Nicolás Villarreal: “Cuando mostrás tu trabajo tenés que sentirte nervioso”

El realizador ha entrado al récord mundial Guinness por la cantidad de premios que recibió su corto On/off: 1.125 galardones en festivales y certámenes de todo el mundo.

Instalado en Estados Unidos hace años, el director, animador y docente Nicolás Villarreal ha logrado cumplir con las metas que se impuso en la industria del cine. Su último corto animado On/off lo ha llevado a participar de una infinidad de festivales en todo el mundo, mientras espera el estreno de su corto live action Los inquilinos, con Dalma Maradona y Vico D’Alessandro. Hablamos con Villarreal para saber más detalles de sus últimos pasos.

—¿Qué balance hacés del paso del corto por los festivales, los premios, las menciones que tuvo?

—Mirá, desde que el corto empezó fue muy bien recibido por el público. Y lo que más me gusta a mí es que el mensaje fue recibido. Cuando armé e hice el corto con la historia, el guion, los diseños y todo, una amiga que es productora me dijo que el momento en que vos terminás una película –que también se puede relacionar con todo el arte, que después me di cuenta de esto, con la pintura, con el dibujo–, el momento que vos hacés una película ya no pertenece más a vos, le pertenece al público. Y ellos van a decodificarla como ellos la sienten, porque cada uno siente, cada uno va al cine con diferente bagaje emocional, o perfiles ­psicológicos, o sensación, sentimientos, historiales. Lo que pasó con este corto, que siempre estuvo muy cerca de la intención del corto, que hablaba de la elección, de tratar de no ser distraído por cosas externas para poder seguir tu pasión y ponerle el esfuerzo y seguir por ese camino.

—Que lamentablemente es cada vez más difícil eso…

—Es muy difícil y yo me acordaba, cuando yo estaba en la universidad acá, o en la Argentina, cuando yo tomaba clases de pintura y dibujo, no teníamos distracciones. Yo cuando estaba acá en la universidad, o sea, hace bastante, no sé si hace bastante, en el año 2000, sí, 23 años, o sea, yo estaba pintando o dibujando, yo ponía música y en ese momento estaba el Messenger, y yo lo tenía de fondo, pero era eso solamente. Como yo tenía una diferencia muy grande con la Argentina, a la noche no había nadie que me pusiera un mensaje, ni hablaba con mis viejos. Hoy en día, yo me pongo a pintar, a animar, a dibujar, trato de dejar el teléfono lejos. Porque si me llama alguien, está bien, pero si no, entrás a ver cosas.

Es que lo quería mostrar. El corto no es en contra de la tecnología, al contrario, es un mensaje que llena de optimismo al final, pero es un mensaje que el público elige de qué lado quiere estar. Obviamente nos sentimos identificados con la chica, el personaje principal, porque nos ponemos en sus zapatos, como se dice. Pero no es un corto en contra de la tecnología porque hay dos nenitos en el subte que están aprendiendo, están escuchando Beethoven y están practicando con la tecnología lo que pueden hacer.

A mí el celular me ayuda muchísimo para trabajar, como mucha gente. Pero me acuerdo una vez en la clase de modelo vivo, había una alumna que estaba con el celular y yo me acerqué, menos mal que no le dije nada, porque me acerqué y estaba copiando la línea, un dibujo de Glen Keane, el animador de La sirenita, el animador de Aladino, el animador de Pocahontas, un veterano de ­Disney que es increíble cómo anima, y ella estaba tratando de conseguir la misma línea, o sea, está prendiendo el celular y era un dibujo que encontró en Instagram, ponele.

Entonces, es la percepción que tenemos de cómo ver las cosas, y eso lo quería mostrar en este ­cortometraje.

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