entrevista

Rodrigo de la Serna: “El momento actual es muy delicado y muy difícil”

El talentoso intérprete se luce en El rapto, película que pasó por cines, festivales y puede verse ahora en el universo digital.

Rodrigo de la Serna es una estrella. Tras su paso por la exitosa La casa de papel, el mundo lo conoció, pero antes, mucho antes, aprendimos a quererlo con sus roles en Okupas, El puntero e Inseparables, entre otros proyectos. El año pasado estrenó El rapto, de Daniela Goggi, un intenso thriller político que pudo, además, mostrarlo en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, en donde hablamos en exclusiva con él.

La historia sucede en Buenos Aires, en la década de 1980. Julio Levy (De la Serna) y su familia regresan a la Argentina después de un largo exilio con el fin de disfrutar su vida en democracia y colaborar en la empresa familiar. Un hecho altera sus planes. Su hermano (Germán Palacios) es secuestrado, obligando a Julio a ocupar su lugar en el negocio familiar, mientras administra la empresa y lidera una compleja operación para rescatar a su hermano. Julio descubrirá la cara de las fuerzas ocultas que todavía operan detrás de la recién recuperada democracia argentina. El rapto es un thriller político de ficción inspirado en historias reales ocurridas en esa década y en el libro El salto de papá, de Martín Sivak. La película está producida por Paramount Television International Studios, Rei Cine e Infinity Hill. La propuesta está dirigida por la reconocida cineasta Daniela Goggi (Abzurdah, El hilo rojo) y ha sido aclamada por la crítica en festivales internacionales como Venecia, Toronto, Zúrich, Biarritz y Monterrey.

—Has recorrido varios festivales con la película, pero ¿qué sentís de mostrarla en Mar del Plata? ¿Cuáles son tus primeras impresiones?

—Es muy grato estar en el Festival de Mar de Plata, en la ciudad de Mar del Plata siempre gusta estar, y más si hay un festival de cine que celebra lo que vamos a hacer compartir con el público y los colegas en esta fiesta que celebra lo que vamos a hacer es maravilloso. Fue increíble, después hemos recorrido por festivales en todo el mundo, pero estar en casa y sentir el calor de la gente es ma­ravilloso. Yo recomiendo que todo el mundo venga porque la ciudad te abraza y te contiene de una manera muy grata y es un plan ver la ­película.

—¿Pudiste ver algo?

—No, nada, di unas vueltas por ahí, pero es maravilloso el calor de la comunidad y el abrazo que te da una película. Que es tan dura, que es una tragedia nacional, profundamente Argentina y poder compartirla con la gente y que la gente te devuelve ese cariño, ese afecto, esa emoción, es maravilloso.

—El festival tiene un spot que celebra los 40 años de democracia y, cuando pudimos hablar anteriormente sobre la película, vos decías que era importante para las nuevas generaciones, y acá eso la gente lo aplaude...

—Es el diálogo justo que esta película venga también en este momento, en este año, sí. Creo que ¿quién puede tener ganas de volver a un estado de violencia en este país?, yo creo que nadie, todos celebramos el estado de derecho, está bien, las instituciones están un poco en crisis, pero en el mundo, pero nadie quiere volver para atrás, para creer que la violencia sea una herramienta política legítima más fuerte que y que pueda servir para hacer justicia. Digamos eso hasta que no se ponen en el lugar. Me parece, creo que ahí necesitamos todos y todas absolutamente de acuerdo. Queremos seguir en estado de derecho. Queremos seguir vi­viendo democracia.

—Te saco de la película y de esto, ¿cuándo supiste que querías ­dedicarte a la actuación, la música, el arte?

—Y, de alguna manera siempre, mi madre es licenciada en Artes, entonces ese marco siempre estuvo presente en mi vida. Siempre se escuchó buena música en casa, recuerdo los libros de estudio de mi madre desparramados por las mesas de casa. En el comedor y siempre fui un poco payaso y tuve la suerte, en la escuela secundaria en la que fui, que tuve que elegir entre taller de periodismo o técnica de teatro y yo elegí periodismo, como segunda opción puse teatro, y me mandaron a teatro y tuve una epifanía maravillosa con mi profesor, con Alejandro Oliva, mi maestro de teatro, y pude prolongar ese espacio lúdico hasta los 18 que empecé a trabajar profesionalmente. Yo tenía 13 cuando empecé a estudiar, y toda esa tabla, ese potrero me acompañó en mis primeras experiencias profesionales, así que tuve mucha suerte también, mucha suerte.

—¿Cómo vas seleccionando los trabajos y los roles?

—Soy afortunado y siempre tuve trabajo y El rapto es como algo que pocas veces tenemos, la certeza de estar participando un evento artístico de tal calidad, sobre esa época. Pocas veces me sucedió y lo puedo decir después de 30 años, la realidad se pone cada vez más compleja, entonces la aceptación también refleja esa complejidad que uno va recibiendo en lo cotidiano y en la vida, entonces nada me parece que volví como al oficio cinematográfico puro, el relato bien nítido. La película es una obra maestra y me encantaría que mi próxima película sea de tanta calidad, pero es una cuestión de probabilidad, hay que seguir trabajando y el momento actual es muy delicado y muy difícil, no solo local, todos están reacomodando las reglas del juego, están cambiando drásticamente el mercado.

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