Esteban Prol, el actor que marcó a generaciones de adolescentes

En plena temporada teatral y a punto de estrenar una película, el intérprete habló con diario Hoy sobre su recorrido en la TV argentina y el regreso de Montaña rusa

Actor multifacético, Esteban Prol se luce en Entretelones, obra en cartel de la temporada teatral de Buenos Aires, mientras espera el estreno de Bruno Motoneta, película que protagoniza y con la cual el cine argentino incursiona en la ciencia ficción y el género fantástico. Pero no es la gran pantalla ni los escenarios lo que llevaron a este intérprete de 51 años a la fama. Hace más de dos décadas, el fenómeno Montaña rusa hizo que su nombre resonara junto a los de Gastón Pauls, Nancy Dupláa y Carla Peterson, entre otros jóvenes que después hicieron carrera y hoy son parte del mundo del espectáculo. Este año, la tira podrá verse nuevamente por Volver, junto al relato y las anécdotas de Prol y sus compañeros. 

En una charla íntima, Esteban habló de su trayectoria, que marcó a varias generaciones de niños y adolescentes, pero también habló de su fructífero presente, del reencuentro con sus compañeros de Montaña rusa y de sus hobbies y pasiones, que lo definen como persona, más allá del personaje. 

—¿La temporada en Buenos Aires desafía con éxito al éxodo turístico?

—Creo que hay gente en todos lados. Muchos del interior llegan a la capital y van al teatro, y nos está yendo muy bien, estamos contentos. Yo me sumé a Entretelones este año, y el resultado es muy divertido, es una comedia de situaciones con personajes muy queribles y actores de primer nivel, como Fabián Gianola y Ana Acosta. Somos todos profesionales y tenemos claro que tenemos que hacer reír, por eso me recibieron muy bien. 

—¿Cómo será Bruno Motoneta, tu próxima película?

—Va a ser distinta. No hay una película así en el cine argentino, que tenga ciencia ficción, aventura, fantasía, misterio y humor. Es para un público infanto-juvenil y muy loca, divertida, es la primera vez que participo de una película así, y me encanta. Por suerte, el cine nacional se viene animando más a las películas de este género, al terror, a la fantasía. Hay una apertura y nuevos realizadores que van desarrollando otro perfil y atraen a muchos fanáticos, es interesante. Se estrenaría a principios de febrero. 

—¿Qué sentiste en el reencuentro con tus compañeros de  Montaña rusa?

—Fue muy movilizador, había técnicos a quienes no veía desde hacía 23 años. Nos empezamos a saludar entre todos y de pronto estábamos en un limbo de espacio-tiempo, de recuerdos. Yo conviví mucho tiempo con ese sentimiento de nostalgia, lo construí junto a mis compañeros. Cada vez que los veo siento que son parte de mi historia, crecí con ellos, los vi crecer. Hay algo que se mantiene intacto cuando nos juntamos, somos muy afectuosos. 

—¿Te gusta verte actuando con 20 años menos, o sos muy crítico?

—No era fan de Montaña rusa en su momento, pocas veces me junté a ver capítulos. Los disfrutaba, pero no me gustaba verme. Hoy, si vemos un capítulo, sería para reírnos mucho. No tenía nada que ver con la TV actual, pero generó muchísima empatía en la familia. En la calle muchas veces me paran por mi papel en Floricienta, pero la gente también se sigue acordando de Montaña rusa y eso me emociona, porque quiere decir que con mi trabajo generé algo en ellos. 

—Además del trabajo, ¿qué te define como persona? 

—Soy muy curioso y tengo una gran colección de cómics. Colecciono muñequitos de Batman, y juego con ellos y con mi hijo, Juan, de ocho años. A él le encanta, sus primeras palabras fueron papá, mamá y Batman. El día de mañana los tirará, pero hoy es algo que nos define. Y por cierto, Batman es el mejor superhéroe. Clark Kent era un alienígena, pero Bruce Wayne era humano, como noso­tros, por eso me gusta.

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