ENTREVISTA

Rocío Gal: “El proyecto solista apareció como un juego”

En diálogo con este multimedio, la cantante argentina promocionó su último trabajo discográfico.

Nacida en Buenos Aires, la cantante y compositora Rocío Gal tiene una impronta acústica y folktrónica. A lo largo de su carrera ha lanzado cuatro singles que varían en sus sonidos y melodías. Ahora lanza Inventario de ecos, su último álbum que fue producido por Ezequiel Tarica. Durante una charla íntima con este multimedio, la cantante recorrió su trayectoria y detalló las características del álbum.

—¿Bajo qué circunstancias surge tu proyecto solista? ¿Y este disco en particular?

—Después de armar varios proyectos como intérprete, el proyecto solista apareció como un juego, probando, aproximándome a la producción musical junto a mi amigo Nico Maks, empezando a compartir las primeras canciones sin entender del todo acerca de los pasos, las plataformas, las redes. Luego me fui interiorizando en la producción musical, en sus posibilidades, aprendiendo a componer distinto. Este disco en particular nace de un deseo de armar una obra con más actos, un relato un poco más largo, una investigación más profunda. Cuando leí la frase “inventario de ecos” en una novela muy actual llamada Desierto sonoro, me hizo click y entendí que esa idea era mi hilo para empezar a tirar. Y tuve la suerte de poder trabajar con Ezequiel Tarica y encontrar juntos los lenguajes para construir esta pequeña obra en ocho actos.

—¿De qué van los sonidos y las letras en ­Inventario de ecos?

—Este disco es un inventario: una colección de preguntas y sonidos que fui recolectando. Son composiciones de distintos momentos atravesando un mismo tamiz. Tenía ganas de explorar las posibilidades del formato canción, que es tan amable y tan flexible, ¿no? Y encontré un lugar para armar ciertas conexiones atemporales de las materias primas sonoras de mi archivo personal y sus mutaciones. El denominador común para los ambientes que acompañan las canciones es la captura de sonoridades y expresiones que me hayan emocionado. Unas pisadas de hojas en el Delta, mi amiga Juana inventando frases, mi amigo Kechi enseñándome una canción de cuna yoruba. Mi mamá y mi papá mostrándome que el canto era algo importante. Un udu, un berimbau, un cuento de Cortázar en reversa, una nota del cello de Yo-Yo Ma. Mi copla preferida de Susana Baca. El saxo de Morphine para despertarme. Las letras hablan de cosas universales e íntimas, la vida en la ciudad, el descubrimiento del otro, el canto, la evolución, el ciclo del mar, las pequeñas muertes interiores, los despertares.

-—Lanzaste tres singles antes del disco completo, ¿cuáles son las experiencias que te dan estos ­lanzamientos que van de a uno?

—Fue interesante ir presentando de a una idea a la vez para dedicar escucha atenta a cada una de esas canciones que pintaban escenarios diferentes. Cambié muchas veces de plan en el camino, no tenía pensando el orden en que iban a salir y se fue dando. Aún así la sensación de mostrar la obra completa, el disco, con sus guiños internos, con sus intensidades, para mí es mucho más enriquecedora. Y entiendo que los tiempos de hoy proponen esto de ir de a un tema pero me siento mucho más a gusto presentando este relato completo.

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