entrevista

Rajat Kapoor se presentó en el Bafici

El realizador y actor indio vino a la Argentina, en donde se vio una retrospectiva de su obra que acompañó en cada una de sus funciones.

Invitado por el 24 Bafici, Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, Rajat Kapoor, director de A través de mis ojos y RK/RKay, entre otras, estuvo disfrutando de una estadía en Argentina a la vez de la difusión de su obra. Es la primera vez que un realizador indio llega a este festival, razón por la cual diario Hoy se acercó a dialogar con él.

—¿Cómo se siente con la invitación del festival sabiendo, además, que es el primer realizador que viene de la India a presentar películas y como invitado?

—Es un gran honor y estoy muy feliz y emocionado de estar acá, le agradezco a Javier Porta Fouz y al festival por haberme invitado.

—¿Cuándo supo que quería ser director?

—Cuando tenía 16. No sé cómo, pero estaba seguro de que iba a hacer ­películas.

—¿Hubo alguna película o algo que vio que le llamó la atención y dijo: “Bueno, por esto voy a ser director”?

—No había una película particular. Solo supe y sabía que el cine era mágico y quería ser parte de eso.

—¿Le gustaba ir al cine? ¿Tenía algún director preferido, alguna película, más allá de que no sea el disparador?

—Siento que mi padre tuvo un poco que ver con esto porque era un gran cinéfilo y veíamos muchas películas con mi papá y también con mi hermano.

—Y hablando de estas influencias o directores favoritos, a mí, por ejemplo, me encanta lo que hace Clint Eastwood y siempre espero su nueva película ¿Hay alguien que usted diga: “Bueno, si se estrena una película, voy a verla al cine”? ¿O alguien a quien admira ­profundamente?

—Chaplin, Fellini.

—A los 16 años se dio cuenta de que quería dirigir, no sabía cómo, pero ¿cómo fueron los pasos hasta llegar a dirigir su primera película?

—En Delhi, mi padre tenía una imprenta e imaginó que continuaría en su negocio. Así que fue difícil para mí decirle que quería hacer otra cosa. Después de la universidad, donde estudié comercio, empecé a hacer teatro y mientras trabajaba en la imprenta. Y a mis 24 finalmente dije: “OK, voy a la escuela de cine”.

—Ahí decía que fue difícil transmitir esta idea dentro del marco de una familia conservadora y con un negocio, pero cuando vieron su primera película, ¿le dijeron: “Qué bueno que seguiste por este camino en vez de lo que nosotros teníamos pensado para vos”?

—Sí.

—¿Cambió lo que pensaban cuando vieron su primera película?

—Estaban orgullosos. Pasaron nueve años hasta que hice mi primera película. Tres años de escuela de cine. Tres años trabajando como director asistente. Y luego otros dos años para hacer la película Tarana, que es un corto, y mi padre vio esa película y dijo: “¡Guau!”.

—¿Qué significa Tarana?

—Es una forma musical, una manera de cantar en India. Con respecto a la elección de dirigir, no había trabajo, no había dinero. La plata pude conseguirla a través de la actuación.

—¿Y ahí no pensó en cambiar su destino?

—No, y esa plata sirvió para mi siguiente película. Y porque se hizo, me ayudó a hacer mi siguiente película. Así que este accidente me ayudó en lo que decidí. Y así este accidente terminó siendo, en realidad, la manera en la que él pude empezar a hacer mis películas. Yo siento que todo lo que me ha pasado, incluyendo el Bafici, es un accidente.

—¿Qué cosas lo inspiran a la hora de imaginar una película, un proyecto? ¿Algo que lee en el diario, algo que ve en la calle? ¿Qué tipos de cosas lo inspiran a hacer sus películas y a hacer sus proyectos? ¿Es algo que lee, algo que ve?

—No, es algo interno. Que molesta y que no sabemos bien qué es. Pero que necesita ser dicho. Y el camino de tratar de articularlo lleva muchos años hasta que aparece una historia y uno puede articular eso que tiene adentro y descubrirse.

—¿Y se descubrió hasta ahora?

—¿Cómo puede hacer eso alguna persona? Es un proceso que continúa.

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