La gran noche de la música celebró su 60ª edición

No fue una noche más en los Grammy, ya que fue la sexagésima edición de la gala más importante de la industria musical. Este año la ceremonia volvió a la ciudad de Nueva York, en el Madison Square Garden, y hubo una marcada concientización sobre la diversidad. En este sentido, los artistas, al igual que hicieron sus colegas de Hollywood, se manifestaron en contra del acoso y el abuso sexual, apoyando la iniciativa Time’s Up, que lucha por la igualdad de género. Por ese motivo, un grupo de músicos propuso vestir una rosa blanca en la ceremonia del domingo.

Conducido por James Corden, el evento arrancó con una performance de alrededor de siete minutos de Kendrick Lamar, la estrella de la velada, quien fue apoyado por U2. Además, el humorista Dave Chappelle hizo un repaso incendiario por algunas canciones de DAMN, el último disco de Lamar, demostrando por qué es hoy uno de los mejores músicos del país del norte.

Por su parte, Lady Gaga aportó su habitual fastuosidad estética y su registro de voz único. En tanto, volvieron a actuar juntos en un escenario Luis Fonsi y Daddy Yankee, quienes estaban distanciados pero se unieron para representar a la música latinoamericana con Despacito, el tema más escuchado de 2017.

Lo único negativo de la noche fue el desaire hacia una de las estrellas del año que pasó: Lorde, la artista neozelandesa que estaba nominada a mejor álbum del año junto a Childish Gambino, Jay-Z, Kendrick Lamar y Bruno Mars (otro de los más destacados de la noche). La intérprete decidió no presentarse porque la organización no le permitió actuar sola, algo que sí hizo con los otros nominados. Esto puso de manifiesto una vez más que las mujeres siguen viviendo situaciones de desigualdad en la industria musical y que aún faltan años para revertir eso.

Al cierre de esta edición se entregaban los premios más importantes de una noche donde el argentino Pablo Ziegler ganó por mejor álbum de jazz latino gracias a su disco Jazz Tango. El artista accedió así al segundo Grammy de su carrera, luego de haber recibido uno en 2005. Un broche de oro para un músico nacional destacado.