entrevista

Julieta Steinberg: “Me parecía que era importante que el guion mejorara”

Música en espera, Uno para morir, Guapas, Chica vampiro son solo algunos de los relatos que tienen su firma.

Recientemente No negociable, protagonizada por Mauricio Ochmann, se ha convertido en uno de los grandes éxitos de Netflix. Dirigida por el argentino Juan Taratutto, tiene a Julieta Steinberg como una de sus guionistas, quien, desde México, habló en exclusiva con diario Hoy.

—¿Cuándo supiste que querías contar historias?

—A los 15 años, más o menos. Estaba en el colegio y teníamos un taller de video con un profesor que se llama Rodolfo Otero, que también es un escritor argentino y teníamos historia del cine, te hablo año 95. Me acuerdo de que veíamos películas y me llamaba mucho la atención en ese momento, que era justo cuando iba a arrancar una nueva ola en el cine argentino. Veía que los guiones norteamericanos eran sólidos y acá sentía que la falla venía del lado del guion, me parecía que era importante que el guion mejorara. Ahí pensé, bueno, quiero ser guionista.

—Y dijiste, bueno, quiero ser guionista. ¿Y cómo fueron los pasos? Uno tiene la idea, pero después, ¿cómo se sigue?

—En esa época justamente yo no venía de una familia adinerada, entonces era como medio difícil, como la elección de carrera y todo eso. En un momento hice un intento muy noble de entrar a UCLA, que es una universidad de cine en Los Ángeles. Iba a la Universidad de Buenos Aires e iba a otra universidad que se llama Lincoln University para entrar a la UCLA. Era como una cosa medio imposible, porque lo hacía a la mañana y a la noche y trabajaba para pagar eso. Era imposible lo que quería hacer. Finalmente, eran 2.000 aplicantes y de los 2.000 eligieron 30, después eligieron 15 y me eligieron entre los 30. Pero después no me eligieron entre los 15 porque dije que me gustaba Woody Allen. Yo era muy inocente, tenía 18 años ahí y no entré a UCLA. Hice Letras en la UBA, porque en esa época la carrera de Imagen y sonido tampoco la veía como que era una preparación para un guionista. Finalmente empecé ahí, hice toda la carrera de Letras y después, con mucho esfuerzo, pagué la universidad del cine. Y en el medio hacía talleres de guion, que era lo que había ahí disponible, me metí a hacer un taller de guion con Patricio Vega, que en ese momento había hecho Los simuladores. Él fue mi profesor, le gustaba como escribía y me llevó a trabajar con él. Más adelante, un amigo, Marcos Osorio, me dice: ¿por qué no te vas a trabajar con Marcela Citterio? Ella estaba haciendo telenovelas y yo no sabía nada de telenovelas porque yo venía de Letras, de cine, de nada que ver y del policial. No sabía nada de telenovelas y ella me enseñó todo, aprendí mucho de ella del oficio de escribir. Aprendí a escribir en velocidad porque cuando nosotras hicimos, por ejemplo, Chica vampiro, había que correr y, además, aprendí un montón de la parte emocional de los personajes que eso nunca hay que olvidarse. Otra cosa que me dio también fue autovaloración. Aprendí mucho ella porque es una mujer ejecutiva, hace negocios, empecé a viajar por el mundo y fui a un montón de ferias internacionales. Esta película, No negociable, es producto de que me subí a un avión y me vine a México porque presenté a los productores argentinos con los mexicanos. Es mucho trabajo, pero en este caso siento una gran satisfacción, porque hay que también tener el agradecimiento, siempre. Siento una gran satisfacción porque a No negociable ya la vieron en Netflix 15 millones de personas.

—¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?

—Ahora estoy escribiendo otra película para Tiger House, que es la misma productora de No negociable, que es una comedia y pude elegir como coequiper a Patricio Saiz, que es el escritor de Nosotros los nobles y la verdad que es un tipazo. Uno tiene estas oportunidades de escribir con gente linda también.

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