puertas adentro.
—Con este contexto inusual que atraviesa la humanidad mientras que las actividades abocadas a la cultura atraviesan reformas y adaptaciones, ¿en qué proyectos estás inmerso?
—Igual que desde hace varios años, el espacio donde siento que se abreva lo mejor de mí no es un proyecto sino una banda: Las Armas Bs. As. El año pasado cerramos una trilogía con Incógnito, y además de estar grabando actualmente nuevo material, produjimos un par de contenidos audiovisuales disponibles en YouTube: Living Las Armas y Sesiones XX. Por ende, estamos con la mente ocupada a pesar de extrañar la materia prima de esto, que son la sala, los conciertos y una hermandad dentro del grupo que trasciende lo artístico. Hacemos planes, algo de por sí ambicioso en este mundo. Pero tampoco es que antes haya sido demasiado fácil.
—¿Qué sensaciones te merece este estadio inusual que implica la realidad pandémica? ¿Cómo lo trasladás al arte?
—Es difícil decir algo nuevo y creo que las sensaciones, en general, son comunes a todos. En el caso de la banda, claramente priorizamos lo humano y sanitario. Por lo cual asumimos los cuidados y restricciones. En lo personal, el año pasado me encargué de volver a equiparme mínimamente para maquetear o grabar esas ideas que compongo semanalmente y que en otro momento se desvanecerían o progresarían en la sala. Algunas las publico en mi nombre, cuando se da alguna razón especial. Pero sencillamente es otra modalidad de hacer algo que precedía a la pandemia: mitigar la existencia con sonidos, ritmos y palabras.
—¿De qué manera intentan sobrevivir en relación a la carrera y también para permanecer en boga?
—Considero que la idea de permanecer y sobrevivir puede ser inherente a lo humano. Pero desde lo artístico me suena a competencia. Las canciones existen y crean mundos o vidas de por sí. Lo que hacemos es comunicar lo que hacemos, no desconectarnos del resto y dialogar con una respuesta que suele ser muy afectuosa. Pero después –y es algo que atañe al rock y a la cultura actual–gobierna una lógica basada en algoritmos, likes, nuevos mainstreams y aprobación que uno analiza porque es fascinante... como también peligrosa, si se enfoca exclusivamente en ello. Resumiendo, no pensamos en una carrera. A lo sumo en un camino. Y lo cierto es que adonde vamos no hacen falta caminos, Marty.
—¿Qué podés contarnos sobre la trayectoria realizada?
—Es muy difícil resumir una trayectoria. Supongo que no uso Tinder porque me costaría presentarme en pocas líneas. ¿Puedo probar con un challenge de TikTok? No sé... Con Las Armas, con Miro y Su Fabulosa Orquesta de Juguete y con La Colifa (más algunas experiencias solistas) nos hemos inventado desde hace 20 años pequeños universos estéticos que no siguieron la corriente sino que sintieron la electricidad. Tocamos en grandes escenarios y sucuchos húmedos, salimos en grandes medios y fuimos ignorados por el vecino. Fuimos lo que fuimos, pero siempre hacia adelante. Y en cada una de esas instancias hubo muchas personas que conectaron con ello.
—¿Cómo te adherís a la lucha cotidiana en las batallas de género?
—Supongo que desde una atenta escucha y aprendizaje que lleva muchos años y llevará hasta mi último día. Pero no sé si como varón cis me corresponde pronunciarme públicamente, y creo que al no extenderme te estoy respondiendo.