entrevista

Juan José Campanella: “Breaking Bad me pareció fabulosa, pero ni yo ni ninguno de mis amigos se va a poner a cocinar metadona”

En un momento de mucha actividad, el director reflexiona sobre la actualidad del cine, la televisión y el teatro.

Juan José Campanella es uno de nuestros grandes realizadores y actualmente está con varios proyectos. Dirige la serie animada de Mafalda para Netlfix, filma su nueva película, una adaptación de la exitosa obra Parque Lezama, y presenta, en El Politeama (CABA), la pieza que escribió junto a Cecilia Monti y está protagonizada por Eduardo Blanco y Fer Metilli. Hablamos con Campanella sobre todo esto en exclusiva.

—Estás siempre con muchos proyectos, estrenaste documental en Max, estás filmando y después del éxito de Parque Lezama, ¿cuesta volver al teatro? ¿Cómo es, hasta corporalmente, liberar, soltar, más allá de que ahora estás haciendo la película?

—Bueno, el trabajo es mucho, la pregunta siempre es importante, pero en el caso de Eduardo, que le puso el cuerpo en más de 1.300 funciones, y con ese trabajo físico, sí, obviamente es otra cosa. Pero no, a mí me encanta volver al teatro, no cuesta, me encanta, incluso si mis películas tienen mucho diálogo y me gusta mucho dirigir la música del diálogo, más que las escenas de acción. Que me divierten también, pero a mí me gusta mucho trabajar con actores, en las sutilezas del humor, de la emoción, me parece como mágico cuando uno logra la pirueta de lograr hacerte reír y emocionar al mismo tiempo, ese es el premio máximo. Y no, me gusta mucho, a mí no me costó nada.

—Decías que no te gustan las escenas de acción, pero la escena de El secreto de sus ojos recorría las redes con el tema de Racing, la pasión del fútbol, todo el mundo decía, ¿quieren entender?

—No me enteré.

—Explotó en las redes, pero hay algo de eso, de poder identificar nuestro ADN, por decirlo de alguna manera, que está muy presente. Yo leí la premisa de esta obra y ya me imaginé algo de esa épica del amor que vos contás que está presente. En este caso, con Cecilia la escribiste, pero ¿cómo fue que surgió a propuesta?

—Empieza con D, siete letras, con Ceci, que ella quería escribir. Empezó a escribir una obra que tenía como otro desarrollo, pero que ya estaban los dos personajes. El personaje que había vivido toda una vida en una pareja y de repente se encuentra solo en un mundo que cambió, y ella, Miranda, que es más joven, pero que también termina una relación en la que no fue toda una vida, pero fue una relación larga en la que ella había soñado toda una vida. Entonces, estos dos personajes que se encuentran, que es también un choque de dos mundos, de dos culturas, que se relacionan, aprendieron a relacionarse de manera distinta, y todo lo que tiene que ver con ese choque de mundos, con la diferencia de edades, de expectativas, con lo que se sueña de la vida cuando se deja de soñar en la vida, cuando se deja de planear en la vida, tiene muchas vueltas. Y, como siempre, las cosas que hago yo son difíciles de describir y es por eso que surgen de una anécdota chiquita, o de personajes, más que de un plot. Así que habrá que verla, pero es mucho más que el encuentro de dos personas.

—Venís trabajando hace mucho tiempo con Eduardo, ¿por qué de nuevo convocarlo?

—A mí me gusta mucho repetir cuando encuentro actores que entienden el sentido del humor, porque eso es imposible de dirigir. Con los que me llevo bien, y en el caso de Eduardo, además, es un hermano de la vida. Somos, junto con Fernando Castets, tres hermanos que estamos juntos permanentemente. Así que, un placer. Y a Fernanda, yo la veo desde Como el culo, que fue la primera vez que la vi. La vi en Chorros, en Inmaduros, en un montón de cosas y tiene un sentido del humor, también, que es maravilloso. Y eso se tiene o no se tiene. Todo lo demás se puede trabajar, pero el humor no. Lo tenés o no lo tenés. Y bueno, ella nos hace reír muchísimo, pero además tiene un elemento de fragilidad, de ternura, y de firmeza, todas las cuerdas que este personaje toca. Que necesita y lo hace maravillosamente bien. Y la lotería que se dio, que es la química entre los dos, porque eso es una lotería. Trabajamos y dentro de seis semanas terminamos. En teatro es imposible. En teatro es como una pareja y puede ser del mismo sexo. Si Luis y Eduardo se hubieran llevado mal, o sea, imposible estar once años. El teatro es una especie de familia. En muchos casos pasas más tiempo que con tu familia. Entonces tienen que llevarse bien fuera y química arriba del escenario. Porque también se pueden ser excelentes, se puede ser pareja y no tener química en un escenario. Y puede ser una relación apenas cordial o incluso de enemistad y tener una química que explota en la pantalla en un escenario. Así que eso es una parte de lotería, no se puede castear, no la podés prever. Y acá, la verdad que ocurre

—Siempre a full. ¿Cuándo descansás?

—Hay momentos, por ahí me toca un mes, nunca tuve vacaciones. No sé qué hacer con vacaciones totales, pero sí hay momentos de menos laburo, de hablar de proyectos, de trabajar un par de horas por día o tres horas. Esos momentos son para mí las vacaciones.

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