entrevista

Emilio Treviño: “El doblaje es como un gimnasio actoral enorme”

Treviño es un reconocido actor de doblaje y estuvo presente en Argentina Comic Con.

El mexicano Emilio Treviño nunca imaginó la trascendencia de su trabajo fuera de México, donde actuaba y comenzó a realizar doblajes, hasta que el personaje de Miles Morales, en Spiderman, le permitió saberlo. Y es por eso que visitó el país, gracias a Argentina Comic Con, que finalizó este domingo y en donde estuvo encontrándose con sus fanáticos. Con él, hablamos para saber más de sus orígenes en la profesión y sus sueños.

—Contame un poco sobre las primeras horas aquí…

—Increíble, para mí Argentina, a pesar de que es mi primera vez viniendo para acá, es un país que ya estaba muy familiarizado con él, mi mejor amigo es de acá, de Pilar, gracias a él ,desde hace años en México, yo tomo mate todas las mañanas, porque el café me pone muy ansioso y el mate me da la suficiente energía para el día y hay muchos artistas de acá, que yo admiro y que han estado presentes en mi carrera y que me han inspirado muchísimo, entonces, para mí, Argentina es un país que representa muchas cosas muy especiales y el poder venir y compartir tu trabajo lo vuelven el triple de especial, y ya recorrí muchísimas cosas, ya fui a Puerto Madero, ya fui a Boca, a Caminito, ya comí de todo, dulce de leche, pasta, ya comí un asado, tomé Fernet y con botella de Coca-Cola cortada para que tenga mejor sabor.

—¿Cuándo supiste que te querías dedicar a la actuación y luego al doblaje?

—Desde siempre, era muy pequeño, es algo que creo, yo tengo la teoría de que los niños siempre saben lo que quieren hacer, después se te olvida o te compras puntos de vista de otras cosas, pero siempre supe que quería ser actor igual y no como un pensamiento específico de “quiero ser actor”, no, pero iba al cine, iba al teatro y decía: yo quiero hacer eso, yo quiero contar esas historias, yo quiero experimentar eso, yo quiero vivir eso, no, y creo que se fue dando de una forma natural, nunca dije, como tal, quiero hacer doblaje, porque, cuando eres tan pequeño, no sabes lo que es doblaje, hay personajes que tú crees que son reales y creo que no sé la fecha que dije quiero hacer doblaje o quiero hacer teatro, quiero hacer todo; yo, como actor, solo quiero contar historias que tengan algo que decir y que valgan la pena y sean interesantes, en el rubro que sea, me da igual, no, pero que sea que sea algo que me rete y que sea algo que sea interesante y que tenga algo que decir, sino para qué lo contamos.

—El doblaje te ha dado grandes oportunidades…

—El doblaje es muy noble, además, porque te permite poder contar muchas más historias sin tener que depender de la parte física como actor, de alguna manera, en teatro, en cine, en televisión, la actuación es más limitada, tiene otras ventajas, pero es un poco más limitada y el doblaje tiene esta magia en donde puedes ser, en un mismo día, varias cosas, yo creo que eso es una ventaja enorme, para mí, el doblaje es como un gimnasio actoral enorme en donde no pierdes esta magia de salir y entrar de la ficción con facilidad, pero con la misma profundidad que lo harías en otro gremio.

—¿Cuál es el principal desafío a la hora de doblar y no contar con el cuerpo?

—Yo creo que lo complicado es el no poder moverte físicamente tanto, porque todo ese movimiento, ese ruido, se va a meter a la cabina, pero hay un mito muy grande en donde dicen que el cuerpo no se usa en doblaje y mi punto de vista es que el cuerpo sí se usa, solo que no lo ve la gente, pero importa mucho, para mí, es imposible no moverme en cabina, siento físicamente, pasa algo, el reto es hacerlo de la manera más silenciosa posible y yo creo que el hecho de grabar tantas cosas a la semana, de tantos doblajes en cualquier país, en Argentina hay muy buen doblaje, en Venezuela, en Chile, en México, se graban tantas cosas, ahora también con las plataformas digitales que lo complicado es mantenerte fresco con tanto trabajo, que el instrumento no se oxide o que no caiga en vicios, en una zona de confort de solo entrar y hablar, no, sino que siempre se mantenga vivo el trabajo y yo creo que es el reto más grande.

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