Los capocómicos se fueron, pero las vedettes prevalecen

Adriana Aguirre protagoniza Extinguidas, la obra que pone en escena a las glorias de los 80. Antes de la función que brindarán este domingo en la ciudad, la actriz habló sobre el éxito de la puesta teatral e hizo un repaso por su carrera

Con apenas 16 años, Adriana Aguirre comenzaba su carrera actoral dejando de lado el sueño de sus padres: verla convertida en abogada. “Ellos estaban de acuerdo con que hiciera algo que me gustara mientras siguiera estudiando abogacía. Trabajaba mucho como modelo y en cine, entonces al año tuve que optar por la universidad o por la carrera artística. Allí comenzaron los problemas, ya que mis padres no querían que dejara de estudiar. Por lo tanto estudié un año más, sacrificándome, durmiendo cuatro horas. Un día lo senté a mi papá y le dije que mi futuro estaba en todo lo que fuera artístico, porque eso era lo que me gustaba”, recordó la actriz.

Actualmente, Adriana protagoniza Extinguidas, una de las producciones teatrales más exitosas de los últimos tiempos, en donde viejas glorias de los 80 y 90 reviven en las tablas los aspectos más jugosos de sus vidas. Este domingo, a las 21, la obra llegará a la ciudad para una función especial en el teatro Coliseo Podestá (10 entre 46 y 47). En diálogo con Hoy, la artista habló de su presente artístico, los planes laborales y su intimidad. “Soy una mujer de mucho temperamento, hago lo que se me da la gana. Estoy en el lugar que quiero y no le tengo miedo a nadie”, aseguró.

—¿Cómo fue el momento en que te llegó la propuesta de Extinguidas?

—Como todo actor siempre estoy a la expectativa de que llegue algún proyecto que me guste y me interese. En ese momento estaba haciendo temporada de verano. Soy de las pocas actrices que nunca dejó de trabajar: ininterrumpidamente, desde hace 43 años, estoy en actividad permanente en televisión abierta, cine y teatro. Después de una de las funciones de la obra que hacía con Ricardo, mi marido, llegaron José María Muscari y Martín, su asistente. Nos reunimos en el camarín y planteamos la posibilidad de hacer algo juntos más adelante. Pasó el verano, llegué a Buenos Aires, recibí su llamado y me citó para una entrevista de trabajo en el Teatro Regina. Al llegar, me encontré con las chicas con las que desde hace tres años hacemos este éxito. 

—¿Colaboraron en la elaboración del guión?

—El guión es responsabilidad de José María Muscari. Nosotras contamos cosas de nuestra vida que están reflejadas en muy poquitas partes de la obra, ya que el resto es una contienda entre nueve mujeres por un puesto de trabajo. Un empresario las convoca para un gran espectáculo y se van encontrando en un spa, compiten entre sí y se dicen barbaridades, siempre a través del humor negro e irónico que maneja Muscari. Es una ficción basada en la mirada que el autor tiene sobre nosotras. En el momento de emoción en el que rasgamos nuestras vestiduras, mostramos el alma y el corazón, allí, las historias verídicas y dolorosas fueron respetadas a rajatabla.

—¿Te hubiera gustado que alguna otra diva de los 80 formara parte de la obra?

—No, considero que el elenco está bien así. Es más, creo que son demasiadas, pero tampoco le fue fácil a Muscari encontrar a estas diez mujeres, aunque ahora somos nueve. En aquellas épocas no eran tantas las triunfadoras. 

Había categorías: las chicas de primera línea y las de segunda, que nunca se mezclaban. Entonces no fue simple encontrar a estos íconos de los años 80, no éramos tantas y lo mismo sucede ahora. Fue todo un hallazgo de Muscari haber conformado el elenco.

—Además del teatro, ¿tenés ganas de hacer televisión?

—Sí, tengo algunas propuestas, pero las dejaré para 2018. Prefiero esperar  porque, según nos dijo Muscari, después de la temporada de Carlos Paz del próximo año, vamos a hacer un corte con Extinguidas, quizá por un período largo. 

—Hace mucho tiempo que estás en el ambiente de la farándula, ¿en qué momento sentiste la explosión en los medios?

—Ya para mis 20 años estaba en las tapas de todas las revistas con Graciela Alfano, Adriana Constantini, Pata Villanueva, entre otras. Después fui convocada por Carlos Petit para debutar en teatro de revista, lo cual se extendió por 33 años. Y mal no me fue. 

—De todos los capocómicos con los que trabajaste, ¿a cuál extrañás más?

—A Juan Carlos Calabró, porque teníamos una relación de mucho cariño y éramos amigos con él y con su familia. Una vez que se fue, todo se desmembró, más allá de que la llamo seguido a “Coca” (la mujer de Calabró). Hablo con Marina, pero con Iliana he perdido el contacto. Todo cambió porque la vida misma lo hace. Además les cuento algo que la gente no sabe: yo fui muy amiga de Juan     Carlos Altavista y de su entorno, porque trabajamos mucho juntos. Lamentablemente, los capocómicos se fueron y las amistades desaparecen. Recuerdo con mucho cariño a muchos otros actores como Jorge Porcel, Alberto Olmedo, José Marrone, Adolfo Stray, Ricardo García y Mario Sapag. 

—Después de tantos años de matrimonio, ¿cómo están con Ricardo?

—Él me acompaña a todos lados. Hace 23 años que nos hacemos el aguante y que nos elegimos mutuamente. Construimos una muy buena relación, aunque los dos tenemos carácter fuerte. Sin embargo, somos independientes y encajamos perfectamente el uno con el otro. Nos bancamos nuestras locuras y rayes. 

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