entrevista

Alejandro Agresti: “No releguen lo que quisieron ser”

Su nueva película es una clásica historia de amor en la que se repasan los encuentros y desencuentros de dos personas.

Lo que quisimos ser, con Eleonora Wexler y Luis Rubio, es la nueva película de Alejandro Agresti, con quien hablamos en exclusiva para saber más del proyecto.

—Nueva película, una película que destila amor a Buenos Aires, a los bares, al cine. ¿Cómo fue imaginarla y poner todos esos amores juntos en un relato?

—Está bueno que lo digas, porque nace de eso, del amor a los bares, a descubrir y siempre ver parejas, habitués o parejas que ves en los bares y decirles qué hablarán, qué estarán haciendo, observarlas, imaginar qué les pasa a ellos y ese es uno de los factores por lo que la escribí. Después el otro es el factor de que la realidad ha sido reemplazada por simulacros respecto a que la gente se conoce a través de las redes, a través de Facebook, a través de Instagram.

—Aplicaciones.

—Aplicaciones, por eso la basé en el año 1998 la película, para que eso no esté. Y es como ellos empiezan a jugar un juego que hoy se juega todos los días, pero sin la herramienta cara a cara lo juegan. Hoy en día es una aplicación, es un encuentro. Acá ellos van a lo largo del tiempo creando esta historia de amor. Siempre busco no adelantar lo que pasa en la película, pero también hay películas como Buenos Aires, viceversa, donde Mirtha Busnelli es el personaje que habla con el televisor. Antes de que también haya interacción, hablo del año 1995, 1996, antes de que hubiera un Facebook y todo lo demás. Y en ese caso era una premonición de lo que podía llegar a pasar. Que parecía loco, cómo alguien habla con una pantalla, como hoy en día todo el mundo. Pero en ese aspecto se asemeja el propósito.

—¿Sos una persona nostálgica?

—Esta película mucho tiene que ver, para mí, con la sensibilidad, aunque no es la misma historia, con Valentín, que también era una película nostálgica, me gusta desprenderme un poquito del tiempo, del hoy. Me siento más cómodo, es como que una película para mí es algo en la cabeza que pasó, que no, que está pasando. Hay algo de… no sé llamarlo nostalgia, pero sí, es algo como lo que vos decís.

—¿Y ahí es donde encontrás inspiraciones, para sentarte y escribir?

—Me siento más libre de usar la fantasía para escribir, desplazándome un poquito, no salir a la calle y ver lo que se ve, sino tener esa pequeña distancia con la realidad me sirve.

—¿Cómo fue buscar a los protagonistas? Tenías la historia y es una pareja atípica, porque se podría haber apostado a algún nombre, y acá Luis y Eleonora están muy bien.

—Sí, me han propuesto nombres, pero he visto trabajos de ellos, y Luis sí era atípico, al principio decía que era un show para personajes dramáticos.

—A mí me dicen que fue con miedo.

—Pero hubo trabajo previo, para liberarlos y ver cómo funcionaban ellos dos. Realmente me parecen increíbles juntos, me parecen una pareja que querés que sean pareja, querés que sea amor. Muchas veces eso es medio trucho, pero esta vez funciona.

—En tus película siempre nosotros vemos muchos espacios, acá hay mucho interior, en otras películas has creado universos, un estudio para filmarles y demás, ¿cómo fue la experiencia acá de trabajar con bares?

—Me encantó, me encanta el asunto con tanta pirotecnia y locura que hay, y efectos especiales en el cine, concentrarme en la historia, en lo que pueden dar, en la gestualidad, en los diálogos, en las entonaciones, en las inflexiones, o sea, sin ir a lo minimalista, a hacer algo lógico, simple, sin experiencias ni venta. Vender cosas que son muy atractivas para el ojo, pero que realmente no hubieran tenido que ver con la historia.

—¿Con qué te gustaría que se conecte la gente? Ahí antes hablábamos, hay algo muy porteño, el cine, la imaginación…

—Yo creo que con ella misma, que no releguen lo que quisieron ser. Que sepan que siempre va a estar ahí, que es, que existe, que la realidad es una cosa, y el contexto, más en estos tiempos tan difíciles que atravesamos, que diga Pucha, yo no soy un fracasado, yo no tengo que estar triste, yo tengo esto adentro, ¿y por qué el mundo me va a decir que soy otra cosa?

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