Entrevista exclusiva

No respires: el éxito de la pantalla grande, desde adentro

El filme dirigido por el cineasta uruguayo Fede Álvarez domina la taquilla de Estados Unidos desde su estreno hace dos semanas. El director de fotografía, Pedro Luque, dialogó con diario Hoy sobre el thriller que es la grata sorpresa del año del cine mundial

No respires tiene en sus primeros minutos  un plano secuencia en el que tres delincuentes irrumpen en una casa que habita un veterano de guerra ciego. Durante la recorrida sin cortes de cámara se va presentando de manera magistral lo que va a ser el escenario de un horror ininterrumpido en este que es uno de los largometrajes de suspenso y terror más sorprendentes de los últimos tiempos.

Esta pieza maestra del thriller está dirigida por el uruguayo Fede Álvarez, y se convirtió en un suceso desde su estreno ya que está primera en taquilla en Estados Unidos, y tuvo un gran arranque en los cines argentinos desde este último jueves, cuando llegó al país. El artista detrás de la iluminación y los encuadres es el director de fotografía, su compatriota Pedro Luque, quien se tomó un momento en su agitada agenda para contarnos la experiencia de filmar en Hollywood, y todo lo que está generando esta cinta a partir de su estreno.

— ¿Qué sensaciones tienen del suceso que está teniendo No respires en Estados Unidos?

—Es una gran alegría, porque todo el proceso de hacer No respires fue un placer y siempre se basó en lo que era mejor para la película, y disfrutar nosotros como realizadores, buscando siempre lo más interesante, lo menos cliché, y tratando siempre de superarnos. Es muy loco verla en todos lados, a nivel mundial ¡espero que la gente disfrute en la sala!

—A título personal, ¿tuviste repercusiones sobre tu trabajo como director de fotografía?

—Bueno, muchos halagos que le acarician a uno el ego, pero además ahora me representa una agencia más importante y están llegando muchas ofertas de trabajo.

—¿Cuál fue el desafío más grande de las escenas que filmaron? ¿Hay alguna en particular que recuerdes? 

—Creo que el salto de fe mas grande que tuvimos que tomar fue el cómo representar la oscuridad total. Dado que es difícil transmitir la idea de no luz cuando de hecho estamos viendo. Por suerte creo que la secuencia funciona muy bien, la idea fue que la luz no se viera, es una escena sin contraste y sin sombras arrojadas por objetos, es como estar en un agua muy espesa y oscura. Muy ayudado por las interpretaciones de los protagonistas por supuesto. Con Fede generamos un cuarto de oscuridad plena y total para los ensayos, donde él y los actores ensayaban y los filmábamos con cámaras infrarrojas. Les poníamos obstáculos inesperados y después ellos se veían en las grabaciones para luego interpretar. Son muchas pequeñas cosas que hicieron que esto funcione.

—¿Entonces la night-vision supuso un desafío que tenían pensado desde el primer momento?

—Sí, aunque nunca lo vimos como night-vision. Sí hay una guiñada a lo que la gente conoce como oscuridad, que es la cámara de infrarrojos con una luz infrarroja alumbrando para adelante, pero sobre todo fue esa sensación de estar en un lugar donde no se puede determinar de dónde viene la luz. Lo importante es que al final uno cree que está en la oscuridad, pero en este juego de poner al espectador a veces por encima de los personajes, dándoles conocimiento de cosas que el personaje no sabe, funciona muy bien.

—Trabajaron con perros y quedó excelente lo que lograron, ¿fue una dificultad grande?

—Muy difícil. Y además había dos perros en Budapest, que fue donde se filmó la mayor parte de la película y un perro en Detroit. Teníamos dos días para filmar las escenas del perro en el auto, y al final, gracias a mi equipo de cámara B, Gerardo “Culaca” Gonzalez y Mauricio Mena, hicimos muchísimos más inserts, casi a lo largo de todo el rodaje mientras estábamos en estudio. Mandábamos a la unidad B a otro estudio que armé afuera, en el exterior, donde teníamos medio auto (el auto cortado al medio) y ahí logramos un montón de pequeños inserts que ayudan a la historia. Con los animales no hay misterio, solo hay que tener tiempo y paciencia.

De Montevideo a Hollywood

Pedro Luque comenzó a trabajar hace más de 15 años en cine y publicidad, hace unos años dio el salto y empezó a trabajar en grandes producciones como El hipnotizador, una serie para HBO que protagoniza Leonardo Sbaraglia. Además con el actor argentino también trabajó en una cinta brasilera que se estrena este mes en ese país y se llama Era el cielo. En 2015 también estuvo detrás de Dermaphoria, dirigida por Ross Clarke, con Walton Goggins y Ron Perlman, y tiene otros dos largos en el mercado de cine más importante del mundo que están en proceso de posproducción: Jacob’s ladder de David Rosenthal y The watcher de Ryan Rothmaier.

—Arrancaste con producciones independientes primero, después mainstream pero con presupuestos latinoamericanos, y luego el salto a trabajar con los reyes de la industria, ¿cómo manejaste la presión?

—Por ahora todo bien. Me encanta como se trabaja acá (EE. UU.), es más fácil por un lado y más difícil por otro. El director de fotografía en esta industria es un artista, pero es, sobre todo, el jefe del equipo de fotografía. Hay que saber manejar un equipo, saber delegar, y tener los conceptos claros sobre el tipo de película que se está haciendo. A mí no me gusta gritar ni ponerme de mal humor, intento disfrutar lo máximo posible. Obviamente la presión del tiempo, de cuánto se gasta, del esfuerzo que hace la gente a veces cae en tus hombros, porque uno es un poco el motor del rodaje. Pero he descubierto mucha gente talentosa, muy trabajadora y buena, que quiere lo mejor para todos.

—¿Cómo te trataron ni bien llegaste a trabajar ahí? ¿Sentiste que te medían? ¿O son muy profesionales y te la hicieron fácil?

—Yo no soy ni lejos el primer extranjero en trabajar aquí, y todos los trabajadores son muy respetuosos de quién está al mando. Yo intento seleccionar a la gente para trabajar conmigo en base a, sobre todo, si son buenas personas. También tienen que tener una técnica depurada e impecable, pero sobre todo, ser divertidos, trabajadores y de buen humor. Yo acepto todas las sugerencias e ideas, porque enriquecen lo que hago. Aún así, si no son tomadas en cuenta, pueden despertar otras que sí sirvan. Un poco de cosa te da igual, por ejemplo en la última película que hice, mi gaffer, que es como mi mano derecha pero a la vez trabaja para mí y para mí criterio,  era un tipo llamado Jim Plannette, de 75 años. Fue gaffer de ET, Corazón salvaje, todas las de Steven Soderbergh, El artista, El camino... ¡un animal!, y a veces me encontraba diciéndole: “No, vamos a hacerlo así”. Aunque la mayoría de las veces hacía cosas increíbles y yo lo dejaba, ahí estaba mi opción.

—Sin dudas estás cumpliendo los sueños de muchos. Ser director de fotografía de una película hollywoodense que haya gustado tanto debe llenar de orgullo a tus amigos, a tu familia. Pero vos, ¿qué reflexión hacés?

—La verdad que me da mucha alegría y ganas de seguir. No me importa si se acaba mañana, voy a seguir filmando películas. Solo quiero revivir lo que sentía cuando tenía 15 años y veía las películas y entraba en ese mundo que me hacía soñar, delirar, reflexionar y gozar.

—¿Está bueno trabajar en Hollywood? 

—Lo mejor: las posibilidades. Lo peor: ¡No ver a la familia cuando tengo que irme a filmar!

—¿Qué pensás que te deparará el futuro después del éxito y las buenas críticas logradas?

—Ojalá pueda trabajar mucho tiempo y disfrutar de mi familia a la vez.

¿Quién es Fede Álvarez?

Sam Raimi director de Evil Dead y de la primera El hombre araña, es dueño de la productora Ghost House Pictures. Cuando vio Ataque de Pánico, un cortometraje del 2009 que filmó Fede Álvarez, cuyo director de fotografía fue Pedro Luque, se maravilló y contrató al realizador inmediatamente. A partir de allí le ofreció su propia creación para que hiciera una remake, y así fue que en 2013 Álvarez dirigió una nueva versión de Evil Dead con la producción de Raimi. En No respires le dio libertad para llevar adelante su primer largo a partir de una idea propia. Con su amigo en pleno ascenso, Luque contó cómo se inició esta relación laboral.

—¿Cuándo conociste a Fede y cómo se interesó en lo que tenías para aportar?

—Nos conocimos hace más de quince años cuando estábamos empezando a trabajar. Yo era asistente de cámara y él, editor. Es un tipo extremadamente talentoso y pronto le ofrecieron dirigir en otra casa productora. Él y el productor ejecutivo de ese momento, Emiliano Mazza, consideraron que era bueno armar un equipo joven y bueno, ahí empezamos, haciendo de todo, videoclips, comerciales, cortos, lo que sea. Esa confianza que generamos hace que tengamos una relación especial en el set. Cada uno sabe cómo trabaja el otro y podemos hablar de lo que sea, sin herir a nadie, solamente pensando en la película.

—¿Cómo fue tu trabajo con él en No respires?

—Fue un placer, es un tipo genial. Tiene un corazón gigante y, además, el mejor pulso narrativo que vi en un director.

El suceso, en números

 US$ 10 millones presupuesto de No respires VS  US$ 170 millones presupuesto de Escuadrón suicida

 US$ 61 millones ganancias totales en EE. UU.

  1º puesto  en boleterías de EE. UU. y la Argentina desde su estreno

25.235 tickets vendidos en dos días