entrevista
María Victoria Menis: “El cine argentino sin el Incaa es muy difícil que camine”
Con un relato de cambio y empoderamiento, la talentosa realizadora vuelve a los cines tras su último proyecto documental.
En su vuelta a la dirección con Miranda de viernes a lunes, María Victoria Menis propone un viaje al universo de la protagonista (Inés Estévez) que, en 2016 y a raíz de una serie de denuncias de agresión y abuso sexual en la escuela en la que trabaja, verá cómo su vida se transforma. Hablamos con ella para conocer más detalles de la película.
—Contame un poco, ¿cómo te sentís con que finalmente salga a la luz la película?
—Por un lado, es una alegría gigante que es concretar una película, terminarla y que se estrene. Es también importantísimo porque llega a la gente, llega al público, eso para mí es superimportante.
—Y justamente el estreno se da dentro de un contexto muy complicado, digo, ¿eso también te genera contradicciones? Ganas de mostrarla y decir: “Che, pero justo este momento es un momento dificultoso para el cine argentino”...
—Sí, y un poco en general también mundial. O sea, las plataformas vienen a hacer que la gente vea cine por ahí en otros espacios, igualmente yo soy de la idea que las plataformas no seleccionan todo el cine que a uno le gustaría ver. Así que pensar que todo el cine del mundo está en las plataformas, no es así, hay muchísimas películas que no llegan a la plataforma o se darán años después. Pero es un momento duro del Incaa, el cine argentino sin el Incaa es muy difícil que camine. Así como el Incaa, como otros lugares, son muy posibles de mejorar, y podría mejorarse muchísimo. Una cosa es mejorar y una cosa es querer borrar, que desaparezcan un día para el otro o que se minimice a un nivel mínimo.
—¿Están recibiendo apoyo del instituto para el lanzamiento?
—El apoyo para lanzamientos se sacó, fue una de las primeras cosas que sacaron. Pero yo estoy contenta por el estreno, me parece que al mismo tiempo estrenar en este momento con una temática que apoya y que le hace honor a todas las pibas, la gente joven, la gente grande, las mujeres, los hombres que también apoyan las ideas de igualdad de la mujer. Me parece que es un buen momento para sacar la película, me parece que refuerza aún más la existencia de Miranda, se refuerza aún más la existencia y la necesidad de que el cine transmita este tipo de historias con un montón de cosas para arreglar, que se pueden arreglar y mejorar, no invisibilizar.
—La película habla de determinadas cuestiones, las pone en la mesa, pero no es un panfleto, eso es algo interesante...
—La verdad que desde que empecé con el cine, que esta es mi séptima película, traté siempre de hacerlo de una manera sutil, que le llegue a la gente, que la emocione, que se divierta. Esta es una película que tiene momentos de emoción, momentos de risa, momentos de sorpresa. Yo no hice una película sobre, no sé, las chicas jóvenes adentro de un colegio, yo quise mostrar como un reflejo de lo que iba pasando.
—¿Cuál es tu vínculo con la música?
—Yo soy muy musical, la música del pasado la sigo escuchando siempre, la música del presente también. Pero me gustó mucho la idea de que un personaje tenga algo que dejó de hacer en su vida, por esas cosas de la vida, por miles de razones y de repente un disparador le dé como la energía y las ganas de retomar eso que había dejado, abandonado a los 16 años. Y me parece que muchísima gente se sentiría muy bien si de repente retomara o hicieran cosas novedosas, más allá del destino de lo que parece su vida.
—¿Tenés así algo para volver?
—Yo estudié Arquitectura, que tiene mucho que ver con el cine, pero era fan del cine y toda mi familia es muy cinéfila. Y de repente, un día con una maqueta, mi marido me dice: “Mirá, vos, que sos fanática del cine, hacen un ingreso para entrar en una escuela de cine”, que era lo que ahora se llama Enerc, se llamaba diferente, y en ese momento yo entré. De a poquito empecé a tomar las clases y me gustó, porque aprendí mucho. Después hice Más allá del horizonte, los exteriores, hice teatro, hice varias obras de teatro, pero el cine es el amor, se vuelve al cine siempre. A mí me emociona verlo en el cine, verlo en plataformas, verlo en la pantalla chiquitita, me puede y yo creo que hay una confusión porque hasta las series están filmadas como si fuera cine, y siguen atrapándote.
—Antes te preguntaba lo de la música para saber si en algún punto te habías inspirado en vos misma para contar la historia de Miranda...
—Yo sé que cuando uno cuenta una historia es uno mismo en un punto, también disfrazado, pero yo tuve un quiebre en un momento con el cine. Hice Mi histeria en el cine porque no sabía si seguir o no seguir, porque la verdad que es remar en dulce de leche, pero me atrapó de vuelta y me gusta también hacer otras cosas, desarrollar otras cosas. Y estamos en una época en que vienen bien los replanteos también. Yo en un momento trabajé mucho en televisión, y cuando tuve la oportunidad de volver al cine, volví, ya estaba bien instalada en la tele y dije: “No quiero volver al cine”, pero volví. Ahora hay muchas cosas que se podrían hacer, que no se hacen y que me da mucha pena. Por ejemplo, países donde las plataformas les aportan a los institutos de cine dinero. Porque la plataforma viene a ser como un reemplazo prácticamente de salas o de video, y las plataformas en la Argentina no pagan nada, entonces te das cuenta de que no es cuestión de decir porque le van a subir el precio a la plataforma, no pasa por ahí, no pasa por ahí porque en otros países pagan.