Nicolás Teté presenta su nueva película

Todos tenemos un muerto en el placard o un hijo en el clóset es la nueva película del joven realizador Nicolás Teté. Narra una historia de amor, familia, deseos y vocación. Protagonizada por Facundo Gambandé, María Fernanda Callejón, Lucas Ferraro y elenco, la película llega hoy a los cines y a las 22 a Cinear TV, con repetición el sábado a la misma hora. Diario Hoy dialogó con el director para saber más detalles.

—¿Cómo vivís el estreno?

—Ansioso, porque veníamos de una espera muy larga y desde que supimos la fecha todo se precipitó. Estoy contento.

—Se va a ver también en Cinear TV, así que federaliza el estreno y llega a San Luis...

—Yo tengo la obligación de que se vea ahí, y me gusta por los temas que trabaja, que está bueno que se meta en las casas de las familias, porque habla de eso también.

—¿Es autobiográfica la película? ¿Qué tanto de lo que vive Manuel te tocó a vos?

—Muchas cosas, igual fue un proceso tan largo de escritura y de tantos vaivenes, la primera vez que escribí el guion fue hace 10 años y hay muchos temas y tratamientos que se modificaron en mí, hay muchas cosas que pienso y siento que están, pero después muchas son propias de la película y de Manuel. Después hay cosas como que la película se rodó en la casa de mis padres, el dormitorio de Manuel es el mío de chico, los materiales sobre Natalia Oreiro son míos, hay cosas de mi vida que me guiaron la escritura del guion. La gran diferencia tal vez sea que Manuel no sabe muy bien qué hacer de su vida en términos profesionales y yo siempre quise hacer esto.

—¿Qué fue lo más complicado del rodaje?

—En realidad el filmarla en 15 días, que era la única manera de hacerla en ese momento, y yo estaba con una necesidad de hacerla que hizo que aceptara, aunque después tuve que rearmar bastante todo en rodaje, y hasta un momento tuve miedo de no llegar a la duración. Igual nunca filmé más que ese tiempo, el documental fue una excepción, y esperaba acá poder contar con al menos cuatro semanas, pero quedará para otra oportunidad. La escena con la -abuela en la comida familiar fue complicada porque la hicimos muy tarde y necesitábamos que los diálogos sean precisos y de hecho improvisaban algunas cosas. La escena del monumento hacia el final tuvo su complejidad.

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