Entrevista Exclusiva
Osvaldo Santoro: “Trataré de impulsar todo lo que se pueda la ficción nacional”
En diálogo con diario Hoy, el artista reflexionó sobre su modo de producción como autoridad en una entidad cultural, como también se expresó sobre el momento actual que atraviesa la actividad artística. Además, presentó los proyectos en los que se encuentra inmerso.
Con el oficio como bandera y modo de vida, Osvaldo Santoro se convirtió en un actor majestuoso que ha transitado proyectos en cine, teatro y televisión.
Ahora se prepara para el estreno de dos filmes mientras produce sus propios escritos de ficción. Sobre esto y mucho más se expresó en una charla íntima con este multimedio.
—¿Cómo fue el inicio en la actuación? ¿De qué manera transcurre esa anécdota de tus comienzos durante un velatorio?
—Hay varias versiones propias y de los demás. Sin embargo, voy a remitirme a las mías. En principio, la actuación llegó a mi vida, te diría que nace cuando cursaba el tercer año de la carrera universitaria en odontología. Allí no quería saber más nada con la facultad y es por ello que ingresé al conservatorio nacional de artes dramáticos porque veía que cuando estudiaba los huesos de la cara, solía irme a recitar a Shakespeare, más precisamente Hamlet. Ahí fui advirtiendo que me interesaba más dedicar mi tiempo al teatro que la odontología. Creo que hubiera sido un mal odontólogo, de eso no me cabe la menor duda. Esta es una versión. La otra, una que es muy relativa, la avizoró Clarín y sucede en el velorio de un amigo, en el medio de la angustia que provocaba la pérdida de ese ser querido, inmediatamente improvisé con una escoba unas palabras y unos chistes que, a los demás, les causó mucha gracia, alivió de alguna manera de esta muerte tan cercana. Creo, de verdad, que en última instancia, el teatro se trata de eso, de tratar de aliviar la angustia de la muerte que uno sabe que, en algún momento, va a llegar. Esa es un poco la idea. De igual forma hay múltiples versiones, otra es que yo era muy. Pero muy, muy tímido entonces no tenía alternativa para que alguien me diera bolilla. Entonces, sabiendo que subiéndote 50 centímetros por encima del resto te iban a ver, te iban a tomar en cuenta por ello. O sea es relativo el cómo y el porqué elegí a la actuación como oficio. Si uno hace una especie de autoanálisis, siempre va a descubrir que lo que ha tomado como carrera no es otra cosa que un montón de situaciones que te llevaron a eso.
—En un oficio tan complejo y atractivo a la vez, ¿en qué momento comenzaste a poder solventarte al ciento por ciento desde la profesión como actor?
—Sucedió que egresé del Conservatorio de Arte Dramático en el año 1974 junto a Jorge Marrale y Beatriz Spelzini. Los tres fuimos becados por la Comedia Nacional Argentina, osea desde que jamás dejé de cobrar desde el primer día que egresé de la institución educativa universitaria. Sin embargo, puedo decir que a vivir, a vivir literalmente de la profesión comencé muchos años más tarde, precisamente en el año 1982 haciendo Amadeus. Allí noté que por fin había llegado el momento a pesar que tuve que soportar muchos meses de angustia porque la obra que tuvo un éxito notable, en un momento bajó y yo quedé pataleando en el aire. Pero bueno, esos son los avatares de la profesión. Es decir, nunca dejé de vivir en una gran parte de la profesión.
—En un universo de ofertas y lenguajes posibles, ¿cuál es tu mirada respecto de la escena nacional? ¿Y sobre las producciones?
—Es un momento muy complejo, muy difícil. Es más, lo viene siendo desde hace mucho antes que hoy, es decir de la pandemia. Acá hay un tema central que, a lo mejor, este gobierno lo puede tomar y profundizar que está dado porque nosotros no tenemos una industria de la ficción como tienen otros países muy desarrollados como es el caso de Alemania, Francia, Estados Unidos y tantos otros, donde la producción de la ficción da trabajo a miles de empleados que tienen que ver con actores, actrices, directores, técnicos, autores, desarrolladores, maquilladores, montajistas. Por otro, siempre cuanto esta anécdota porque me parece que es importante de recordar, por ejemplo las novelas de Turquía que estamos viendo que muestran los paisajes. Si sucediera lo mismo en nuestro país, de mostrar las tierras, los lugares, eso fomenta al turismo, y esto, para mí, también es parte de una industria que nos debemos. Ojalá que, a partir de la ley promulgada de economía del conocimiento que salió hace muy poco, esto pueda surgir. Esa es mi intención, al menos desde el lugar que hoy me toca ocupar como vicepresidente de RTA trataré de impulsar todo lo que se pueda la ficción nacional, todo lo que tenga que ver con nuestra industria pero fundamentalmente la ficción porque sé positivamente que en muchos lugares del mundo, esa excelencia se compara hasta con la industria automotriz, en calidad de dinero que ingresa. Necesitamos, sin lugar a dudas, exportar series, a ver si lo podemos lograr, para que ingresen capitales a nuestro país y sigan aumentando la posibilidad de la ficción nacional. Ese es el criterio. Hoy está muy limitado. Por ejemplo, los teatros con el tema de la pandemia, han cerrado, la cosa está más que difícil por más que se cumplan protocolos, siempre está el miedo de las personas y va a quedar por un tiempo más el temor de encontrarse con otro en un lugar oscuro y cerrado. Pero bueno, a todo esto vamos a ir superándolo con el tiempo, eso sí, siempre hay que ser optimista, siempre hay que pensar en positivo y creo que va llegar un momento donde esto va a ser solucionado como pasó en la historia de la humanidad e intentaremos ser mejores que lo que fuimos antes de la pandemia. Eso creo que es una especie de necesidad individual y ojalá se transforme en una necesidad colectiva. Esto sería bárbaro.
—¿En qué proyectos estás inmerso?
—Siempre tengo proyectos pendientes, porque esa es la sal de la vida. Si uno no los tuviera, prácticamente está terminado en su ciclo. Soy una persona que los genera continuamente. En mi caso personal, en la pandemia retomé y redescubrí la escritura, eso fue fantástico para mí, se publicaron cuentos míos en Infobae, en la revista literaria Orsai, también en Chile, se pasaron en radio y televisión. Si bien escribí toda la vida, no le dediqué el tiempo necesario en la pandemia pero ahora que no podía actuar ni trabajar, entonces lo retomé. Así que me dediqué a escribir y me vino extraordinariamente bien. Por otro lado, estoy inmerso en un proyecto con un cuento mío que lo desarrollé para un guion cinematográfico, esperar que se estrenen dos películas que hice. Una, llamada El tercer día, que es una cinta de terror que hice con Gerardo Romano, Osmar Núñez, Moro Angheleri y Lautaro Delgado. Asimismo, otra, Yo traidor, con Mariano Martínez, Arturo Puig y Jorge Marrale. Además, a partir de mi nuevo cargo van a surgir otros proyectos, sin lugar a dudas. A partir de ahí seguramente me tendré que imponer algunos para generar sobre los proyectos en relación a la industria de ficción nacional. Ojalá que pueda colaborar, esté a la altura de las circunstancias y allí estaremos.