ENTREVISTA

Hernán Moyano, un profeta del género terror

En diálogo con este multimedio, el escritor y cineasta presenta sus proyectos, reflexiona sobre la actualidad del cine y detalla sus nuevas producciones que darán para hablar.

Nacido en La Plata, formado en producción, dirección y guión cinematográfico, Hernán Moyano dirigió series y películas pero también se abocó a la radiofonía. Además puso manos a la obra para lanzar piezas literarias que agotaron sus ediciones. Ahora va por más con el próximo proyecto. Es por ello que fue entrevistado por Hoy.

—Siendo que tus primeras ediciones se agotaron y ahora vas por más, ¿qué encantos encontrás en la escritura de libros?

—Vengo del mundo del cine y hasta ahora, además de producir y dirigir, he estado centrado en la escritura de guiones. En los últimos años estuve muy centrado en desarrollarme como autor, ya que gracias a eso puedo transitar todo tipo de aventuras e ingresar en mundos que me son sumamente ajenos. Creo que eso es lo más hermoso del cine, poder ser otra persona todo el tiempo. Hay días que me encuentro investigando sobre ciencia o astronáutica, como cuando tuve que escribir Belisario junto con Pablo Santamaría. Otras veces, sobre criminalística, asesinos en serie o temas paranormales; cuando me toca escribir guiones ligados al cine de género. Desde que compartí experiencia con Cristian Bernard, con proyectos como Bajo tus Pies, Matadero, Trueno del Camino, entre otros, me volqué de lleno a escribir. Cada tanto me toca dirigir, que es otra cosa que me encanta de mi oficio. Pero en esta época centro mis esfuerzos en volcar en papel las historias que voy observando alrededor mío, siempre desde el prisma de alguien que ama el terror. Con Línea Paranormal, el libro que escribí junto con Rodrigo García Ferreyra, encontré una dinámica totalmente diferente a lo que es un guión cinematográfico. En un guion de cine, mientras menos literatura tenga, mejor. En cambio cuando uno tiene que escribir narrativa, la cosa cambia radicalmente. Fue una experiencia increíble que gracias a la ayuda de nuestro editor, Alejo Hernández Puga, disfrutamos mucho y no fue para nada traumática como imaginábamos. La recepción del libro ha sido maravillosa, ya que se han agotado tres ediciones. Actualmente Alejo se encuentra editando nuestro segundo libro de cuentos de horror basados en historias reales paranormales, que se titulara Este libro esta maldito y que, si todo va bien, estará publicado a finales de febrero próximo. Es una especie de continuación espiritual de Línea Paranormal, con una estructura muy similar. Trece historias de horror paranormal basadas en historias reales que han llegado a la verdadera “Línea Paranormal” que tiene Rodrigo García Ferreyra, mi socio y hermano de la vida. Son historias oscuras. Algunas de ellas transcurrieron en La Plata; y aquellos que se acerquen al libro seguramente las recordarán por mucho tiempo luego de leerlas, ya que encontrarán espacios y situaciones que les resultarán cotidianas, pero en un contexto totalmente diferente y aterrador. Es un libro muy crudo y salvaje que nos costó mucho escribir, porque mientras lo escribía sufría en carne propia las consecuencias de meterme con temas tan delicados como estos.

—¿Cuáles son las bondades del oficio?

—Creo que el principal trabajo de un realizador es ser una buena antena que logre captar el clima de época y tamizar lo que sucede a su alrededor con el prisma de su mirada particular. En mi caso, todo siempre tiene un tono aterrador. Quizás lo que para otra persona es una situación normal o una persona extraña, para mí siempre puede convertirse en la génesis de una buena historia de terror. Creo que tiene mucho que ver con mi formación autodidacta y el cine con el que crecí. Siempre estuve en contacto con un cine mucho mas deforme que lo que los otros chicos de mi edad, y eso me hizo convertirme en un ser extraño. Un freak, un ermitaño, un hikikomori del cine. No voy a eventos ni a fiestas y prefiero leer un libro o ver una película.

No es que me quiera hacer el raro o el artista conflictuado, porque odio el concepto de “artista”. Yo no me considero un artista, me considero un laburante, un artesano. Para mí tiene tanta importancia el trabajo de un carpintero como el mío, solo que trabajamos con una materia prima diferente. Los que hacemos cine tenemos mejor prensa. Es una cuestión de oficio y no de ser un iluminado o un talentoso. Pero siempre me sentí fuera de lugar en esos ámbitos. Creo que esa especie de fobia social me ayudo a poder correrme del lugar común e intentar diferenciarme en mi trabajo. Para nosotros los que hacemos cine, ver una película o una serie es estar estudiando. Me acuerdo cuando era chico, para muchos verme todo el día encerrado mirando películas era verme perder el tiempo. Me habrán considerado un vago, pero yo lo tomaba como largas sesiones en la biblioteca. Hoy, sigo con la filosofía de que un día sin ver una película es un día perdido.

El presente en el arte

—¿Qué análisis hacés de la escena actual?

—Es difícil hacer una lectura porque el panorama es incierto. Hasta antes de la pandemia era una cosa y ahora es otra. La pulseada entre Hollywood y las plataformas, que se venía dando en varios escenarios, terminó de definirse a favor de las plataformas. Si los hábitos de la gente ya estaban cambiando radicalmente con la posibilidad de quedarse en la comodidad de su casa y elegir el contenido que querían ver, ahora con las restricciones y el panorama que se vive en el mundo, creo que esos hábitos terminaron de asentarse.

Noticias Relacionadas