entrevista
Nazareno Casero: “Argentina es un país impredecible”
El histriónico actor regresa al teatro con un rol que le permitirá lucir sus dotes de comediante, pero también su garra interpretativa.
En su vuelta con Jardines salvajes, que desde el 12 de junio se verá en Multiteatro Comafi (CABA), Nazareno Casero reflexiona sobre el teatro y el actual momento de la cultura para diario Hoy.
En la obra, donde comparte escenario con Viviana Puerta, Mica Vázquez y Carlos Portaluppi, lo veremos en un duelo generacional en la que un jardín es solo el punto de partida para el conflicto entre vecinos.
—¿Qué encontrás en el teatro y no en otro soporte con los que venías trabajando?
—No tenés red de contención, es decir, tenés que saber la obra completa, tenés que saber el libro, tenés que saber qué es lo que están haciendo tus compañeros. Porque si tenés que cubrir ante una vicisitud, tenés que estar ahí, tenés el feedback directo del público, tenés menos espacio para los vicios, que pueden ser de cine o de televisión. Entonces, ya la expresividad o la expresión en la cara es diferente y cómo la tenés que mostrar, ver cómo te adueñas del espacio, es muy diferente al cine. Yo lo veo como un entrenamiento absoluto, físico y psíquico, me parece alucinante, es lo que necesitaba.
—¿Físicamente exige más?
—Es una horita y media de darlo todo, porque no tenés mucho parate, porque inclusive, si hay un acto en el que vos no estás, tenés que estar atento a entrar. Hay algo de estar alerta, que creo que eso también es algo un poco animal, que está buenísimo, y no te da la posibilidad de relajarte. Puedo disfrutarlo, podés pasarlo superbién, pero estás constantemente sabiendo que afuera está el público, que vinieron a verte y que no es que estaban cambiando el canal y lo encontraron, o que pagan una guita fija por mes y entre esas series que pueden encontrar o películas estas vos. Acá vinieron a verte, vinieron a ver tu obra, lo que estás haciendo, entonces hay algo de esa presión que te mantiene vivo.
—¿Qué es lo que más te gustó del proyecto, de estos Jardines salvajes?
—A mí me gustó que estamos hablando de un jardín, de los espacios de los vecinos, de la diferencia que hay entre ellos, pero eso se puede transportar a cualquier situación porque es una problemática que tiene el humano, en donde si no te metes con lo mío, si no me jodes, está todo bien y aunque vivas al lado mío, si me jodes, está todo mal y te odio. Entonces, de alguna manera, lo que muestra es esta problemática que tenemos, en donde mientras no toques lo mío no hay problema, pero si cruzas esta línea empieza a verse otra cara. Me gusta la diferencia que hay entre lo que son cuando son buenos vecinos y cuando tienen que defender lo suyo, creo que es una problemática que atraviesa el humano y entonces vamos a poder ver ese recorrido. Un montón de colores y un montón de cosas que nos pasa indefectiblemente en la obra.
—¿Cómo fue el encuentro con Mica Vázquez?
—Nos conocíamos, hicimos un piloto de un programa que estaba muy bueno y después, cuando ya estábamos confirmados todos y nos encontramos, nos pasó como que había algo en ella... porque, como es su personalidad, es como muy divertida, entonces de golpe es como que ya sale. A Carlos lo conocía, a Vivi no, y la verdad que me pasó que son todos muy graciosos. Estamos haciendo algo que nos gusta, entonces eso es un ambiente laboral fabuloso y somos todos conscientes que es un que somos privilegiados, que estamos haciendo algo que nos gusta y encima una obra que nos divierte.
—Hablabas de privilegio y estamos viviendo un momento complicado para la cultura, el teatro, ¿cómo te sentís con estrenar en este momento?
—Argentina es un país que es impredecible, nunca se sabe qué puede funcionar y qué no, en qué momento. Yo veo el problema de la cultura y que en realidad es para mí un problema económico que tenemos y eso repercute en todo lo demás. Yo remarco siempre lo mismo, esto es una mirada personal, a mí me preocupa que hace mucho tiempo que se filma en Uruguay lo que se tenía que filmar acá y, ¿por qué? ¿Por qué es Uruguay barato? No, es más caro que Argentina, pero existen situaciones impositivas, existen situaciones que termina siendo más fácil producir en un país vecino, más caro. Es un problema para mí que no es de ahora, entonces ahora se le está dando o se está prestando atención o se está hablando de ello, pero en realidad es un problema que viene de bastante tiempo. Yo creo que Argentina es un país rico, totalmente empobrecido. Entonces, después, por mejores películas que hagas, si no va el público a verlo, depende de que el Estado los financie y la cultura en el mundo pasa a ser un lujo, porque en realidad lo que financian los estados, que en un Estado que tiene gente que caga de hambre, que tiene otras necesidades. Por lo tanto, lo que hay que hacer es hay que trabajar para que la materia prima que tenemos nosotros pueda ser explotada. Y es... actores actuando, filmando, que vengan las coproducciones, tienen que poder hacerse y, sin embargo, vos tenés un quilombo de que, no que entra la plata y que la plata que entra ya no vale, hay devaluación. Yo armo un presupuesto y ese presupuesto en una semana no sé si me faltará, porque la nafta cambió. En consecuencia, es un problema tan grande y que viene ya hace tiempo que, entonces, yo no me puedo quejar, yo no tengo tiempo para quejarme. Yo tengo que hacer lo mejor, tengo que darle al público lo mejor y el que venga y paga una entrada con todo el esfuerzo, que eso implica se vaya contento porque realmente vio algo diferente, o vio algo que estaba buscando. En este sentido, poder hacer teatro en calle Corrientes, en un momento complicado del país como el que estamos viviendo, es un honor, es un privilegio. Y también es una responsabilidad, que saber que vos estás ahí, las personas que apostaron por ir a ver tu obra se vayan contentas y se vayan con un mensaje y con algo. Entonces es como es fuerte, y yo estoy agradecido de toda la vida, de que puedo laburar, de que puedo laburar de lo que me gusta y que me divierto, bien más o menos, pero me va bien, por lo que es una bendición.