Entrevista Exclusiva
Fernando Samartin, en la piel de Sandro de América
El intérprete se pone en los zapatos del cantante que revolucionó los escenarios con bailes escandalosos y la voz más sensual de todos los tiempos.
En 4 de enero del año 2010 se apagaba la voz de uno de nuestros más reconocidos y queridos ídolos populares: Sandro, Roberto Sánchez. Más de 50.000 personas lo despidieron en el Congreso de la Nación y más de 100.000 personas acompañaron su cortejo fúnebre, saludándolo a su paso y coreando sus canciones, desde la ciudad de Buenos Aires, a lo largo de la avenida Hipólito Yrigoyen, hasta el cementerio de Longchamps, en la provincia de Buenos Aires.
Hoy, la música del “Gitano” continúa siendo masivamente escuchada, hay quienes aún tienen el deseo de poder cantar a viva voz y bailar sus temas más populares, algo que gracias a
Fernando Samartin es posible. Cantante, artista plástico e ilustrador, hace 16 años que Fernando se pone en la piel de Sandro. Viajó con su show por todo el país -incluyendo presentaciones en el Gran Rex, el Teatro Ópera y el Luna Park- y varias ciudades de Latinoamérica. Sobre el escenario lleva la magia de Sandro, acompañado por los mismos músicos que tocaban junto a él. Ha cantado con figuras de la talla de Palito Ortega, Patricia Sosa, Jairo y César Banana Pueyrredón.
En diálogo con diario Hoy, el artista hizo un repaso desde la situación epidemiológica actual hasta los proyectos que lo acompañarán a futuro.
—¿Cómo fue pasar la pandemia lejos de los
escenarios?
—La pandemia fue devastadora a nivel sensorial y sensitivo para todos los que trabajamos en un escenario. Extrañé demasiado el contacto con el público, pero también entendí, que era algo que ocurría por fuerza mayor y que había que transitarlo.
En mi caso, pasé la cuarentena en la casa donde crecí, con mis viejos y si bien no tuve casi actividad artística vinculada con el canto, sí lo tuve con mi otra vocación que es el dibujo. Pude reencontrarme 100% con lo gráfico y fue mi fuente de ingresos en el 2020.
No la pasé mal, estuvimos todos con salud pero me faltaba algo: cantar para el público
—¿Cómo surgió hacer Homenaje a Sandro, será especial esta noche, tu actual show?
—Será especial esta noche surge de las ganas de volver a encontrarme con la audiencia, de volver a encarnar a Sandro. Cuando se aplican los protocolos y consigo una primera fecha en Belgrano, sabía que iba a ser una noche distinta: muchos meses sin cantar. Entonces, le consulto a un amigo, Darío Suárez (biógrafo del gitano, autor del libro "Sandro el Ídolo") ¿qué nombre le puedo poner al show? "será especial esta noche" como la canción que Roberto editó en 1986. No me quedaron dudas de que ese era el título.
—¿Qué recorrido musical tiene el show?
—Obviamente, el tema que da título al show está presente (tema muy difícil de cantar, por cierto) al igual que la mayoría de sus clásicos. Me acompaña Jorge Bertinetti, tecladista histórico de Sandro quien trabajó ininterrumpidamente con él desde 1982 aproximadamente. Incluso hay canciones que hoy se resignifican en un mundo que atraviesa una pandemia, como por ejemplo "Volverán los días".
—¿Qué proyectos artísticos te acompañarán durante el 2021?
—2021 es un año con mucha incertidumbre, pero de todas maneras todavía tenemos la capacidad de soñar intacta.
Hay un proyecto musical que me emociona mucho y tiene que ver con la cantante Chavela Vargas. Estamos en proceso de pre producción
—¿Cuál es la mayor gratificación que te dio tu carrera?
—A Sandro le voy a estar eternamente agradecido por haberme dado la oportunidad de conocer mi vocación de cantante. En el afán adolescente que tuve de querer interpretarlo, imitarlo, nunca creí que se iba a convertir en un oficio. Hoy no concibo un día sin cantar.
Además, me ha hecho conocer gente maravillosa, dentro y fuera del mundo del espectáculo. Y viajar, por supuesto. Primero por el país y luego, en el exterior. Llevar su arte como bandera me da mucho orgullo.Esa es la mayor gratificación que tuve: conocer un oficio gracias a su figura.
Fernando comenzó su admiración por Sandro a los 14 años, luego de quedar impactado frente a la figura del Gitano como actor y músico en Operación rosa, rosa, una de sus tantas películas. Allí fue que Samartin decidió que él quería hacer eso mismo, desenvolverse de esa manera.
El proceso de parecerse a Roberto Sanchez comenzó cuando Fernando fue a Parque Rivadavia y comprar algunos CD y VHS suyos. El primero de ellos fue uno que se editó en el ’88, con un show en el Luna Park por sus 25 años de carrera. Se miraba frente al espejo e imitaba a Sandro con un grabador en su habitación.
Luego comenzó la etapa de cantar en bingos y casinos, que le permitió expandir y diversificar su público. El momento bisagra en su carrera fue una gira por la Costa en 2007, que comenzó de la peor manera: junto a su mánager tenía programada la temporada para hacer shows en vivo pero ni bien se instalaron en Villa Gesell les cancelaron todas las presentaciones: el empresario que debía pagarles desapareció y dejó a la deriva no solo a Fernando sino también a todos sus empleados. El cantante estaba desesperado, a punto de volver derrotado a su casa en el momento del despegue de su carrera, cuando otro golpe de suerte -y una cuota de la llamada “viveza criolla”- cambiaron los planes por completo.
“Mi mánager tuvo una estrategia increíble -recordó Samartin-. Le dijo al dueño de un local: ‘Vamos a hacer dos o tres temas gratis, si no te gusta nos hacés una seña y nos vamos’. Terminamos trabajando todos los días hasta marzo, algunos con doble función. Hice shows cuatro años en Villa Gesell, algunas cosas en Mar del Plata y ahí vino el salto al teatro con el productor Juanjo Taboada, quien me contactó con uno de los pianistas de Sandro, Sebastián Giunta. Así empezamos a crecer tímidamente hasta que me llegó la propuesta de hacer Por amor a Sandro y ahí explotó todo”.
Todos aquellos que quieran vivir la experiencia multisensorial del show que propone Fernando Samartin, pueden hacerlo en el Teatro Picadero, donde se presenta frecuentemente. Eso sí, es necesario comprar las entradas con anticipación, ya que lleva una suma de presentaciones totalmente agotadas. Quienes lo vieron, eligen repetir la experiencia, como en su época Sandro tenía a sus nenas, hoy las mismas también acompañan a Samartin.