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María Amuchástegui, la pionera en la gimnasia televisada
Durante los 80, la mujer logró innovar con su estilo fresco jovial que convocaba a rutinas de gimnasia. Sin embargo, un accidente escatológico hizo que su fama se detuviera.
Durante los años 70, en Estados Unidos, la célebre actriz de Hollywood, Jane Fonda, ponía un paréntesis a su exitosísima carrera cinematográfica, dejando atrás los guiones de grandes autores y las películas que encabezaba, para abocarse a militar la vida sana a través de la gimnasia y la buena alimentación. Para ello, presentó un proyecto en un canal de televisión y armó un libro en donde se propuso enseñar las rutinas de fitness que llegarían a los hogares a través de la pantalla chica.
Mientras tanto, en Argentina, la profesora de educación física María Amuchástegui se formaba en el deporte, tomando clases en el exterior para luego abrir una escuela de tap que contó con alumnos destacados de la farándula vernácula, como Antonio Gasalla, Soledad Silveyra, Cecilia Rosetto y Carlos Perciavalle. Hasta ese momento, era una disciplina impensada, dado que no tenía éxito ni demanda en nuestro país.
Tiempo después, la mujer, que continuó perfeccionándose en aerobic con una técnica especifica en fitness y work out, seguía ligada al espectáculo; hasta que aterrizó como figura invitada en el magazine Mesa de noticias, bajo la conducción de Juan Carlos Mesa. Tras el éxito de su participación, continuó como una integrante más del equipo de trabajo.
Su perfil simpático y espontáneo la llevó a ir creciendo dentro del ambiente televisivo; aún más en este tipo de proyectos, sin guiones y con entregas diarias. Es por ello que esta mujer que masificó la gimnasia a través de la pantalla sería tentada para estar al frente de un segmento de salud, donde se desempeñaría como conductora con invitados especiales.
De esta manera, en 1983 desembarcó en la televisión pública con Buen día, salud, un magazine íntegramente dedicado la calidad de vida, el bienestar y el intercambio de saberes con personas especializadas. Luego, con diferentes modificaciones, la entrega comenzó a tener un costado más periodístico. Entonces se sumaron noteros y el doctor Eduardo Lorenzo Borocotó, mientras que la gimnasta hacía de las suyas junto a un grupo de jóvenes llamadas Las Marías. Así, la mujer, bautizada como “la Jane Fonda argentina”, conducía, informaba junto a sus compañeros y enseñaba lo que mejor sabía hacer, que no era otra cosa que la gimnasia.
El éxito y la tranquilidad laboral se convirtieron en una pesadilla en una mañana cualquiera. María estaba dando su clase, se comenzó a trabajar en un ejercicio específico y se escuchó una flatulencia al aire. Si bien estaban sobre una tarima que también hacía ruido, la mujer responsable se escandalizó y salió corriendo del primerísimo primer plano.
Luego, este percance se convirtió en un castigo que la sacó de todos los proyectos posibles. Es más, ella siempre defendió su buen nombre afirmando que este infortunio no salió de su cuerpo, sino que fue un ruido aislado que la llevó a la peor condena, ya que por muchos años no pudo trabajar en la pantalla chica.
Así fue que en este lapso, la señora se casó con un polista llamado Juan José Alberdi, tuvo un hijo llamado como su papá y pequeñas participaciones aisladas en los medios.
Tiempo después, fue convocada para cenar en el mítico Sábado bus, conducido por Nicolás Repetto; un magazine de estrellas que cenaban y mostraban otros dotes lúdicos, para disfrutar de una velada grata pero también participar por un premio que estaba constituido por un automóvil cero kilómetro. Esta aparición popular la llevó a contar sobre su vida tras el episodio confuso en la televisión, y se le abrieron otras puertas laborales. Poco a poco, comenzó a realizar apariciones en CQC, otras fijas en Cuestión de peso, un reality show ideado por Alberto Cormillot; e interpretó a una profesora de danzas en Graduados, la célebre serie de Sebastián Ortega para Underground que revisitó los años 80.
Asimismo, lanzó un disco de baladas titulado Camino de espejos.
De regreso al trabajo, la mujer se sintió esperanzada y continuó muchos años más. Sin embargo, contrajo una grave enfermedad que la llevó a batallar contra ella; y además sufrió un ACV con graves secuelas, que la mantuvo internada durante dos meses.
Tras los esfuerzos médicos, no pudo salir de este estado y falleció con 64 años, a mediados de julio de 2017. Se encontraba en el Sanatorio de la Trinidad, rodeada de sus seres queridos, amigos y familiares.